Tepito responde a la Santa Sede
En el altar de culto a La Muerte m¨¢s famoso de M¨¦xico DF le piden a Roma "respeto" a su fe
Con la Muerte hemos topado. El cardenal Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio para la Cultura vaticano, ha tocado en M¨¦xico un nervio delicado de la fe popular contempor¨¢nea. Ayer, en una rueda de prensa en el Distrito Federal, el prelado afirm¨® que el culto a la Santa Muerte, un h¨ªbrido cat¨®lico-pagano que aglutina cada vez a m¨¢s fieles, es una ¡°degeneraci¨®n¡± y una ¡°blasfemia contra la religi¨®n¡±. Sus palabras, como era de esperar, no han sido del gusto de los adoradores de la parca.
En Tepito, un barrio popular y conflictivo del centro de la capital, est¨¢ el altar mayor a La Muerte, el sitio m¨¢s famoso de este culto en todo M¨¦xico. Lo instaur¨® en 2001 una se?ora llamada Enriqueta Romero Romero, a la que conocen como do?a Queta. Es una vivienda modesta que a la entrada, en un soportal, tiene un escaparate donde se exhibe una imagen a tama?o humano de un esqueleto vestido como una Virgen.
Do?a Queta, de alg¨²n modo representante de La Muerte en este mundo, responde con diplomacia a las palabras del cardenal Ravasi: ¡°Esto es solo una cuesti¨®n de fe. Nosotros respetamos a cualquier religi¨®n¡±. Ella profesa un gran amor por la mujer esqueleto, a la que se refiere con distintos apelativos de cari?o y de respeto. La Se?ora. La Ni?a Blanca. La Flaquita. Cada primero de mes, fecha en que se celebra un rosario masivo en su altar, la se?ora Romero le cambia el peinado y el vestido a La Muerte, y le pone dentro del escaparate los regalos que le dan los vecinos para ella. Este jueves por la ma?ana La Muerte iba vestida con una t¨²nica naranja y ten¨ªa una larga melena negra plisada. A sus pies hab¨ªa nueve copas de tequila, su bebida favorita, seg¨²n do?a Queta, cigarrillos consumidos sin que nadie les haya dado una calada ¨Cse entiende que la gente se los deja encendidos a La Muerte para que ella se los fume¨C y, entre muchas otras cosas, cuatro tartas de caramelos M&M¡¯s que la se?ora Romero le regal¨® el 30 de abril con motivo especial por ser el D¨ªa del Ni?o.
Junto a do?a Queta estaba esta ma?ana el antrop¨®logo dan¨¦s Regnar Kristensen, 44 a?os, coautor de La Muerte de tu lado, un libro editado en 2007 que se vende en este c¨¦lebre altar de Tepito. Kristensen, al que la se?ora Romero le llama Panchito, es un hombre rubio y sobrio como suele ser com¨²n entre los n¨®rdicos. ?l ha estudiado el fen¨®meno de la Santa Muerte. Explica que es un movimiento popular que viene de lejos, aunque precisa que no se conoce con certeza a cu¨¢nto tiempo se remonta ni cu¨¢l puede ser su origen cultural ¨Csi bien es com¨²n que se lo relacione con ritos prehisp¨¢nicos¨C. Lo que s¨ª afirma con seguridad es que hasta que do?a Queta mont¨® su altar y convoc¨® al pueblo a adorar en p¨²blico a La Muerte, esta fe se hab¨ªa mantenido en la esfera privada y no hab¨ªa tantos devotos como han ido proliferando desde entonces en el DF y en muchas otras partes de M¨¦xico.
Regnar Kristensen, al que do?a Queta le hace constantes cari?os, como una madre mexicana que hubiese adoptado a un curioso ni?o dan¨¦s, dice que en realidad el culto a la Santa Muerte no supone una ruptura con la tradici¨®n religiosa. ¡°Es muy cat¨®lico. La manera de rezar, de pedir, es catolicismo popular. Lo mismo que se hace con la Virgen de Guadalupe o con San Judas Tadeo¡±. La se?ora Romero, una mujer con car¨¢cter, bromista, solemne cuando su discurso lo requiere, con un personal¨ªsimo mech¨®n blanco que atraviesa como una avenida su cabello te?ido de negro, confirma el juicio de Kristensen y dice que para ella y para todos los devotos de La Muerte no hay contradicci¨®n entre querer a la parca y deberse al Se?or. ¡°Dios es todopoderoso, es Uno, y la muerte es un mandato de Dios. Yo s¨¦ que cuando diosito me necesite, La Flaca me va a llevar¡±.
El cardenal Ravasi, adem¨¢s de tachar de ¡°degenerado¡± a este culto, lo relacion¨® ayer con el mundo del crimen organizado. El antrop¨®logo dan¨¦s considera que el representante del papa Francisco no atina. ¡°No tiene tanto que ver con la delincuencia como con la necesidad de protecci¨®n¡±. Kristensen explica que uno de los lugares donde m¨¢s impulso agarr¨® la fe en la parca fueron los reclusorios de la capital, y que quienes promovieron all¨ª el culto y se convirtieron en sus devotos no fueron grandes mafiosos sino presos comunes, la mayor¨ªa por delitos menores, que acud¨ªan a ella en busca de seguridad en un entorno carcelario hacinado y lleno de riesgos que de alg¨²n modo los superaba. No es ning¨²n secreto que entre los narcos ¨Cy de ah¨ª hacia abajo en la escala de los delincuentes¨C la Santa Muerte se ha vuelto un s¨®lido referente simb¨®lico, pero de acuerdo con la tesis de este antrop¨®logo el n¨²cleo del culto tiene mucho m¨¢s que ver con la necesidad de auxilio de las clases populares que con la supuesta connivencia de la mujer esqueleto con el crimen organizado.
En M¨¦xico DF hay unos 250 altares a la Santa Muerte, seg¨²n los datos de Regnar Kristensen, pero el m¨¢s visitado es este de Tepito. Esta ma?ana se acercaron hasta all¨ª dos amigas de 18 a?os que ven¨ªan de otro barrio de la capital. Karla L¨®pez (¡°con ka de kilo¡±, avisa) y Nayeli Longinos (¡°con ge¡±, dice, ¡°no con jota¡±). A ellas no les parece bien lo que ha dicho el cardenal venido de Roma. La se?orita Longinos cree que La Muerte es aliada de Dios. ¡°Ella es la secretaria de Cristo¡±, dice. Y su amiga Karla L¨®pez cuenta su idea del origen de la Santa Muerte. ¡°Dios la cre¨®. Ella al principio era un ¨¢ngel que ayudaba a Cristo a llevar a las personas al cielo, pero un d¨ªa no quiso obedecerle y llevarle a una persona y Cristo le quit¨® la belleza que ten¨ªa y qued¨® en puro esqueleto¡±, relata la chica delante del escaparate, desde donde La Muerte nos observa tranquila con sus bellos ropajes, su espl¨¦ndida melena y sus cuatro tartas de caramelos M&M¡¯s.
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