Apedrean a varias mujeres que rezaban en el Muro de las Lamentaciones
Un millar de jud¨ªas ultraortodoxas quer¨ªan impedir que oren en el santo lugar Han sido detenidas tres personas por la agresi¨®n
Su voluntad era rezar donde siempre lo hacen, en la zona reservada a mujeres en el muro de las Lamentaciones, empleando elementos lit¨²rgicos que en la tradici¨®n jud¨ªa ortodoxa suelen utilizar s¨®lo los varones. Esta vez lo iban a hacer, por vez primera, con la ley de su parte, despu¨¦s de que hace dos semanas un juzgado de Jerusal¨¦n fallara a su favor y dijera que pod¨ªan rezar en el lugar m¨¢s sagrado del juda¨ªsmo con el atuendo y el rito que desearan, sin tener que ser consideradas provocadoras, libres del temor a estar quebrantando la ley. Era demasiado esperar.
Las sillas volaron. A las 400 Mujeres del Muro, como se conoce a esta agrupaci¨®n, les llovieron piedras, vasos, botellas. ¡°Nazis, volved a Alemania¡±, les gritaron. ¡°Peor que si vinieran aqu¨ª a rezar musulmanes¡±. Los agresores eran j¨®venes ultraortodoxos, con su sempiterno atuendo de gorro y traje negro, iracundos por la mera presencia de mujeres cubiertas con el talit, o manto de oraci¨®n, y tocadas con las filacteria, cajas de cuero con pasajes de la Tor¨¢ que se atan a la cabeza y brazo. Cuando las mujeres comenzaron a cantar, un ensordecedor estruendo inund¨® la plaza del Muro.
Era una marea de pitos, y el rugir de bramidos de ira ultraortodoxa. A esos hombres, la costumbre tradicionalista les impide escuchar a mujeres cantar. Y decidieron acallarlas. La polic¨ªa, que hasta el mes pasado hab¨ªa arrestado a mujeres por rezar de ese modo, estaba en el Muro por primera vez para protegerlas. Cre¨® un per¨ªmetro de seguridad con vallas. Hubo forcejeos. Dos agentes resultaron heridos. Tres personas fueron arrestadas. El Muro, tan sagrado para el juda¨ªsmo, parec¨ªa cualquier cosa menos un lugar de rezo.
¡°?C¨®mo se sentir¨ªan en el Vaticano si all¨ª acudiera un musulm¨¢n a rezar?¡±, preguntaba Aaron Ess, de 20 a?os. Era una comparaci¨®n poco afortunada, pues tanto ¨¦l como las mujeres pertenecen al mismo credo. ¡°De acuerdo, pero esto no es discriminaci¨®n. Les dejamos hacer lo que quieran, pero que lo hagan en su casa, que no lo hagan en p¨²blico, que no vengan a provocar¡±, respondi¨®.
El grupo de Mujeres del Muro lo crearon en 1988 unas creyentes cuya finalidad era tener libertad de rezo en la zona reservada a f¨¦minas en ese lugar sagrado. No ped¨ªan cambios en la distribuci¨®n de la plaza ni mezclarse con los hombres. Desde entonces sufrieron numerosos reveses, los mayores dos sentencias en las que el Tribunal Supremo orden¨® que en el Muro se respetara la tradici¨®n imperante, la que salvaguardan los rabinos ultraortodoxos. En esos veredictos se apoy¨® la polic¨ªa para efectuar numerosos arrestos de mujeres en los meses pasados. Ahora, sin embargo, el ¨²ltimo fallo judicial le da la raz¨®n a estas perseverantes mujeres.
¡°Es muy triste ver esta violencia¡±, explicaba tras el rezo Shira Pruce, una de esas mujeres, con la voz casi perdida. ¡°Los rabinos, todos los rabinos, deber¨ªan ahora denunciar esas agresiones, que son intolerables. Es incre¨ªble que esos grupos ultraortodoxos reaccionen de esa manera cuando ven que el poder se les escapa. Cuando la ley no se pone de su lado, se amotinan, y nos agreden. Pero no abandonaremos, por mucho que ellos quieran¡±.
Al rezo acudieron tambi¨¦n cientos de adolescentes ultraortodoxas, a las que sus rabinos y familiares les hab¨ªan dado permiso para acudir al Muro y rezar, un intento de acallar a las fieles a las que consideran d¨ªscolas. Las j¨®venes acudieron, pero, a diferencia de los varones, mantuvieron la compostura, y se dedicaron a rezar de forma callada, sin m¨¢s estridencias.
¡°?Se creen que esto es un circo? No lo es, es un lugar de rezo¡±, dijo Leia Aharoni, que particip¨® en la organizaci¨®n de la protesta contra las Mujeres del Muro. ¡°Hay muchas formas en las que las mujeres pueden emanciparse, pero no empleando cosas superficiales como el manto de rezo. Este no es un lugar para ello. Hay que respetar las tradiciones¡±.
El a?o pasado, el Gobierno de Israel le encarg¨® a la Agencia Jud¨ªa que buscara un plan para permitir a las mujeres rezar en liberad en el muro sin soliviantar a los tradicionalistas. Esa instituci¨®n propuso recientemente ampliar la zona de rezo y crear una parte nueva en la plaza del Muro fuera de la influencia y control ultraortodoxos.
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