Las bibliotecas no pierden comba social
Nacidas para democratizar la cultura, se vuelcan con el desempleo y los vecinos luchan por ellas
Las bibliotecas no se libran del calvario de la crisis: las 56 del Ministerio de Cultura tienen cero euros para comprar libros con un 60% menos de presupuesto; los horarios de muchas se han acortado, con gran perjuicio en las universitarias; el 40% de las escolares no tienen Internet o han cerrado algunas de pueblos. Pero como leer es un derecho y para muchos la manifestaci¨®n m¨¢s universal de libertad, la ciudadan¨ªa no est¨¢ dispuesta a dejarlas caer. Se han convertido, gracias al voluntariado y la labor de unos bibliotecarios vocacionales, no solo en un centro de lectura, sino un lugar donde buscar trabajo, hacer los deberes con ayuda o aprender ingl¨¦s. All¨ª donde faltan bibliotecas las abren los vecinos o los padres llenan las estanter¨ªas vac¨ªas en la de la escuela de sus hijos de nueva construcci¨®n y sin dotaci¨®n. Mientras que partidos pol¨ªticos y movimientos sociales ¡ªcomo el 15-M¡ª han empezado tambi¨¦n a recolectar libros como una de sus principales actividades.
En Finlandia le prestan la m¨¢quina de coser
El ejemplo de multiusos m¨¢s extremo es el de las bibliotecas finlandesas. All¨ª uno puede digitalizar sus LP y casetes, pedir prestada una m¨¢quina de coser o asistir a actividades al aire libre. Ya en el siglo XIX esta instituci¨®n adopt¨® el lema Por una ciudadan¨ªa civilizada. Finlandia, el s¨¦ptimo pa¨ªs m¨¢s grande de Europa y con apenas 5,3 millones de habitantes, est¨¢ muy concienciado de la necesidad de garantizar las mismas oportunidades de cultivarse cultural y literariamente a la poblaci¨®n rural, y las bibliotecas son su arma.
As¨ª, la biblioteca municipal de Helsinki puso en marcha en las gasolineras el servicio de informaci¨®n por Internet Pregunta lo que quieras. Los vecinos plantean cuestiones y en el plazo de dos semanas reciben la contestaci¨®n de los bibliotecarios en fin¨¦s, sueco o ingl¨¦s, a elegir. O en la de Espoo, al oeste de la capital, un terapeuta atiende a ni?os con problemas de lectura.
Seg¨²n el ¨²ltimo informe de las pruebas de evaluaci¨®n PISA sobre educaci¨®n, Finlandia es el pa¨ªs n¨²mero uno en Europa y el ¨¦xito se debe, entre otros motivos, a que encajan tres estructuras: la familia, la escuela y los recursos socioculturales. De estas familias, el 80% va a las bibliotecas los fines de semana.
¡°En los ¨²ltimos a?os, las Administraciones auton¨®micas en Espa?a han hecho un gran esfuerzo por dotar las bibliotecas y promocionar la lectura. Sin embargo, no se han preocupado por las escolares. Estamos a la cola de Europa cuando la pasi¨®n por leer prende en la infancia. Es m¨¢s complicado luego¡±, afirma Javier Cort¨¦s, presidente de la Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a. ¡°El gasto de las Administraciones es nulo. Y no depende del color. Lo mismo en Madrid que en Andaluc¨ªa. Por eso las editoriales miran hacia Am¨¦rica Latina¡±.
Maestros y Alumnos Solidarios (Grupo 2013) sorprende a sus propios gestores. Naci¨® para proporcionar becas escolares en pa¨ªses en v¨ªas de desarrollo. Pasaron a levantar all¨ª bibliotecas y hoy centran parte de sus esfuerzos en Madrid. Unos 60 docentes imparten clases a 400 ni?os desfavorecidos de cuatro colegios y dos institutos de la capital. Catalina Benavides es la coordinadora de su ¨²ltimo proyecto, la librer¨ªa Libros Libres, que arranca tanto entusiasmo que ya tiene hermanas peque?as dentro de dos librer¨ªas de C¨®rdoba y Linares (Ja¨¦n) pese a haberse inaugurado apenas el pasado septiembre. Cualquiera puede llevarse y regalar libros. Cuentan con 1.400 socios que abonan 12 euros anuales para sostenerlo. ¡°Ven¨ªan con maletas para llenarlas de libros y venderlos. No lo juzgo. La gente lo est¨¢ pasando muy mal. Ahora dejamos llevar lo que les quepa en los brazos¡±.
