La Justicia brit¨¢nica rechaza que un m¨¦dico practique el suicidio asistido
El tribunal rechaza la petici¨®n de la viuda de Tony Nicklinson, que falleci¨® en agosto de 2012 en plena batalla legal por el derecho al suicidio asistido
El Tribunal de Apelaci¨®n ha rechazado este mi¨¦rcoles en Londres que un m¨¦dico pueda ayudar a suicidarse a una persona que est¨¦ imposibilitada para hacerlo por s¨ª misma. El tribunal ha rechazado as¨ª la petici¨®n presentada por la viuda de Tony Nicklinson, que falleci¨® en agosto de 2012 en plena batalla legal por el derecho al suicidio asistido. A su caso se hab¨ªa sumado Paul Lamb, que est¨¢ inmovilizado tras un accidente de autom¨®vil y reclama el derecho a que un m¨¦dico le ayude a morir el d¨ªa que ¨¦l decida dejar de vivir. El fallo ser¨¢ recurrido ante el Tribunal Supremo.
Los jueces s¨ª dieron la raz¨®n a otra persona que vive paralizada y a la que solo se puede identificar como Martin. Martin exige que la fiscal¨ªa aclare si puede recurrir a los servicios de un m¨¦dico o una enfermera si decide viajar un d¨ªa a la cl¨ªnica Dignitas, en Suiza, para quitarse la vida. Su reclamaci¨®n exige clarificaciones a las directrices que en su d¨ªa emiti¨® la fiscal¨ªa tras un conocido proceso legal llevado a cabo por Debbie Purdy.
Purdy, que sufre esclerosis m¨²ltiple progresiva, quer¨ªa asegurarse de que si alg¨²n d¨ªa, cuando su enfermedad avanzara, deseaba quitarse la vida y viajar a Dignitas, su marido u otros familiares o amigos no ser¨ªan procesados si le ayudaban a cumplir su deseo. Purdy gan¨® el caso en la ¨²ltima instancia judicial en julio de 2009 y la fiscal¨ªa emiti¨® unas directrices clarificando en qu¨¦ condiciones no habr¨ªa procesamientos en un caso as¨ª. Entre otros aspectos, la fiscal¨ªa exige que el potencial suicida tome una decisi¨®n ¡°clara, firme a informada¡± de que quiere acabar con su vida y que las personas que le ayuden lo hagan por compasi¨®n y no act¨²en ¡°de est¨ªmulo¡± hacia el suicidio.
Pero eso no es suficiente para Martin, porque ninguno de sus familiares y amigos quieren participar en su suicidio, por lo que reclama el derecho a una asistencia profesional. Los jueces han concluido por dos votos contra uno que la fiscal¨ªa ha de clarificar ese extremo.
Sin embargo, al fallar el otro caso, han reiterado la conocida doctrina de que es el Parlamento, y no los jueces, quienes han de decidir si se puede ayudar a una persona a morir dentro de territorio brit¨¢nico. Hay que tener presente que en el caso de Debbie Purdy, la cuesti¨®n a dirimir era si se puede ayudar a un potencial suicida a viajar fuera del pa¨ªs para poder suicidarse all¨ª donde esa pr¨¢ctica es legal, como es el caso de Suiza.
Los abogados de Paul Lamb y de la viuda de Tony Nicklinson, con el apoyo de la Asociaci¨®n Humanista Brit¨¢nica (BHA en sus siglas en ingl¨¦s), sosten¨ªan que los m¨¦dicos deber¨ªan poder ayudar a suicidarse a una persona impedida que as¨ª lo desea, y amparaban ese derecho con el argumento de que equiparar el suicidio asistido con el asesinato es contrario al derecho a la vida privada y familiar contemplado en el art¨ªculo 8 de la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos, que incluye el derecho a la autonom¨ªa y la autodeterminaci¨®n al final de la vida.
En el fondo del argumento de Lamb y de Nicklinson transpira la incongruencia de que las autoridades brit¨¢nicas admitan que sus ciudadanos viajen al extranjero para que les ayuden a morir pero nadie pueda ayudarles a morir en casa. ¡°Cuando llegue el momento, quiero morir aqu¨ª, en esta cama, y no en un pol¨ªgono industrial¡±, declar¨® Tony Nicklinson en una entrevista con este diario en enero de 2012. Morir¨ªa por causas naturales en agosto de ese a?o, una semana despu¨¦s de saber que hab¨ªa perdido la primera batalla judicial de su caso.
En un largo comunicado publicado en su p¨¢gina de Internet, la Asociaci¨®n Humanista Brit¨¢nica lamenta el fallo del Tribunal Supremo y elogia el coraje de los demandantes. ¡°Su determinaci¨®n es una inspiraci¨®n y les apoyaremos hasta el final, pero no son ellos quienes deber¨ªan estar haciendo esto¡±, se?ala el consejero delegado de la asociaci¨®n, Andrew Copson. ¡°Representan a la mayor¨ªa de m¨¢s del 80% de la opini¨®n p¨²blica brit¨¢nica que apoya su lucha y son el Parlamento y el Gobierno quienes deber¨ªan estar trabajando para cambiar la ley, no la gente que ya ha sufrido bastante¡±, a?ade. ¡°Esta es la cuesti¨®n bio¨¦tica m¨¢s importante de nuestro tiempo y la ausencia de avances legales o pol¨ªticos a pesar de la masiva demanda p¨²blica y de los argumentos morales a favor de un cambio constituyen un rechazo permanente de nosotros mismos como civilizaci¨®n y como sociedad humana¡±, denunci¨® Copson.
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