Libertad de elecci¨®n
La reforma del PP potencia la iniciativa privada, dejando al Estado en el papel subsidiario
?Qui¨¦n puede estar contra la libertad de elecci¨®n? ?no es una redundancia? Como si toda libertad fuese de elecci¨®n, olvidando que tambi¨¦n hay libertad tanto para cambiar las condiciones en las que se elige como para transformar el men¨² de opciones. Este planteamiento reduce la libertad educativa a la libertad del consumidor pasivo, olvidando el papel activo de la comunidad educativa en la creaci¨®n y transformaci¨®n de los procesos de aprendizaje, enviando el mensaje a las familias de que la educaci¨®n consiste en elegir el centro y luego despreocuparse de participar activamente en el proceso educativo.
Adem¨¢s de esta degradaci¨®n del concepto de libertad educativa, la libertad de elecci¨®n de centros plantea dos problemas. Por un lado ?qu¨¦ sucede cuando la oferta de plazas de un centro es menor que la demanda? Pues quien elige no son las familias, son los centros educativos. La experiencia muestra la perversi¨®n de los reglamentos para conseguir filtrar el alumnado que llega a los centros, y para expulsar a los ¡°indeseables¡±. Me gustar¨ªa saber qu¨¦ ocurrir¨ªa en el distrito ¨²nico madrile?o si todas las familias de las zonas deprimidas de la ciudad decidiesen prematricular a sus hijos en colegios concertados elitistas. Este ¡°experimento mental¡± deja clara la segregaci¨®n socioecon¨®mica que va aparejada con la ¡°libertad¡± de elecci¨®n.
Por otro lado, los centros no solo seleccionan al alumnado, tambi¨¦n se proponen inculcarles un ideario. Parece que no hay problema en tanto que el ideario es el elegido por las familias. Pero esto contribuye a que las personas se formen en un ambiente de homogeneidad ideol¨®gica, adem¨¢s de socioecon¨®mica, debilitando el sentido de comunidad con los que piensan diferente. Est¨¢ claro que el Estado no debe adoctrinar en ideolog¨ªas, m¨¢s all¨¢ del espacio com¨²n de una sociedad democr¨¢tica y respetuosa con los derechos humanos, ?pero por qu¨¦ otros agentes sociales s¨ª pueden moldear a los menores m¨¢s all¨¢ de estos principios b¨¢sicos? M¨¢s all¨¢ de este m¨ªnimo com¨²n denominador, las instituciones educativas tampoco deber¨ªan adoctrinar.
La reforma del PP potencia la iniciativa privada, dejando al Estado en el papel subsidiario que ha tenido en la mayor parte de nuestra historia educativa, precisamente uno de los rasgos que nos aparta de los mejores sistemas educativos. Esto ser¨¢ bienvenido por la patronal del sector, pues a pesar de las intensas pol¨¦micas, su cuota de mercado, a nivel nacional, ha cambiado muy poco desde los setenta. Se podr¨ªa decir que la ventaja de la iniciativa privada es que el coste de escolarizaci¨®n es m¨¢s barato, pero eso ser¨ªa no tener en cuenta que la mayor parte de ese coste es salario, mayor en el caso de profesionales que han superado una oposici¨®n. Adem¨¢s, los centros p¨²blicos deben asumir al alumnado rechazado en los concertados y llegar a los barrios y zonas apartadas a los que no llega la b¨²squeda de negocio. Esta es la l¨®gica parad¨®jica de la privatizaci¨®n de servicios p¨²blicos esenciales, como educaci¨®n y sanidad: cuanto menor es la presencia de lo p¨²blico, m¨¢s caro resulta el servicio p¨²blico por usuario, debido a que el sector privado se desentiende de quienes necesitan m¨¢s recursos.
Si la iniciativa privada plantea este tipo de problemas, ?por qu¨¦ es tan exitosa en Espa?a? ?Por qu¨¦ el PSOE le facilit¨® un marco legal? Para responder estas cuestiones debemos hacer un breve repaso hist¨®rico. Se debe al peso de la Iglesia en nuestra historia educativa, en detrimento del papel del Estado. Hasta que el PSOE lleg¨® al Gobierno, esta iniciativa, especialmente si era eclesial, gestionaba centros educativos con fondos p¨²blicos con total arbitrariedad. El PSOE tuvo que optar entre gestionar o acabar por completo con este sistema. Si optaba por finiquitarlo, el sector p¨²blico tendr¨ªa que asumir un incremento de alumnado del 40% de un curso para otro. Se opt¨® por lo m¨¢s sensato: quien quisiera disponer de fondos p¨²blicos deber¨ªa gestionarlos con las mismas reglas que los centros p¨²blicos, como estableci¨® la LODE (1985). A la Iglesia, sin embargo, esto no le pareci¨® sensato, y se opuso fuertemente al nuevo sistema, con el que pasado el tiempo, le ha ido muy bien. Y los olvidos selectivos hacen creer que con este modelo el PSOE puso la primera piedra para privatizar la educaci¨®n, cuando fue justo lo contrario: un freno a la arbitrariedad privada.
Jos¨¦ Saturnino Mart¨ªnez es profesor de Sociolog¨ªa de La Laguna.
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