Hilary Koprowski, creador de la primera vacuna de la polio
Su idea de recurrir a virus vivos atenuados contribuy¨® a la pr¨¢ctica erradicaci¨®n de la enfermedad
Hacer paralelismos en el caso de una persona con una vida tan dilatada como la de Hilary Koprowski es una tentaci¨®n. Nacido en 1916 en Varsovia, la persecuci¨®n nazi a los jud¨ªos durante la II Guerra Mundial le llev¨® a Estados Unidos, donde falleci¨®, concretamente en Filadelfia, el pasado 11 de abril.
Podr¨ªa decirse que esa emigraci¨®n forzada marc¨® la primera vez que no pudo ser profeta en su tierra. Y algo parecido le sucedi¨® en su patria de adopci¨®n. Koprowski, vir¨®logo e inmun¨®logo, desarroll¨® la primera vacuna efectiva contra la poliomelitis, una enfermedad de devastadoras consecuencias en todo el mundo hasta que hace poco m¨¢s de 40 a?os se extendi¨® la medicaci¨®n preventiva.
Pero el f¨¢rmaco que se utiliza ahora no es el que dise?¨® Koprowski, aunque sigue el mismo principio: utilizar virus debilitados (atenuados) para que sea seguro administr¨¢rselo a personas ¡ªen concreto, a ni?os¡ª de manera que el sistema inmunitario aprenda a reconocerlos y combatirlos pero sin que tengan la capacidad de desencadenar la enfermedad.
En 1948, cuando Koprowski prob¨® por fin su idea, esta tuvo una acogida desigual. Para su pa¨ªs de adopci¨®n, y pese a las pruebas pertinentes, era algo demasiado arriesgado. En cambio, en otros lugares ¡ªsobre todo en ?frica, donde los reparos a la hora de probar un tratamiento tan revolucionario eran menores¡ª result¨® la primera prueba de que la epidemia pod¨ªa combatirse. Fue la segunda vez que Koprowski no fue profeta en su tierra.
La idea del investigador de origen polaco quiz¨¢ hubiera triunfado a la larga si no se hubiera enfrentado con otro genio, su contempor¨¢neo y ¡ªeste s¨ª¡ª genuinamente estadounidense Jonas Salk, quien poco despu¨¦s, a principios de los cincuenta, patent¨® su vacuna contra la polio, pero esta vez basada en virus muertos. Salk se llev¨® la gloria y el reconocimiento de sus compatriotas. Su vacuna era m¨¢s complicada de administrar: hab¨ªa que hacerlo en forma inyectable, mientras que la otra, de un sabor que parec¨ªa el del aceite de h¨ªgado, seg¨²n dijo el propio Koprowski, se pod¨ªa tomar por v¨ªa oral, pero, en cambio, no ten¨ªa el te¨®rico riesgo de inocular virus vivos a los ni?os.
La historia, sin embargo, dio una tercera vuelta. Fue otro jud¨ªo inmigrado a Estados Unidos ¡ªesta vez desde Rusia¡ª, Albert Sabin, quien en los sesenta volvi¨® con la idea de usar virus atenuados. Trabajando en Israel y con ensayos en Rusia, consigui¨® demostrar la eficacia y seguridad del preparado. Hoy en d¨ªa, la imagen de los ni?os de los pa¨ªses pobres tomando un azucarillo impregnado de la vacuna ha conseguido que la polio haya desaparecido del 99% del planeta y sea candidata a convertirse en la segunda enfermedad, tras la viruela, erradicada.?
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