¡®The New Yorker¡¯ dedica su portada a la causa gay, con Epi y Blas como icono

El semanario The New Yorker ha celebrado la hist¨®rica decisi¨®n del Tribunal Supremo de EE UU a favor de los derechos de los matrimonios homosexuales con una imagen de los personajes de Barrio S¨¦samo, Epi y Blas?(Beto y Enrique en Am¨¦rica Latina), abrazados frente a una pantalla de televisi¨®n con los nueve jueces del alto tribunal. La portada que sugiere que la pareja de marionetas es gay ha generado una marea de comentarios a favor y en contra de la elecci¨®n de la revista.

La portada ha sido dise?ada por Jack Hunter, quien public¨® el dibujo en Tumblr, antes de que The New Yorker la utilizara para el n¨²mero de esta semana, bajo el t¨ªtulo: Un momento de felicidad. ¡°Es muy emocionante constatar c¨®mo la actitud hacia los derechos de los homosexuales han evolucionado a lo largo de mi vida¡±, coment¨® el artista a la revista. ¡°Es genial para nuestros hijos, un momento que debemos de celebrar¡±, recalc¨® en alusi¨®n a la sentencia del Supremo del pasado mi¨¦rcoles que declar¨® esta semana inconstitucional la parte de la Ley de Defensa del Matrimonio (DOMA) que defin¨ªa el matrimonio como una uni¨®n s¨®lo entre un hombre y una mujer, impidiendo a las parejas casadas homosexuales recibir los mismos beneficios federales que las heterosexuales.

La ilustraci¨®n juega con la idea instalada en el imaginario colectivo de que Epi y Blas son algo m¨¢s que amigos, Esa noci¨®n era tan generalizada que, en 2011, se lanz¨® en Facebook una campa?a impulsada por Change.org, para presionar a los productores de Barrio S¨¦samo para que permitieran casarse a la pareja. El programa, inmediatamente, emiti¨® un comunicado insistiendo en que Epi y Blas solo eran buenos amigos. ¡°Aunque se identifiquen con personajes masculinos, se trata de marionetas y como tales no tienen ninguna orientaci¨®n sexual¡±.

The New Yorker se caracteriza por recoger en sus incisivas portadas los asuntos de m¨¢xima actualidad. La semana pasada ilustr¨® la controversia por los programas de vigilancia del Gobierno de EE UU filtrados por un analista de la CIA con un dibujo que mostraba al T¨ªo Sam espiando a trav¨¦s de una ventana a una mujer mientras chateaba desde su m¨®vil y su port¨¢til. La elecci¨®n de los personajes de Barrio S¨¦samo no ha pasado desapercibida.

En Twitter muchos han ensalzado la perspicacia de la revista. M¨ªa Farrow, por ejemplo, consideraba que era ¡°una de las mejores portadas del New Yorker¡±. Sin embargo, otros han censurado a la publicaci¨®n por falta de sutileza sosteniendo que, al elegir a dos personajes infantiles con una sexualidad cuestionada, en lugar de centrar la atenci¨®n sobre la importante decisi¨®n del Supremo, se desv¨ªa hacia una pol¨¦mica insustancial. Otros, cuestionan la elecci¨®n alegando que Epi y Blas ¡°no han hecho nada por la defensa de los derechos homosexuales¡± y que The New Yorker deber¨ªa haber elegido a verdaderos iconos del movimiento gay.