Sorkin no se retracta en la segunda temporada de ¡®The Newsroom¡¯
El guionista responde a los cr¨ªticos: ¡°Espero que echen un vistazo y se lo piensen¡±
Aaron Sorkin es conocido como el cerebro de Hollywood, la mente detr¨¢s de producciones como Algunos hombres buenos, La red social y, sobre todo, como la cabeza pensante que dio forma a esa utop¨ªa pol¨ªtica que fue El ala oeste de la Casa Blanca. A sus 52 a?os, uno de los mejores guionistas de Hollywood prefiere compararse al m¨ªtico Don Quijote. Y el parecido es razonable ya que, al igual que el ingenioso hidalgo, le dan igual las embestidas o los sinsabores: Sorkin tambi¨¦n regresa por m¨¢s. Y varapalos no le faltan. Porque The Newsroom, la serie que el lunes 15 comenz¨® su segunda temporada en Canal + 2, se gan¨® al p¨²blico, con una media de 7,1 millones de espectadores en EE UU. Pero fracas¨® con la cr¨ªtica, recibiendo algunas de las peores reacciones de su carrera por esta ¡°ficci¨®n hist¨®rica¡± narrada desde el seno de una redacci¨®n period¨ªstica. Sus cr¨ªticos lo llaman despectivamente ¡°fantas¨ªa liberal¡±. A Sorkin, en lugar de ofenderle, le gusta el t¨¦rmino. ¡°Entiendo las cr¨ªticas y las respeto. S¨®lo espero que echen un vistazo a esta nueva temporada y se lo piensen. Pero no porque haya cambiado nada, porque ser¨ªa un error como escritor hacer algo solo por complacer a los cr¨ªticos¡±, reconoci¨® a este peri¨®dico.
Por eso Sorkin prefiri¨® mostrar sus cartas y abrir las puertas del estudio a EL PA?S en el ¨²ltimo d¨ªa de rodaje de la segunda temporada. Poner las cartas sobre la mesa, pero cuando la suerte ya est¨¢ echada. Un decorado que, situado en los estudios Sunset Gower, en el coraz¨®n de Hollywood, es totalmente real y donde todo funciona. No hay cart¨®n piedra: es equiparable a las redacciones de la CNN, MSNBC o Bloomberg, esas que visitaron para ¡°robar lo mejor de cada una¡± y construir as¨ª (por 1,5 millones de euros) la sede de ACN, el canal de noticias que es el centro de la serie.
El canal es ficticio pero las noticias no lo son, y en esta temporada cubren un periodo cercano, de agosto de 2011, dos semanas despu¨¦s de donde concluy¨® la historia de la primera temporada, hasta las ¨²ltimas elecciones presidenciales estadounidenses, las del pasado noviembre, noche en la que transcurre el ¨²ltimo episodio (desgranado en dos partes). ¡°Sigue siendo un drama que tiene lugar en horas de oficina, como cuando ves una serie de hospitales, de abogados o de polic¨ªas. Solo que en nuestro caso son periodistas¡±, le quita hierro al tono pol¨ªtico de un episodio criticado entre los republicanos por liberal y entre los liberales por ut¨®pico y mo?a.
¡°Mis personajes tratan historias que el p¨²blico conoce, pero no ellos¡±
¡°No se puede satisfacer a todos¡±, dice Sorkin mientras mantiene el entusiasmo, el mismo que le llev¨® a fracturarse la nariz mientras escenificaba uno de sus personajes. Como recuerda, se trata de un ¡°drama hist¨®rico¡± donde lo narrado es tan reciente que cualquiera puede recordarlo. ¡°Y ese es el mejor de los elementos, que se siente aut¨¦ntico. Mis personajes no viven en una realidad paralela sino en esta. Y tratan noticias que el p¨²blico conoce. Pero no ellos. Como dir¨ªa Hitchcock, ese el mejor ingrediente para el suspense¡±, se regodea.