El trasiego de libros es tal que no se catalogan. Administrar ese ingente volumen es un delirio. Infantiles en ingl¨¦s para Nepal, juveniles para un instituto en M¨¦ntrida (Toledo), una biblioteca para una residencia de ancianos en Ciudad Real¡ Ciudadanos de un pu?ado de localidades han mostrado su inter¨¦s en montar nuevas librer¨ªas gratuitas. Un proyecto parecido se ha gestado en M¨¢laga.
¡°La biblioteca tiene que estar activa. No puede servir solo para estudiar. Tiene que transformarse constantemente, no perder la comba social¡±. Sobre esta idea gira todo el proyecto bibliotecario de Carlos Garc¨ªa-Romeral, hasta hace unas semanas al frente de las bibliotecas p¨²blicas de la Comunidad de Madrid y ahora con un proyecto m¨¢s peque?o pero igual de ilusionante en sus manos: la biblioteca del obrero y combativo distrito de Vallecas.
Estos centros p¨²blicos se han convertido en un lugar de b¨²squeda de empleo y de incentivo del emprendimiento. ¡°No hay que olvidar que nacieron con la sociedad industrializada para equilibrar las diferencias entre clases sociales y hoy para romper la brecha digital¡±, razona Garc¨ªa-Romeral. Hay que ir mutando. En 2005 en Madrid empezaron a impartir clases de espa?ol y de lectura f¨¢cil y hoy se familiariza a los usuarios con las nuevas tecnolog¨ªas. Muchos no disponen de ordenador o Internet y all¨ª renuevan la prestaci¨®n del desempleo de forma telem¨¢tica, aprenden a hacer su curr¨ªculum o a manejarse en ingl¨¦s.
¡°En realidad siempre nos hemos preocupado por el empleo. Colg¨¢bamos en el corcho los boletines con las convocatorias de becas, oposiciones... Y luego se empez¨® a completar con informaci¨®n de talleres...¡±, recuerda Garc¨ªa-Romeral. ¡°Ahora estamos en la sociedad de las nuevas tecnolog¨ªas y hay que hacer algo nuevo¡±.
¡°No hay ninguna instituci¨®n que te d¨¦ el calor y la proximidad de una biblioteca. No s¨¦ c¨®mo ser¨¢ el futuro. La gente se descargar¨¢ desde casa los libros, pero seguir¨¢ habiendo una necesidad de encontrarse, de escuchar historias, y las bibliotecas son el escenario ideal¡±, piensa optimista Blanca Calvo, directora de la Biblioteca P¨²blica de Guadalajara. ¡°De encontrarse en los estantes de astronom¨ªa y ponerse a charlar surgi¨® una asociaci¨®n, y lo mismo ocurri¨® con los c¨®mics. O un se?or de un club de lectura muri¨® de c¨¢ncer y sus compa?eros no le dejaron solo en sus ¨²ltimos d¨ªas¡±.
El cobijo de un pap¨¢ Estado lastrado por la crisis es cada vez menor y son muchos los vecinos convencidos de que ¡°no queda otra¡± que la autogesti¨®n. Durante a?os, las Administraciones invirtieron en equipamientos sociales que ahora a duras penas pueden mantener y proponer un proyecto nuevo da casi risa. Por eso cada vez m¨¢s ciudadanos se involucran de forma voluntaria en tareas que hasta ahora cubr¨ªan los servicios p¨²blicos.
La Federaci¨®n de Gremios de Editores de Espa?a calcula que el 30,1% de la poblaci¨®n ha acudido en 2012 a estos servicios de biblioteca, dos puntos porcentuales m¨¢s que en 2011. El 87,9% de los entrevistados que acudieron a una biblioteca lo hicieron a una p¨²blica, el 16,1% a una universitaria, y solo el 3,7% a una escolar.
Los recortes preocupan a sus profesionales. Mar¨ªa Teresa Sans, bibliotecaria en un pueblo de Castilla-La Mancha, alertaba en una carta en EL PA?S: ¡°Resulta demoledoramente triste comprobar c¨®mo el trabajo y la ilusi¨®n de tantas personas pueden desmoronarse despu¨¦s de m¨¢s de 20 a?os en los que se ha ido creando, en esta comunidad eminentemente rural, una red de bibliotecas profesionalizada frente a bajos ¨ªndices de lectura, envejecimiento poblacional, dispersi¨®n geogr¨¢fica o desidia cultural¡±.
