Se?or ministro, no nos defraude otra vez
En 2012 solo se utiliz¨® el 54% del dinero inicialmente asignado a I+D+i
Recientemente, el ministro de Econom¨ªa y Competitividad, Luis de Guindos, ha anunciado que en 2014 el presupuesto de I+D+i experimentar¨¢ un aumento, por primera vez desde que comenz¨® la crisis. Se trata de una buena noticia, aunque habr¨¢ que esperar a ver c¨®mo se concreta en cifras, de modo que no defraude las expectativas de la comunidad cient¨ªfica espa?ola, pr¨®xima ya a su nivel de saturaci¨®n de declaraciones que no se corresponden con los hechos.
Para ello los incrementos deben ser significativos, aplicarse en los cap¨ªtulos en los que se necesitan y ejecutarse ¨ªntegramente, no sea que nos encontremos con la paradoja de contar con un presupuesto aprobado mayor, pero con menos dinero disponible, como ya ha ocurrido en el pasado. Y es que, despu¨¦s de las duras peleas parlamentarias para aprobar los Presupuestos Generales del Estado (PGE), estos parecen, a veces, papel mojado. Perm¨ªtanme explicarme tomando como ejemplo el a?o 2012, el ¨²ltimo ejercicio presupuestario cerrado, aunque lo que se describe no es un hecho particular ni aislado de ese a?o.
La cantidad aprobada en los PGE para I+D+i en 2012 en el Parlamento fue de 6.393,59 millones de euros (lo que supuso ya un 25% menos que en 2011). Pues bien, seg¨²n los datos de ejecuci¨®n presupuestaria del Ministerio de Hacienda, el dinero finalmente consignado como presupuesto disponible para I+D+i fue de 5.049 millones, es decir, ?1.340 millones menos de lo aprobado! ?Est¨¢bamos los ciudadanos al corriente de esto? ?Lo estuvieron / est¨¢n los parlamentarios? Entonces, ?para qu¨¦ la pantomima de los 6.393 publicados en el BOE? ?Para contar con una cifra suficientemente abultada con la que guardar las apariencias? De nada servir¨¢ incrementar la cifra inicial del presupuesto, si despu¨¦s el cr¨¦dito final disponible (que en general ya pasa desapercibido o no es definitivo hasta muy avanzado el a?o) no se corresponde con esta cantidad.
Pero esto no es todo. Del presupuesto final consignado (esos 5.049 millones) solo se ejecut¨® el 54,7%. Es decir, pr¨¢cticamente la mitad del presupuesto, ya de por s¨ª extraordinariamente mermado, qued¨® sin utilizar y retorn¨® a las arcas del Estado. Los 6.393 millones de partida que ya nos parec¨ªan insuficientes se han quedado reducidos a 2.764 sin una m¨ªnima explicaci¨®n o sonrojo. Claro, es un negocio redondo para Hacienda. ?Pero c¨®mo es posible esto? ?Que tengamos poco y no lo utilicemos? ?Ineficacia? En absoluto, todo perfectamente previsto. Para entenderlo necesitamos recordar que el presupuesto de I+D+i se divide en dos grandes grupos: las subvenciones (dinero que el Estado da a las instituciones) y los pr¨¦stamos (dinero que el Estado presta a las instituciones receptoras, que despu¨¦s deben reintegrar en los plazos e intereses que se estipulen).
Los pr¨¦stamos constituyen m¨¢s de la mitad del presupuesto total de I+D+i y el dinero no gastado proviene esencialmente de ellos. Por ejemplo, de su parte en I+D+i, el ministerio ejecut¨® solo en torno a la tercera parte de su presupuesto final en ese cap¨ªtulo. Esto viene sucediendo as¨ª a?o tras a?o, como hemos denunciado reiteradamente desde la Confederaci¨®n de Sociedades Cient¨ªficas Espa?olas (COSCE). Es muy sencillo: las instituciones p¨²blicas no pueden acceder a estos pr¨¦stamos y el n¨²mero de empresas privadas que recurren a ellos es muy limitado. Todos los responsables pol¨ªticos lo saben, pero sin embargo, este mismo a?o 2013 se ha aumentado sensiblemente la partida de pr¨¦stamos mientras se reduc¨ªa en m¨¢s de un 13% la de subvenciones. ?Con qu¨¦ objetivo? Evidentemente, poner una cifra que maquille la realidad en cuanto a la inversi¨®n p¨²blica en I+D+i. Por eso, de nada servir¨¢ aumentar el presupuesto si no se pone all¨ª donde hace falta y se utiliza, esto es, en forma de subvenciones para investigaci¨®n, desarrollo e innovaci¨®n.
Finalmente, el incremento debe ser significativo. Tras cinco a?os de descenso presupuestario continuado, la situaci¨®n de la I+D+i espa?ola es tan cr¨ªtica que el propio Gobierno ha tenido que aprobar partidas extraordinarias para que el CSIC, nuestro principal organismo de investigaci¨®n, pueda llegar a final de a?o sin cerrar sus puertas y para que las actuaciones de 2013 previstas en el Plan Estatal de Investigaci¨®n, aprobado por el Gobierno a comienzos de a?o, puedan ponerse en marcha. A t¨ªtulo de ejemplo, recordemos que la ¨²ltima convocatoria de proyectos de investigaci¨®n, de la que depende la mayor¨ªa de la investigaci¨®n de todo el pa¨ªs, fue en diciembre de 2011, hace pr¨¢cticamente dos a?os. Por consiguiente, no basta con consolidar en los presupuestos estas partidas extraordinarias: con ellas solo conseguiremos mantener el estado de latencia actual. No podemos conformarnos con eso. Hace falta un esfuerzo suplementario para recuperar la energ¨ªa que el sistema cient¨ªfico espa?ol ha demostrado en los ¨²ltimos a?os y para frenar el ¨¦xodo obligatorio al que muchos de nuestros cient¨ªficos j¨®venes y menos j¨®venes se ven impelidos. Hace falta lanzar un mensaje n¨ªtido a los j¨®venes de qu¨¦ modelo de sociedad queremos. Y uno tiene la inevitable sensaci¨®n de que, como dijo Tony Judt, ¡°algo va mal¡± cuando un solo jugador de f¨²tbol cuesta m¨¢s que todo el plan estatal de formaci¨®n de doctores.
La ciencia y la tecnolog¨ªa son la base de la econom¨ªa del futuro de las naciones. Los ciudadanos as¨ª lo perciben cuando en una encuesta reciente han se?alado al colectivo de cient¨ªficos como el que les generaba una mayor confianza. Los investigadores somos gente entusiasta y deseosa de devolver a la sociedad esa confianza con nuestro trabajo y que este repercuta en el bienestar social. Como ya hemos dicho en varias ocasiones necesitamos regularidad en el sistema, certidumbre y predictibilidad. Y para ello el incremento presupuestario debe ser significativo, en forma de subvenciones y que se ejecute en su totalidad. Se?or ministro, no nos defraude otra vez.
Carlos Andradas es presidente de la Confederaci¨®n de Sociedades Cient¨ªficas Espa?olas (COSCE), miembro del Colectivo Carta por la Ciencia.
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