¡°Si mis fotos amargan el desayuno, lo siento¡±
A sus 32 a?os, esta fotoperiodista ha presenciado desde la liberaci¨®n de disidentes a la independencia de Kosovo
Nadie dir¨ªa que esa mujer con cara de ni?a, que maneja con extrema delicadeza una hamburguesa vegetariana, lleva casi 10 a?os haciendo reportajes en pa¨ªses pol¨ªticamente inestables, el ¨²ltimo, Siria. Maysun enga?a. Menuda y de mirada so?adora, esta fotoperiodista zaragozana iba para egipt¨®loga, pero la fotograf¨ªa la eligi¨® a ella. ¡°Quer¨ªa saber m¨¢s sobre mis ra¨ªces palestinas y comenc¨¦ a usar la c¨¢mara para averiguar qui¨¦n era yo sin saber que eso era documentar¡±.
A sus 32 a?os, ha presenciado la liberaci¨®n de la disidente Aung San Suu Kyi en Birmania o la independencia de Kosovo, por ejemplo. En 2012 y principios de 2013 estuvo en Siria, donde vivi¨® en primera l¨ªnea la crudeza de la guerra. Su labor le ha valido reconocimientos y premios como el que la revista PDN le ha concedido, en 2013, por su trabajo Syria, Hell on Earth.
Maysun evita hablar de ella misma. ¡°Solo soy una herramienta que sirve para que t¨² sepas lo que pasa en un lugar al que no puedes ir. Si consigo revolver las tripas a una sola persona, ya me vale¡±, indica. No eligi¨® su profesi¨®n por el dinero: ¡°Si quisiera hacerme rica me hubiera dedicado a la foto publicitaria, por ejemplo, pero me mueven unos valores que no puedo olvidar¡±.
La fot¨®grafa, que particip¨® con una conferencia en el III Festival Internacional de Fotoperiodismo PhotON, en Valencia, denuncia sin descanso la censura que sufren los reporteros gr¨¢ficos en las guerras por enviar im¨¢genes demasiado duras. ¡°El peor d¨ªa de mi vida fue el 4 de octubre de 2012. Estaba trabajando en el hospital de Dar al Shifa, en Alepo, y bombardearon una escuela que daba cobijo a mujeres, ancianos y ni?os. Llegaron v¨ªctimas durante todo el d¨ªa y yo mand¨¦ fotos a mi agencia ¡ªla alemana EPA¡ª. Cogieron casi todas, pero no las m¨¢s fuertes. Ya lo sab¨ªa, pero las env¨ªe igual para que al menos supieran lo que estaba pasando¡±.
¡°La agencia, a veces, me da el toque por enviar im¨¢genes muy duras, pero la guerra es as¨ª, es una mierda, y no es mi deber ser pol¨ªticamente correcta. Querr¨ªa que no ocurriesen las cosas que he visto pero, si suceden, las voy a fotografiar. Lo siento si al lector se le quitan las ganas de desayunar, a m¨ª se me quitan al ver lo que la gente es capaz de hacer. Si mi trabajo incomoda, es que lo he hecho bien¡±.
El trabajo de esta reportera ha sorteado los filtros y se ha visto en portadas de medios internacionales, entre ellos Time Magazine, The New York Times, Der Spiegel o The Guardian gracias a la colaboraci¨®n que mantiene como freelance con EPA (European Press Agency).
Despu¨¦s de Siria, que ha sido su primer conflicto abierto, se tom¨® un descanso para asimilar lo que vivi¨®. ¡°Cuando te enfrentas a situaciones tan extremas te las acabas llevando en la mochila a casa. Primero piensas que no est¨¢s tan mal, pero todo va saliendo y al final tienes que darte tiempo para que toda esa basura se vaya. Lo peor es el sentimiento de tristeza cuando te marchas y sabes que esa gente se va a quedar all¨ª¡±.
En un mes partir¨¢ a El Cairo, donde espera seguir trabajando, aunque no sabe si Espa?a ser¨¢ el destino de sus fotos: ¡°Tenemos una generaci¨®n de mayores que no deja trabajar a los j¨®venes. Se han quedado haciendo una forma de periodismo obsoleto que no se corresponde con lo que pide el mercado¡±, denuncia. ¡°Es hora de hacer un relevo generacional¡±.
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