Los ¡®ninis¡¯ de la ciencia

Hace unos pocos d¨ªas la prensa nacional recog¨ªa la noticia de que la universidad de Harvard hab¨ªa contratado a una investigadora espa?ola que trabajaba sin contrato en Espa?a. La noticia no es que esta estudiante de postgrado vaya a hacer una estancia de un a?o en Harvard. Estancias en universidades fuera de Espa?a son y deber¨ªan ser normales en la carrera cient¨ªfica. No es ¨¦sa la fuga de cerebros que repetidamente hemos denunciado. La noticia es que esta experta en biocomputaci¨®n ha estado investigando en Espa?a durante un a?o y medio sin recibir un m¨ªsero salario por ello. ?Su hobby? Estudiar los genes implicados en el autismo con el objetivo de encontrar f¨¢rmacos que permitan tratar de forma temprana la enfermedad. Gratis total.

La noticia deber¨ªa ser que como ella hay muchos investigadores j¨®venes en Espa?a. Son los ninis de la ciencia. Oficialmente ni estudian (porque ya han completado todos sus cr¨¦ditos universitarios de postgrado), ni trabajan (porque no tienen contrato). Pero extraoficialmente hacen ambas cosas: siguen estudiando (porque la labor de investigaci¨®n as¨ª lo requiere) y trabajan. Y su trabajo no remunerado contribuye de manera muy importante a los resultados cient¨ªficos de los grupos de investigaci¨®n en los que est¨¢n incorporados. Y su trabajo no remunerado puede aportar al futuro bienestar de nuestra sociedad. Gratis total.

Es muy dif¨ªcil estimar cu¨¢ntos son porque al Gobierno no le interesa hacer esas estad¨ªsticas y son muy pocos los investigadores que se atreven a decir en la prensa que trabajan sin contrato. Tambi¨¦n son muy pocos los grupos de investigaci¨®n que admiten p¨²blicamente que algunos de sus miembros est¨¢n en esa situaci¨®n. Tienen nombres y apellidos pero es una generaci¨®n silenciosa y silenciada. ?Por qu¨¦? Porque al no tener contrato su labor de investigaci¨®n se realiza fuera del marco legal y temen represalias por parte de los centros, por parte de las universidades, por parte del ministerio. ?Su pecado? Seguir investigando a pesar de los demoledores recortes en I+D, investigado como enfrentarse al autismo, o al alzheimer, o al c¨¢ncer, o al calentamiento global; investigando con c¨¦lulas madre, o con nuevos materiales, o sobre el origen del universo o de la vida en la Tierra. Todo ello, gratis total.

La pol¨ªtica cient¨ªfica de este Gobierno ha dejado a estos j¨®venes en el limbo. Probablemente muchos ni quiera est¨¦n apuntados al INEM porque est¨¢n pendientes de convocatorias eternamente inminentes. En muchos casos sus salarios dependen de los proyectos del Plan Estatal, cuyos fondos deber¨ªan haber llegado a los grupos de investigaci¨®n en diciembre de 2012 pero no lo han hecho hasta junio y julio de 2013. A esto hay que a?adir las inmensas trabas burocr¨¢ticas para formalizar un contrato, un proceso que puede llevar muchos meses. ?Cu¨¢l es el impacto en los j¨®venes investigadores? Un a?o pendiente, un a?o sin cobrar. Al a?o que viene nos enfrentamos a una situaci¨®n similar, ya que los proyectos del Plan Estatal de 2013 ni si quiera han sido convocados y no ser¨¢n resueltos durante este a?o.? Los programas estatales de recursos humanos no han corrido mejor suerte.

El Gobierno, a pesar de los nombres ilustres con que bautiza a estos programas (Juan de la Cierva, Torres Quevedo, Ram¨®n y Cajal), no los est¨¢ respetando, recortando el n¨²mero de plazas y haciendo que sufran retrasos injustificados tanto en sus convocatorias como en sus resoluciones. El programa Juan de la Cierva tiene su lista de admitidos aprobada desde el 15 de abril pero todav¨ªa no ha salido publicada. Los investigadores solicitantes no saben a qu¨¦ atenerse. Los retrasos acumulados en los programas de recursos humanos han resultado en un a?o entero sin convocatorias. ?Cu¨¢l es el impacto en los j¨®venes investigadores? Un a?o pendiente, un a?o sin cobrar.

A menudo se pregunta cu¨¢nto le cuesta a la sociedad formar a esos j¨®venes investigadores. La pregunta adecuada es cu¨¢nto le costar¨¢ a la sociedad prescindir del tan necesitado relevo generacional en el sistema de I+D de este pa¨ªs; cu¨¢nto le costar¨¢ a la sociedad prescindir de los avances cient¨ªficos a los que estos investigadores podr¨ªan haber contribuido. Por el momento, muchos de estos j¨®venes investigadores siguen contribuyendo de forma gratuita pero su situaci¨®n es del todo insostenible y tanto su paciencia como sus recursos se agotan.

Estos investigadores j¨®venes no son una generaci¨®n perdida. Muy al contrario, son una generaci¨®n regalada y una generaci¨®n que nos regala. Regalada porque muchos emigrar¨¢n a otros pa¨ªses, y que nos regala por el trabajo no remunerado de los que se quedan. A estos j¨®venes investigadores en el limbo, a estos ¨¢ngeles de la ciencia a quienes el Gobierno prefiere olvidar: gracias, gracias por contribuir a que, a pesar de la demoledora pol¨ªtica cient¨ªfica del Gobierno, la actividad investigadora de este pa¨ªs no se paralice por completo.

Amaya Moro-Mart¨ªn es investigadora Ram¨®n y Cajal en el Centro de Astrobiolog¨ªa (CSIC-INTA), en Madrid.