Todo es tan real en el rodaje que se utilizan hasta siete c¨¢maras, cuatro de ellas de televisi¨®n que alimentan los monitores que se ven en la redacci¨®n como si se tratara de un verdadero plat¨® de televisi¨®n. Jeff Daniels y Emily Mortimer, (el periodista y presentador Will McCavoy y la productora MacKenzie McHale en la serie) ruedan sus escenas de manera simult¨¢nea cuando est¨¢n realizando alguno de los noticiarios y a estas alturas el resto del reparto, desde Sam Waterston a Olivia Munn pasando por John Gallagher o Alison Pill son los extras mejor pagados dado que la pasi¨®n de Sorkin por los di¨¢logos ¨¢giles, r¨¢pidos e interminables ha convertido el plat¨® en una jungla de cristal donde se puede seguir a todos los personajes mientras dicen su texto y adem¨¢s se les necesita de tel¨®n de fondo. ¡°Y te dir¨¦ que gente como Dev Patel es bueno cuando act¨²a pero como extra es todav¨ªa m¨¢s incre¨ªble¡±, bromea de uno de los actores m¨¢s j¨®venes del reparto, que tiene su mesa de despacho llena de objetos que ¨¦l mismo lleva, como esa garra de gorila de broma, un peque?o Totoro o sus construcciones con clips.
El despacho de McAvoy es m¨¢s sobrio, decorado por profesionales y lleno de fotos con presidentes, y ah¨ª Daniels, sentado detr¨¢s de su mesa, es el vivo retrato de su personaje. ¡°Mi admiraci¨®n est¨¢ con Brian Williams aunque eso no quiere decir que mi personaje est¨¦ basado en ¨¦l¡±, comenta de uno de los presentadores m¨¢s conocidos de la televisi¨®n estadounidense, del que s¨ª que ha robado su forma de sentarse delante de la c¨¢mara. ¡°Lo de leer las noticias del teleprompter es todo un arte¡±, asegura, aunque sus compa?eros afirman que Daniels nunca lee sino que memoriza los textos. ¡°Es cuesti¨®n de pr¨¢ctica y de encontrarles la m¨²sica, el ritmo, como a los textos de Neil Simon, de David Mamet o de William Shakespeare si te pones¡±, a?ade.
Mortimer sonr¨ªe cuando agrega que hay que echarle m¨¢s tiempo al trabajo dado que los guiones, que Sorkin escribe en su totalidad, sobrepasan en m¨¢s de 20 p¨¢ginas la extensi¨®n habitual. ¡°Mi ¨²nico deseo es rodar mis escenas al final de la ¨²ltima jornada para contar con nueve d¨ªas para aprenderlo¡±, bromea.
Lo malo llega cuando el cerebro de Hollywood se atranca, como le ocurri¨® en esta segunda temporada. Al tercer episodio, Sorkin se estanc¨®. El vac¨ªo fue tal que el autor tuvo que pedir sopitas y negociar con HBO, productora de la cinta, un breve descanso de producci¨®n que le permitiera revisar el guion y retocar con nuevas escenas los episodios ya rodados. La broma cost¨® varios millones de d¨®lares, aunque no tanto como los 7,6 millones de euros que cost¨® en la tercera temporada de El ala oeste de la Casa Blanca el retraso del rodaje para poder incluir un episodio que hiciera referencia a los sucesos del 11-S. Tambi¨¦n le ha costado a The Newsroom un episodio completo, reducida a nueve entregas. A¨²n as¨ª Sorkin pasea la temporada por el nacimiento del movimiento Ocupy Wall Street, la campa?a electoral estadounidense, la condena a muerte de Troy Davis o el d¨¦cimo aniversario del 11-S entre otros temas. Adem¨¢s de esa ficci¨®n inspirada en la realidad que es la llamada operaci¨®n Genoa y que recuerda al esc¨¢ndalo en el que se vio envuelta la CNN en 1998 cuando la cadena tuvo que retractarse de una informaci¨®n no debidamente contrastada que acusaba al Gobierno de EE UU haber utilizado armas qu¨ªmicas. En aquella ocasi¨®n corrieron cabezas. ?Y en The Newsroom, se trata de un adi¨®s? Habr¨¢ que esperar a saber si el p¨²blico o la cr¨ªtica aceptan de mejor grado este nuevo intento de Sorkin aunque, sea cual sea el veredicto, el autor lo seguir¨¢ intentando. ¡°?Que los medios lo hacen mal? Por supuesto. En alguna ocasi¨®n todos lo hacemos. ?Qu¨¦ a veces priman la audiencia sobre lo que es importante? Claro. No son ONG. Pero yo no estoy aqu¨ª para decirle a nadie c¨®mo tiene que hacer su trabajo. S¨®lo para escribir una fantas¨ªa de lo m¨¢s libre sobre el mundo del periodismo¡±, concluye con todas las cartas sobre la mesa.
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