Los islamistas de Marruecos quieren que se vete la adopci¨®n a extranjeros
M¨¢s de 60 familias espa?olas esperan que les den los ni?os que les asignaron
¡°Para un beb¨¦, los tiempos son muy distintos de los que requieren las negociaciones entre dos gobiernos. Una vez m¨¢s les pedimos que decidan algo pronto. H¨¢ganlo por ellos que fueron abandonados al poco de nacer. Para que no sufran un segundo abandono¡±. M¨¢s de 60 familias espa?olas, la mayor¨ªa catalanas, han enviado una carta dram¨¢tica a los ministros de Justicia espa?ol y marroqu¨ª, Alberto Ruiz-Gallard¨®n y Mustafa Ramid, que se re¨²nen hoy, rog¨¢ndoles que alcancen un acuerdo que desbloquee las adopciones que iniciaron, a veces hace m¨¢s de un a?o, cuando les asignaron legalmente un beb¨¦ abandonado en Marruecos.
Ramid, ministro y dirigente de la formaci¨®n islamista moderada Partido de la Justicia y Desarrollo (PJD), inicia hoy su primera visita oficial a Espa?a que las autoridades espa?olas han convertido en clandestina. ¡°La sensibilidad del tema a tratar incita a Gallard¨®n a querer alejarse de los focos¡±, explica un diplom¨¢tico. El sufrimiento de los padres queda reflejado en su misiva que se a?ade a otras remitidas a los reyes de Espa?a y Marruecos. Cuentan en ella que, ¡°cada d¨ªa que pasa, los peque?os muestran m¨¢s s¨ªntomas de institucionalizaci¨®n: altos niveles de ansiedad, retraso generalizado en el desarrollo, dificultades en el aprendizaje, irritabilidad, llantos incontrolados cada vez que nos separamos de ellos, depresi¨®n¡¡±.
Con todos estos beb¨¦s estas familias espa?olas, a las que se a?aden cerca de 40 europeas y de EE UU, han establecido desde hace m¨¢s de un a?o fuertes v¨ªnculos afectivos. ¡°Los queremos, vivimos para ellos, pero ya no estamos seguros de que podremos criarlos¡±, relataba hace meses en Rabat la barcelonesa Mar.
Poco despu¨¦s de la llegada, en enero, del PJD al Gobierno de Rabat, las kafalas ¡ªmodalidad de adopci¨®n marroqu¨ª equiparable a una tutela dativa¡ª se interrumpieron y, en septiembre, Ramid envi¨® una circular a los fiscales inst¨¢ndoles a oponerse a que se entregaran ni?os a extranjeros y marroqu¨ªes si no resid¨ªan en Marruecos. El ministro alegaba que no se pod¨ªa controlar que los tutores respetasen, una vez fuera del pa¨ªs, los t¨¦rminos de la kafala que les obliga a preservar la identidad del ni?o, es decir, su religi¨®n isl¨¢mica, su nacionalidad y su filiaci¨®n pese a que el nombre y apellidos del cr¨ªo abandonado los elige un funcionario del registro civil.
Gallard¨®n hizo, en febrero, un gesto para resolver el problema proponiendo por carta a Ramid modificar la ley internacional de adopci¨®n, de 2007, para reconocer en ella esta figura isl¨¢mica y constre?ir a los espa?oles que tutelen a ni?os marroqu¨ªes a respetarla. En la pr¨¢ctica no podr¨ªan solicitar ante la justicia la adopci¨®n plena de los ni?os tutelados.
Ese mismo febrero, el PJD concluy¨® la elaboraci¨®n de una nueva ley sobre la kafala que ha introducido en junio en el Parlamento. Endurece a¨²n m¨¢s los requisitos. Estipula que uno de los dos adoptantes debe ser marroqu¨ª y residir al menos cinco a?os en el pa¨ªs antes de ir al extranjero con el ni?o. Descarta as¨ª tambi¨¦n a los inmigrantes marroqu¨ªes.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.