¡°En el Vaticano algo muy bueno est¨¢ sucediendo¡±
Este cura casado ve con esperanza las nuevas voces sobre el celibato
La cita es a media tarde en la terraza del mes¨®n La Barbacoa, en una de las barriadas madrile?as donde en la posguerra incivil surg¨ªan cada noche apresuradas chabolas y, m¨¢s tarde, las casas baratas de Regiones Devastadas. Al lado hay una tienda de decomisos y desastradas paredes con carteles del 13 de septiembre de 1973, contra el golpe criminal de Pinochet. Es el Vallecas profundo. A tiro de piedra queda Palomeras Altas, donde estaba la chabola a la que se fue a vivir Francisco Jos¨¦ G¨®mez Arg¨¹ello Wirtz, Kiko, cuando se cay¨® del caballo burgu¨¦s para fundar el Camino Neocatecumenal, los famosos Kikos. Julio P¨¦rez Pinillos estuvo en esa chabola, y en mil m¨¢s. Pertenec¨ªan a su parroquia.
Nacido pobre en la estepa del Cerrato, Pinillos se libr¨® del arado gracias al seminario de Palencia, donde entr¨® chiquillo y se hizo sacerdote a los 23 a?os, en 1964. La suya es una vocaci¨®n inquebrantable pese a su vida ajetreada: cura obrero (21 a?os en una multinacional sueca; 3 de repartidor de farmacia y 10 como profesor); consiliario de la Juventud Obrera Cat¨®lica por nombramiento del cardenal Taranc¨®n; l¨ªder sindical encarcelado en Carabanchel por repartir octavillas sobre el Primero de Mayo, y presidente de la Federaci¨®n Internacional de Sacerdotes Cat¨®licos Casados durante una d¨¦cada. Hoy vive ilusionado con las palabras de Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, sobre el debatible celibato en la Iglesia, y tambi¨¦n con el papa Francisco. ¡°Sus gestos levantan esperanzas. Suena a verdad. Esas frases clave: que los curas y los obispos no sean carreristas, que huelan a oveja y no a pastor. Emilia lo conoce y me contagia gran ilusi¨®n¡±.
Mes¨®n La Barbacoa. Madrid
??Dos caf¨¦s: 3 euros.
??Batido: 2,25.
? Total: 5,25 euros.
Emilia es su mujer desde 1977, la madre de sus tres hijas: Emilia Robles, excoordinadora de Somos Iglesia, el alma ahora del movimiento Proconcil. Se conocieron en la f¨¢brica y es tambi¨¦n gran creyente cat¨®lica. ¡°Me dej¨¦ enamorar por ella y nos fuimos a ver al obispo Iniesta [auxiliar de Taranc¨®n para Vallecas] para decirle que nos cas¨¢bamos. Me dijo que el paso que ¨ªbamos a dar era dif¨ªcil, que nos enfrent¨¢bamos a una lucha dura y lenta, pero que si cre¨ªamos que era evang¨¦lico, el evangelio no le permit¨ªa a ¨¦l decirnos que no era correcto lo que ¨ªbamos a hacer. ¡°No os romp¨¢is como pareja, caminad con las comunidades, acompa?¨¢ndolas, y que cuando nos veamos en adelante, sea para hablar de c¨®mo vivimos el evangelio vosotros y yo¡±, les pidi¨®.
Julio y Emilia se casaron sin sacerdote ante una veintena de curas y 200 invitados. ¡°Nosotros presid¨ªamos la boda como ministros celebrantes y nuestros padres fueron los testigos. Nos hab¨ªan abierto sus brazos. Mi padre me dijo: ¡®Lo que haces mucha gente no lo ve bien. Te criticar¨¢n. Pero los libros hablar¨¢n de ti¡±. Hoy cree que el celibato opcional, voluntario, est¨¢ muy cerca. ¡°Lo que escuchamos desde el Vaticano nos da esperanza; algo muy bueno est¨¢ sucediendo¡±.
Hace 30 a?os que Pinillos almuerza cada martes en La Barbacoa con sus compa?eros de fatigas, ¡°para cargar pilas y hablar del trabajo del arciprestazgo¡±. Ha sido autosuficiente: no cobra ni un c¨¦ntimo del Estado, que es el que paga los salarios de curas y obispos. ¡°Mientras haya personas que me pidan ayuda, ah¨ª estar¨¦. Siempre me han aceptado como lo que soy: un cura casado, un cura obrero. Jes¨²s no pregunt¨® en la ¨²ltima cena si hab¨ªa un c¨¦libe entre los 12¡±.
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