¡°Violeta Parra fue malherida por el amor¡±
El hijo de la folclorista chilena se exili¨® en Par¨ªs tras la dictadura militar
Fue en febrero de 1967 y ten¨ªa 23 a?os, cuando su madre se quit¨® la vida, peg¨¢ndose un tiro en la cabeza en su carpa de La Reina. Hoy tiene 70 y ?ngel Parra proclama su ¡°respeto total¡± por la tr¨¢gica decisi¨®n de la folclorista chilena que rebusc¨® en la identidad de su pueblo, en la pobreza de sus gentes, para cantar a la vida y al amor. Tambi¨¦n a la muerte. ¡°Ella siempre sab¨ªa lo que hac¨ªa. Desde chico lo supe¡±, defiende su hijo sobre ¡°La Violeta¡±, esa mujer insatisfecha, con un ritmo de actividad endemoniado, de la que este viernes se estrena un retrato en forma de pel¨ªcula, Violeta se fue a los cielos, basado en el libro del mismo t¨ªtulo escrito por ?ngel Parra en 2006 y dirigido por Andr¨¦s Wood.
Ha llegado de blanco inmaculado y, mientras mordisquea la galletita que le han puesto con el caf¨¦, este m¨²sico, obligado a exiliarse en Par¨ªs por la dictadura de Pinochet tras un a?o prisionero, confiesa que se ha levantado feliz por el aplastante triunfo electoral, la noche anterior, de la expresidenta socialista Michelle Bachelet en las primarias presidenciales. Es de esos militantes que no deja lugar a dudas sobre sus motivos para seguir haciendo y defendiendo la pol¨ªtica. ¡°Despu¨¦s de 18 a?os de dictadura militar es necesario seguir cont¨¢ndole al mundo, haciendo memoria, buscando a los culpables. Ya llegar¨¢ el momento de la justicia de los pobres que era lo que mi madre ped¨ªa, esos pobres a los que siempre les toca la peor parte del d¨ªa¡±, proclama euf¨®rico Parra. Ha pronunciado las palabras ¡°mi madre¡±, cuando hace unos instantes se ha referido a ella como ¡°La Violeta¡±. ¡°Antes le dec¨ªamos La Violeta. Ahora prefiero mi madre. Ser¨¢ porque uno se va poniendo sentimental con el tiempo¡±.
Casa de Am¨¦rica. Madrid
? Dos caf¨¦s.
Cortes¨ªa de la organizaci¨®n.
Fue hace unos cuantos veranos en Formentera, isla que ?ngel Parra visita desde hace 30 a?os, cuando empez¨® a poner en palabras los recuerdos que guardaba en el alma. Le vino todo de repente, su madre, que se pon¨ªa a componer a las cinco de la ma?ana desvelando a toda la familia ¡ª¡°por suerte no tocaba guitarra el¨¦ctrica¡±¡ª, su padre, comunista y dirigente de los ferrocarriles. Se pas¨® seis meses trabajando, rebuscando en su memoria pero sin destino, como una terapia personal. ¡°No me crean del todo¡±, advierte a los lectores, ¡°pero d¨¦jense llevar por estos recuerdos infantiles, algunos seguro err¨®neos, porque esos cuentos son la mejor ventana para la ficci¨®n¡±.
Y una vez el libro publicado y la pel¨ªcula lista, ?ngel tiene la sensaci¨®n de haber cumplido con un deber: el de poner a Violeta Parra en el lugar que se merece, para que los j¨®venes que cantan sus canciones sepan por qu¨¦ y c¨®mo las escribi¨®. ¡°Esas figuras luchadoras como Violeta¡± ¡ªahora le ha salido el nombre propio¡ª ¡°son muy necesarias, porque cuando tienes un h¨¦roe como Messi que confiesa no haber le¨ªdo nada m¨¢s que un libro en su vida, la biograf¨ªa de Maradona, o un tipo bello e inteligente como Miguel Bos¨¦, que dice que no quiere saber nada de la pol¨ªtica o los pol¨ªticos, es que estamos mal, muy mal¡±.
Violeta Parra sufri¨® de amores. Su hijo lo sabe. ¡°Fue una excelente amante, igual que una buena cocinera, pero fue una mujer malherida por amor. El proceso de seducci¨®n con sus amantes era delicioso, como la danza que hacen los pavos reales cuando se est¨¢n enamorando. Tuvo tres o cuatro grandes amores, adem¨¢s de algunos colibr¨ªs, de esos que pasan, se detienen y se van. A cada uno de ellos les dej¨® una canci¨®n¡±.
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