¡°Aprendimos casi todo en Google: de tejer a vender¡±

Sentados en la barra, con sus vaqueros y sus largas melenas, nadie dir¨ªa que Pepita Mar¨ªn y Alberto Bravo son dos empresarios implacables. Pero en pleno erial econ¨®mico, estos madrile?os de tan solo 25 a?os acaban de conseguir 150.000 euros de financiaci¨®n para su marca We are knitters. Entre sus inversores, Francoise Derbaix, gur¨² de Internet y fundador de la web de referencia en el sector tur¨ªstico Top Rural.

El franc¨¦s no es el primero en ver el potencial de su proyecto: una firma de lana que vende online kits de agujas y ovillos (a partir de 33 euros), adem¨¢s de ense?ar los secretos del tricotaje a trav¨¦s de una videoweb y promover una comunidad de tejedores en Facebook, Twitter e Instagram. Gracias a esta idea de negocio, la pareja gan¨® hace tres a?os un premio para j¨®venes emprendedores de la universidad de Icade, donde cursaban un m¨¢ster los fines de semana. De lunes a viernes ambos trabajaban en PricewaterhouseCoopers, la compa?¨ªa de servicios profesionales m¨¢s grande del mundo.

¡°Con el dinero del concurso en la mano, lleg¨® el momento m¨¢s dif¨ªcil: decidir entre apostar por nuestro plan o continuar con un trabajo fijo¡±, explica Mar¨ªn mientras corta virtuosamente una empanadilla. Era 2010. La crisis ya descalabraba Espa?a. Y las familias de estos dos economistas no pod¨ªan creer que fuesen a abandonar sus prometedoras carreras para convertirse ¡°en abuelas tejedoras¡±. Sobre todo, porque nunca antes hab¨ªan cogido una aguja. ¡°Tuvimos que aprender en YouTube¡±.

Mar¨ªn y Bravo dejaron una importante consultora para montar su negocio

¡°En Espa?a no hay cultura de emprendimiento. En Estados Unidos ser¨ªamos unos h¨¦roes, pero aqu¨ª nos ven como a locos o ni?atos caprichosos¡±, apunta Bravo. Ni lo uno ni lo otro. En 2011 obtuvieron el premio Madrid Emprende y consiguieron un pr¨¦stamo de 45.000 euros ¡ª¡°sin avales¡±¡ª de la Empresa Estatal de Innovaci¨®n. Dieron con estas ayudas p¨²blicas navegando. ¡°Casi todo lo que sabemos lo aprendimos de Google: desde hacer un jersey a vender¡±, bromea Mart¨ªn.

En la Red encontraron tambi¨¦n los pilares de su negocio: el Manual del emprendedor, los distribuidores, los clientes y la inspiraci¨®n. ¡°Vemos sin parar v¨ªdeos de otros empresarios, como la gente de Privalia. No solo nos aportan ideas y buenos consejos, sino que nos animan en los momentos de desaliento. Ellos estuvieron donde estamos nosotros y han llegado alto¡±, argumenta Bravo.

De sus masterclass en YouTube han aprendido que la supervivencia pasa por la internacionalizaci¨®n. Mientras reparten el potito, cuentan que acaban de abrir una oficina en Londres, donde ¡°se realizan siete veces m¨¢s compras online que en Espa?a¡± y la filosof¨ªa DIY (hazlo t¨² mismo, en sus siglas inglesas) est¨¢ mucho m¨¢s extendida. Y ya est¨¢n pensando en Alemania. ¡°All¨ª, invertimos un euro en comunicaci¨®n y tenemos un retorno de 10, mientras que en Espa?a es como mucho de cuatro, porque cuando empezamos no hab¨ªa mercado¡±, sentencia Bravo.

A¨²n as¨ª, su jornada laboral de siete d¨ªas ha dado frutos: un ej¨¦rcito de chicos y chicas, muchos de ellos ne¨®fitos, ha sucumbido al punto. ¡°Crea adicci¨®n. Y cuando terminas tu primera bufanda te sientes tan orgulloso que quieres compartirlo en tus redes sociales¡±. Como no podr¨ªa ser de otra forma entre nativos digitales como ellos.