Australia cuestiona ante la justicia de la ONU que Jap¨®n cace ballenas
Australia pide a la justicia internacional que proh¨ªba a Jap¨®n el comercio de cet¨¢ceos Tokio asegura que su actividad en el oc¨¦ano es cient¨ªfica
Australia y Jap¨®n, dos pa¨ªses con estrechos lazos comerciales, se enfrentan desde el martes ante el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU (TIJ) por culpa de la pesca de ballenas en la Ant¨¢rtida. Canberra, que demand¨® en 2010 a Tokio por encubrir con argumentos cient¨ªficos la venta de carne de cet¨¢ceo, pide ahora a los jueces que acaben con dicha pr¨¢ctica. Tokio, de su lado, asegura que sus incursiones en aguas oce¨¢nicas del Polo Sur -saldadas con un millar de capturas anuales- responden a fines cient¨ªficos. Son, por tanto, legales en virtud del art¨ªculo VIII de la Convenci¨®n Internacional de 1946 que regula la caza y comercio de cet¨¢ceos para la investigaci¨®n. El consumo posterior responde, seg¨²n asegura, al aprovechamiento de los subproductos balleneros exigido por la Convenci¨®n.
¡°Diferimos en un solo extremo, la caza de ballenas, para la que pedimos una definici¨®n exacta de lo que constituye un inter¨¦s cient¨ªfico. Jap¨®n ejerce una actividad comercial enmascarada, pero atesoramos nuestra buena sinton¨ªa y esta es la mejor manera de resolver diferencias entre dos pa¨ªses amigos¡±, asegur¨® la delegaci¨®n australiana durante la apertura de la vista oral del caso. A continuaci¨®n, sus asesores legales, Bill Campbell y Justin Gleeson, se?alaron que ¡°no es preciso matar ballenas para estudiarlas; hay programas estad¨ªsticos y otros m¨¦todos no letales para ello¡±, dijo Campbell. ¡°Incluso una caza peri¨®dica deber¨ªa ser evaluada para evitar que repercuta en la poblaci¨®n de cet¨¢ceos¡±. Es decir, Jap¨®n no busca un equilibrio entre comercio y conservaci¨®n.
Australia y Jap¨®n pertenecen a la Comisi¨®n Ballenera Internacional (CBI), surgida de la Convenci¨®n Internacional misma. De la regulaci¨®n inicial de la caza y el comercio de hace seis d¨¦cadas, se pas¨® a la conservaci¨®n, animada por la presi¨®n popular. En 1972, la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano aprob¨® en Estocolmo una propuesta de aplazar durante una d¨¦cada las capturas comerciales. As¨ª podr¨ªa recuperarse la poblaci¨®n de cet¨¢ceos amenazados de extinci¨®n. Aunque la moratoria entr¨® en vigor en la temporada 1985-86, seg¨²n datos de la Comisi¨®n, unos 1.600 ejemplares son cazados al a?o. En conjunto, m¨¢s de 33.000 cet¨¢ceos han perecido en el mundo desde entonces a manos de los arpones balleneros. S¨ª se permite la caza de subsistencia por parte de grupos abor¨ªgenes.
Entre 2008 y 2009, Jap¨®n captur¨® 1.004 piezas (en particular rorcuales aliblancos), 681 en aguas de la Ant¨¢rtida. El bloqueo de sus barcos balleneros en alta mar por parte de organizaciones conservacionistas como Sea Shepherd, ha contribuido a que la temporada de caza se acorte. Si bien la carne contin¨²a en los men¨²s nipones, la demanda ha ca¨ªdo en picado: en 1962 hab¨ªa 230.000 toneladas almacenadas; en 2009 eran 4.200 toneladas. Noruega e Islandia, que no participan en este diferendo, tambi¨¦n promueven la caza controlada para usos comerciales.
La fase oral del caso, a la que se sumar¨¢ Nueva Zelanda a favor de la tesis australiana, concluir¨¢ el pr¨®ximo 16 de julio. La decisi¨®n del TIJ puede tardar meses en tomarse, pero es vinculante y se espera que contribuya a sentar las bases jur¨ªdicas para regular de una vez la caza mundial de ballenas.
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