Si la naturaleza juega a los dados
La vida de las personas intersexuales depende de que los padres acierten con el sexo que le asignan. La familia de M. eligi¨® var¨®n; erraron.
Parece un problema matem¨¢tico: un ni?o nace sin genitales claros de chico o chica. ?Qu¨¦ probabilidades hay de que los padres acierten? La soluci¨®n es sencilla: el 50%. Y de ese porcentaje depende que sean personas que crezcan, se eduquen y tengan una imagen social acorde con lo que son y sienten, o que no. Si lo primero sucede, miel sobre hojuelas. Si no, nos encontrar¨ªamos ante un caso de una persona intersexual que, generalmente despu¨¦s de una adolescencia muy complicada, debe, al llegar a adulto, ajustar todo ¡ªlo que siente, qu¨¦ sexo le identifica, su apariencia incluso, con qui¨¦n tiene relaciones¡ª con lo que no se le asign¨® de peque?o.
En mitad de ese proceso est¨¢ M., una extreme?a de 28 a?os. Su situaci¨®n es tan complicada que no quiere dar muchos datos para que no se la identifique. ¡°Mi familia lo ha llevado muy mal. Ahora vivo en un piso compartido con unos amigos¡±, dice.
A M. la inscribieron como chico al nacer. ¡°He vivido un enga?o. Notaba al crecer cosas raras, pero al principio me lo negaba todo¡±, explica. Tal fue la distorsi¨®n de su vida, que todav¨ªa est¨¢ de psic¨®logos, con depresiones, y en su pasado hay un intento de suicidio. ¡°Lo he pasado muy mal. Todav¨ªa estoy en shock¡±.
¡°Ahora mismo me siento un 70% mujer y un 30% hombre¡±
Y eso que ahora, al menos, sabe qu¨¦ le pasa. ¡°Cre¨ªa que era transexual, y al ir al hospital Carlos Haya de M¨¢laga para un proceso de reasignaci¨®n de sexo, me dijeron que no, que era intersexual¡±, cuenta. Aquello fue hace solo dos a?os y, desde entonces, M. est¨¢ intentando ordenar su vida.
¡°Estaba estudiando un grado universitario, pero eso ha quedado aparcado. En los ¨²ltimos dos a?os solo he le¨ªdo, investigado, visto pel¨ªculas y documentales e ido a grupos de apoyo para personas como yo¡±, cuenta. ¡°Ahora lo importante es estabilizarme, tom¨¢rmelo todo con calma¡±, repite varias veces durante la conversaci¨®n. ¡°Luego ya acabar¨¦ la carrera¡±.
Mientras eso sucede, M., que ha tenido que dejar la casa familiar ante la incomprensi¨®n de sus padres, vive de los ahorros. Pero no es solo la cuesti¨®n profesional o econ¨®mica la que tiene que reajustar. ¡°Siempre me hab¨ªa sentido m¨¢s atra¨ªda por los chicos, pero ahora tengo una posici¨®n m¨¢s hol¨ªstica. Suelo pensar en m¨ª en femenino, pero estoy m¨¢s abierta a lo que pase. En el fondo, una se enamora de las personas y no importa tanto su sexo. A lo mejor me pasa con una mujer; podr¨ªa ser¡±, cuenta.
¡°Sigo yendo al psic¨®logo. No s¨¦ qu¨¦ va a pasar despu¨¦s¡±
Esta nueva situaci¨®n la refleja al hablar de s¨ª misma. Intercambia el masculino y el femenino. ¡°Ahora mismo me siento un 70% mujer y un 30% hombre¡±, dice. Lo que no sabe es si eso es solo transitorio ¡ªhasta el 100% femenino que lleg¨® a pensar que era su futuro cuando se plante¨® que era transexual¡ª o ser¨¢ as¨ª para siempre. ¡°Sigo yendo al psic¨®logo. No s¨¦ qu¨¦ va a pasar despu¨¦s¡±.
De momento, est¨¢ contenta porque sabe qu¨¦ le pasa, tiene elementos para ir ordenando su vida. ¡°Mis amigos no han cambiado. Me entienden y me apoyan¡±, dice orgullosa.
La intersexualidad
?Qu¨¦ es?La Intersexualidad "es un t¨¦rmino generalmente utilizado para describir una variedad de condiciones en las que una persona nace con una anatom¨ªa reproductiva o sexual que no parece encajar en las definiciones t¨ªpicas de hombre o mujer", explica la Sociedad Americama de Intersexualidad.
?Cu¨¢l es su incidencia? Alguna de las variantes de intersexualidad (hay muchas) sucede en el 0,018% de las personas, seg¨²n distintas estimaciones.
