Cualificaci¨®n e independencia

Producir ciencia y aplicarla no es tarea f¨¢cil. Se requieren notables dosis de profesionalidad, capacidad para hacerse preguntas relevantes, formaci¨®n t¨¦cnica y dotes anal¨ªticas para ofrecer respuestas contrastables, tanto en las primeras fases de la actividad cient¨ªfica, cuando se presentan proyectos para su financiaci¨®n en procesos competitivos, como cuando se da cuenta de los resultados por medio de la publicaci¨®n en revistas especializadas.

La din¨¢mica tradicional consiste en la formulaci¨®n de preguntas, emanadas de hip¨®tesis, teor¨ªas, o ac¨²mulo de datos, que suscitan interrogantes y reclaman explicaciones. La respuesta se da mediante la experimentaci¨®n con dise?os adecuados y la utilizaci¨®n de las mejores metodolog¨ªas existentes. Ciencia y t¨¦cnica deben armonizarse y combinarse, obteniendo los resultados m¨¢s coherentes y demostrativos posibles para ser diseminados entre la comunidad cient¨ªfica internacional, quien los juzga de acuerdo con un sistema de evaluaci¨®n basado en la autonom¨ªa y el escepticismo. Tales se ponen en pr¨¢ctica sometiendo los proyectos y art¨ªculos al juicio de expertos de la m¨¢xima cualificaci¨®n, independencia, generosidad y sin conflictos de intereses posibles. Es lo que se llama peer review system o evaluaci¨®n por pares.

Esa responsabilidad y compromiso recae en los coordinadores de grandes ¨¢reas cient¨ªfico-t¨¦cnicas de las agencias financiadoras de proyectos y en los editores de las revistas. Como los productos de la actividad cient¨ªfica nunca son incuestionables, siempre hay varios evaluadores y son los coordinadores y los editores quienes zanjan las diferencias. Las verdades cient¨ªficas no son dogmas sino verdades revisables a trav¨¦s de una constante contrastaci¨®n y por ello he acu?ado el t¨¦rmino de verdades evolutivas.

El avance cient¨ªfico se logra por consenso, para el que son necesarios muchos y diversos procesos de gobernanza. Entre los elementos de la negociaci¨®n se dan las controversias, que son mucho m¨¢s frecuentes en el desarrollo cient¨ªfico que en el avance t¨¦cnico; un dato que debiera ser conocido por la ciudadan¨ªa. La pr¨¢ctica cient¨ªfica no es en absoluto ajena al contexto pol¨ªtico-social, cuyo valor fundamental suele ser el ¨¦xito econ¨®mico y la m¨¢xima repercusi¨®n medi¨¢tica. Eso ha determinado que en un sistema con tanta autonom¨ªa, pero a la vez tan exigente en resultados en plazos cada vez m¨¢s acotados, y cada d¨ªa m¨¢s comercializado, se produzcan fraudes, plagios, estudios repetidos, alzamiento de barreras ante el progreso del conocimiento cient¨ªfico y una honda preocupaci¨®n sobre la eventual explosi¨®n del sistema ante la evidencia de que cada vez presenta mayores similitudes con el sistema financiero.

Lo interesante y esperanzador es que la propia comunidad procura reaccionar con presteza ante estas malas pr¨¢cticas manteniendo una ¨¦tica consecuencialista propia, basada en la responsabilidad, el compromiso, la persecuci¨®n de conflictos de intereses y el altruismo. Desde esta perspectiva, un an¨¢lisis cr¨ªtico sobre las pol¨ªticas econ¨®micas al uso no pasar¨ªa la criba de una evaluaci¨®n como la descrita, porque tales no se basan en verdades contrastadas, y sus resultados, adem¨¢s de harto discutibles, est¨¢n trufados de conflictos de intereses.

Emilio Mu?oz, fue presidente del CSIC y es experto en filosof¨ªa de la pol¨ªtica cient¨ªfica y en biolog¨ªa celular y molecular.