Luis Cotarelo no entiende c¨®mo act¨²a de portavoz de la biblioteca Las Palomas, ocupada por los vecinos del barrio del Zaid¨ªn (Granada) porque la mayor¨ªa son mujeres. ¡°Abuelas que lucharon con ¨¦xito porque la reabrieran dos veces hace 30 a?os, sus hijas que disfrutaron de la biblioteca y sus nietas¡±, cuenta. En la primavera de 2011, el Ayuntamiento decidi¨® cerrarla argumentando que el barrio ten¨ªa una nueva biblioteca. ¡°Es verdad, con los fondos de ZP y para universitarios, pero la nuestra est¨¢ en un sitio deprimido y las se?oras mayores y los chicos sin recursos, que consideran suya Las Palomas, no se van a desplazar tres kil¨®metros para ir a la otra. Por eso cundi¨® tanta indignaci¨®n y nos movilizamos¡±. Sin aviso se clausur¨® y el recuerdo es ¡°traum¨¢tico¡± por la actuaci¨®n de los antidisturbios locales cuando una sentada de vecinos intento impedir que se llevaran los libros a un almac¨¦n. ¡°El dinero que se ahorren lo pueden invertir en la restauraci¨®n de ese monumento a la Falange que no les da la gana retirar, quiz¨¢s por sus valores est¨¦ticos¡±, se indign¨® Antonio Mu?oz Molina en su blog.
Protestaron durante 15 meses y su reuni¨®n con el Ayuntamiento fracas¨®, as¨ª que se convirtieron en okupas en diciembre tras recoger 10.000 libros. El consistorio va a devolver a la Junta de Andaluc¨ªa el edificio y en ello se escuda para no dar su versi¨®n. El Gobierno aut¨®n¨®mico, que reconoce la necesidad de dos bibliotecas en el Zaid¨ªn, con 44.000 vecinos, dice: ¡°No tenemos ning¨²n inter¨¦s en que se devuelva un edificio vac¨ªo. Hoy sigue siendo necesario¡±. Y baraja ¡°la posibilidad de contar con la colaboraci¨®n de otras entidades e instituciones dispuestas a apoyar esta iniciativa ciudadana¡±.
Las Palomas funciona gracias al tes¨®n de 50 voluntarios fijos y un centenar eventual. ¡°Pero no queremos resolver la papeleta a nadie. Queremos que se haga cargo la Administraci¨®n¡±, advierte Cotarelo. Este reemplazo de los funcionarios por voluntarios preocupa mucho a Clavo que se felicita de que ¡°en Guadalajara han entendido que la biblioteca est¨¢ para las vacas gordas y para las flacas¡±. Este a?o no cuentan con presupuesto para libros ¡ªen 2007 dispon¨ªan de 150.000 euros¡ª y son los propios vecinos los que est¨¢n sufragando la compra de nuevos fondos. Los mismos que gestionan un taller de deberes para 120 ni?os, act¨²an de cuentacuentos o montan un curso de cine para 100 personas.
¡°No hay ninguna instituci¨®n que te d¨¦ tanto calor¡±, dice una directora
El proyecto de las naves de Can Batll¨® lleva fragu¨¢ndose a fuego lento desde hace 30 a?os en La Bordeta, un barrio barcelon¨¦s de industrias textiles en reconversi¨®n. La Biblioteca Popular Josep Pons, gestionada por sus reivindicativos vecinos, se inaugur¨® en septiembre con 12.000 libros, un bar y un peque?o auditorio. ¡°Muchas son donaciones particulares, pero tambi¨¦n heredamos de un se?or sus 1.000 vol¨²menes y de una parroquia 2.000¡±, cuentan al un¨ªsono Josep Rius y Anna Barn¨¦s, dos de los 30 voluntarios que se turnan para gestionar el centro. El Ayuntamiento de Barcelona paga la luz y el agua. ¡°Nos organizamos para la limpieza, la catalogaci¨®n, la recepci¨®n, los pr¨¦stamos¡ Somos libres. Cuando el Estado y los bancos te dan de lado, no queda otra que tomar las riendas¡±. La Josep Pons se ha convertido a trav¨¦s de la Red en un referente para otras bibliotecas sociales m¨¢s peque?as de Barcelona. ¡°Muchos ateneos literarios tienen tradicionalmente sus peque?as bibliotecas, pues entienden que la lucha no tiene que ser solo cultural, tambi¨¦n social¡±.