Las consecuencias. En estos casos, las familias se decantan por un sexo para el reci¨¦n nacido. Las organizaciones creen que esa decisi¨®n (incluido, en su caso, una operaci¨®n quir¨²gica) es prefereible dejarla para cuando la persona pueda decidir sobre ello.
Le queda, entre otras cuestiones, decidir qu¨¦ va a hacer con su f¨ªsico. ¡°Mis genitales son casi normales; a lo mejor me opero, o los dejo como est¨¢n. Ya lo decidir¨¦¡±. M. cuenta que hay un movimiento, sobre todo entre intersexuales y transexuales m¨¢s j¨®venes, que no buscan una cirug¨ªa genital a toda costa, que lo que quieren es hacer vida de acuerdo al g¨¦nero que sienten sin darle tanta importancia a esa parte f¨ªsica.
De hecho, personas que han estudiado el tema, como Gabriel J. Mart¨ªn ¡ªintersexual ¨¦l tambi¨¦n¡ª o Jos¨¦ Cabrera, facilitador (representante) en Espa?a de la Organizaci¨®n Intersex Internacional, tienen claro que ese tipo de operaciones, las ¡°cosm¨¦ticas, deben dejarse para el final, para cuando la persona sea adulta; otra cosa es que haya que operar el ni?o porque tenga cerrada la uretra¡±, dice Cabrera.
Llevando el caso al extremo, idealmente, para la organizaci¨®n, dadas las situaciones de intersexualidad (que ellos elevan en alguna de sus manifestaciones hasta el 1% de la poblaci¨®n) o la transexualidad, lo mejor ser¨ªa dejar tambi¨¦n para despu¨¦s la asignaci¨®n de un g¨¦nero legal. Pero no solo de los casos en que biol¨®gicamente hubiera dudas. ¡°No estamos tan de acuerdo con lo que ha hecho Alemania (y antes Australia o, incluso, Francia, que permite mantener el sexo sin asignar dos a?os). Al registrar a un ni?o con ese mal llamado tercer sexo se le marca, se le visibiliza. Y aunque la ley es un avance, les puede crear una situaci¨®n de vulnerabilidad, porque los legisladores quiz¨¢ han avanzado, pero, desde luego, la sociedad no lo ha hecho¡±, dice Cabrera. Alemania se convertir¨¢ el pr¨®ximo 1 de noviembre, en el primer pa¨ªs de Europa que permite no registrar el sexo de los reci¨¦n nacidos en los certificados de nacimiento.
Claro que, a veces, pese al humor macabro de la naturaleza y la rigidez de las burocracias, hay personas que tienen suerte. ¡°S¨ª, es mi caso¡±, dice Daniela, una hispano-cubana de 43 a?os. ¡°Cuando nac¨ª en La Habana los m¨¦dicos en seguida se dieron cuenta de lo que pasaba. Ten¨ªa los test¨ªculos ocultos y me inscribieron como var¨®n. Pero mi madre, que ven¨ªa de una tradici¨®n jud¨ªa intelectual, siempre me trat¨® como a una chica¡±. Hasta su nombre hebreo, Dan, pod¨ªa considerarse intersexual y le ayud¨® a que no hubiera discrepancias.
Eso le ha permitido vivir de acuerdo con la mujer que se siente casi sin problemas. Eso, y que, al estar movi¨¦ndose por el mundo, pudo sortear los problemas legales. ¡°Cuando me ped¨ªan el certificado de nacimiento, trampeaba con una fotocopia¡±, dice. As¨ª consigui¨® que en Israel le dieran papeles de mujer. Solo en Espa?a, cuando tuvo que presentar el original, el juez se dio cuenta de lo que le pasaba. ¡°Pero entonces ya se hab¨ªa aprobado la ley de identidad de g¨¦nero, y me aprovech¨¦¡±, dice esta fil¨®sofa, historiadora y economista que no da m¨¢s datos sobre su identidad porque se dedica a asuntos de comunidades religiosas. ¡°Trato mucho con cat¨®licos, y ya se sabe lo que piensa la Iglesia¡±, dice.
Cabrera destaca que en Espa?a, la ley de identidad de g¨¦nero abre la puerta para solucionar los problemas burocr¨¢ticos de estas personas. Pero con limitaciones. Por ejemplo, que deban esperar a ser mayores de edad, cuando la adolescencia es un momento cr¨ªtico para ellas.
Hasta los 18 a?os tuvo que esperar, por ejemplo, Gabriel para dejar su nombre femenino, porque sus padres ¡ªsin la radicalidad de los de M.¡ª no quer¨ªan saber nada de su intenci¨®n de cambiarlo. Ellos ¡ªGabriel, M., Daniela¡ª nacieron con las cartas equivocadas. Pero nadie dice que, en un caso as¨ª, no se le pueda forzar la mano a lo que parec¨ªa que ven¨ªa predestinado por la naturaleza.
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