Can Batll¨® funciona de forma aut¨®noma, pero en diez de las bibliotecas p¨²blicas de Barcelona ¡ªdos m¨¢s que hace un a?o¡ª los usuarios aprenden a elaborar su curr¨ªculum vitae, a enfrentarse a una entrevista, a manejar el rat¨®n o a tratar im¨¢genes digitales. ¡°Es m¨¢s f¨¢cil ir a una biblioteca a buscar trabajo que a una oficina de empleo porque no est¨¢ estigmatizado. Pero no somos una oficina de empleo, ni somos consejeros laborales, somos proveedores de informaci¨®n y de recursos ¨²tiles para la b¨²squeda. Tener buena informaci¨®n es crucial para tomar decisiones sobre tu vida¡±, expuso hace poco en este diario el estadounidense Kerwin Pilgrim.
Este bibliotecario estableci¨® en la Biblioteca P¨²blica de Brooklyn (Nueva York) un programa para atraer a j¨®venes, durante el ocioso verano, a la biblioteca con el anzuelo de las nuevas tecnolog¨ªas. Visto el ¨¦xito, Pilgrim ha puesto en marcha un programa PowerUp! del que se han beneficiado 3.000 personas. Los usuarios son puestos en contacto con los servicios de empleo, asisten a charlas y reciben formaci¨®n. M¨¢s de una treintena de empresas se ha formado tras estos encuentros. ?l apuesta por el trato personalizado y est¨¢ convencido de que las bibliotecas ¡°ayudan a construir personas¡±.
Se visitan m¨¢s que nunca y los usuarios las valoran con un notable
Hace tres a?os los 12.000 vecinos de Playa Blanca, una pedan¨ªa de Yaiza (Lanzarote) que no para de crecer, fueron invitados a explicar en un foro de Internet qu¨¦ echaban de menos. Y muchos subrayaron lo mismo: una biblioteca. ¡°Siempre las he visitado. Incluso en vacaciones. All¨ª me le¨ªa los tintines o los ast¨¦rix y me gustar¨ªa que mi hija tenga d¨®nde reunirse con sus amigos. Que no todo sea la playa o un bar¡±, razona Javier Ca¨ªdas, un asturiano que reside en la isla desde hace 17 a?os. As¨ª que, junto a cuatro vecinos, se propuso almacenar libros, el primer paso para que su anhelo tomase forma. Marcaron varios puntos de recogida de ejemplares por toda la isla, organizaron cinco festivales, promocionaron su proyecto donde les dejaron hablar y, oh sorpresa, coincidiendo con las elecciones todos los partidos de Yaiza decidieron llevar la biblioteca en su programa electoral.
El empe?o de estos vecinos no ha sido en balde y 750 socios disfrutan hoy de los 4.500 vol¨²menes de la biblioteca Playa Blanca, instalada en un antiguo colegio. Ya ha cumplido su primer a?o abierta y lo han celebrado con un concurso literario. ¡°Hemos empezado a regalar a otros centros porque no tenemos librer¨ªas suficientes para tanto libro¡±, cuenta Ca¨ªdas. Algunos llegaron de la pen¨ªnsula, de editoriales o incluso de escritores solidarios como Arturo P¨¦rez-Reverte y Alberto V¨¢zquez- Figueroa. ¡°Somos un equipo de gobierno nuevo y siempre tuvimos claro que era una necesidad para los vecinos. Hay todo lo necesario y, aunque nos gustar¨ªa m¨¢s, hay que adaptarse a estos tiempos¡±, explica el concejal Francisco Guzm¨¢n.
Mientras los vecinos de Salamanca no se han resignado tras el cierre hace un a?o de la biblioteca de Caja Duero. Por eso se acaba de firmar un acuerdo para que esos fondos bibliogr¨¢ficos pasen a ocupar las estanter¨ªas de una sala del colegio Giner de los R¨ªos. De la gesti¨®n se encargar¨¢n los ciudadanos.
Oasis en medio de un panorama desolador, cuando las bibliotecas se necesitan y se visitan m¨¢s que nunca.
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