Los promotores podr¨¢n pagar para compensar el da?o ambiental
El Gobierno crear¨¢ bancos de conservaci¨®n, similares a los de carbono, en los que comprar recuperaciones de h¨¢bitats ya hechas
?Se puede poner precio a un hayedo? ?Y a una pradera de posidonias? ?Cu¨¢nto podr¨ªan costar las tareas de polinizaci¨®n de las abejas? El Gobierno de Espa?a quiere impulsar la creaci¨®n de los bancos de h¨¢bitat o conservaci¨®n, una figura que funciona en Estados Unidos desde los a?os 80, y que crea controversia porque permite la posibilidad de compensar el da?o ambiental de un proyecto ¡ªuna carretera, un edificio o una f¨¢brica¡ª adquiriendo un trabajo de recuperaci¨®n ambiental hecho en otro lugar.
Estos bancos funcionar¨ªan como los mercados de carbono, pero con la naturaleza como materia prima. De momento se concentrar¨¢n en los h¨¢bitats y las especies. El sistema es el siguiente. Por un lado hay empresas o particulares que se dedican a hacer trabajos ambientales: reforestar un parque, recuperar una especie en peligro, limpiar los vertidos de un lago. Eso se inscribe en un registro controlado por la Administraci¨®n, en este caso el Ministerio de Medio Ambiente, y se monetariza en forma de cr¨¦ditos ambientales. Los clientes de ese banco son los promotores, que tendr¨¢n la opci¨®n de adquirir voluntariamente esos cr¨¦ditos para compensar el da?o de sus proyectos.
Medio Ambiente cree que esta f¨®rmula agilizar¨¢ los procesos de compensaci¨®n
En el mundo hay unos 540 bancos de conservaci¨®n, de los que m¨¢s de 400 se encuentran en EE UU y del resto, una gran parte en Australia. La mayor¨ªa est¨¢n enfocados a la reducci¨®n de da?os sobre humedales, arroyos, bosques y riberas. En Europa hay experiencias piloto en varios pa¨ªses, como Francia y Reino Unido, pero donde m¨¢s avanzado est¨¢ el modelo es en Alemania, donde se incorporaron en 2002.
Desde el Ministerio de Medio Ambiente defienden las bondades de una f¨®rmula cuyas particularidades todav¨ªa no han decidido. Se concretar¨¢ en un reglamento una vez que se apruebe la Ley de Evaluaci¨®n de Impacto Ambiental, que ahora se debate en el Congreso de los Diputados. En este proyecto de ley se especifica que tendr¨¢ car¨¢cter voluntario y seg¨²n el Gobierno permitir¨¢ dar uso a una ¡°importante bolsa de dinero¡± ¡ªno precisada¡ª porque algunas compensaciones medioambientales tardan mucho tiempo en ponerse en marcha.
Esta figura funciona en Estados Unidos desde los A?os ochenta
En los ¨²ltimos a?os se han creado empresas que se dedican a realizar proyectos ambientales y que defienden los bancos de conservaci¨®n como una herramienta necesaria. El G-5 ¡ªlas cinco organizaciones ecologistas m¨¢s importantes de Espa?a, WWF, Greenpeace, SEO BirdLife, Amigos de la Tierra y Ecologistas en Acci¨®n¡ª reclama que se dise?en al margen de los mercados secundarios y financieros, y que tengan como ¨²nico fin garantizar que la p¨¦rdida de biodiversidad sea nula. De momento, el borrador de la Ley de Evaluaci¨®n Ambiental contempla que estos t¨ªtulos ambientales se transmitan en r¨¦gimen de libre mercado.
¡°Independientemente de que se creen o no, hay que abordar la puesta en pr¨¢ctica de las medidas compensatorias para que se lleven a cabo de forma efectiva¡±, piden los ecologistas. Un trabajo del Centro de Estudios y Experimentaci¨®n de Obras P¨²blicas (Cedex), citado por la organizaci¨®n conservacionista WWF, concluye que entre 1990 y 2011 las medidas compensatorias no se aplicaron en Espa?a o se dise?aron y pusieron en pr¨¢ctica de forma incorrecta.
Espejos en los que mirarse
Los bancos de conservaci¨®n nacen en Estados Unidos en los a?os ochenta. Derivan de una Ley Federal de Aguas de 1972 que establece una pol¨ªtica de compensaci¨®n de humedales. Estas compensaciones se pueden realizar mediante bancos de mitigaci¨®n. En 2011, este tipo de bancos estaban presentes en 37 de los 56 Estados. Hasta esa fecha se hab¨ªan protegido 182.108 hect¨¢reas con este instrumento y se gener¨® un mercado anual de 1.624 millones de euros, seg¨²n se recoge en un trabajo de la Escuela de Organizaci¨®n Industrial (EOI) que cita datos recopilados por la organizaci¨®n no gubernamental estadounidense Forest Trends. El valor de esos cr¨¦ditos ha oscilado entre los 2.215 y los 443.084 euros.
En los a?os noventa, tambi¨¦n en Estados Unidos, se crearon otros bancos de conservaci¨®n para especies amenazadas. La base fue una Ley de Especies Amenazadas de 1973. Esta modalidad est¨¢ presente en 11 Estados y genera un mercado de unos 147 millones de euros. Los precios de los cr¨¦ditos se han movido entre 1.846 y 221.000 euros. Se han protegido con este sistema 43.977 hect¨¢reas.
En 2006 naci¨® en Nueva Gales del Sur (Australia) el sistema de Biobanking, una f¨®rmula muy similar a los bancos de conservaci¨®n de los americanos, con el que se han protegido 2.300 hect¨¢reas.
En Francia y Reino Unido ha habido experiencias piloto. Alemania es el m¨¢s avanzado. Ha incorporado este instrumento a la Ley de Conservaci¨®n de la Naturaleza, de 2002, que faculta a los l?nder (Estados federados) a introducirlos para compensar los impactos derivados del desarrollo urban¨ªstico.
La ONU est¨¢ desarrollando programas en los que se valora la viabilidad de bancos de h¨¢bitat en Latinoam¨¦rica y Caribe.
¡°En pa¨ªses como Cuba o Venezuela y los colectivos medioambientalistas nos acusan de reducir la naturaleza a un valor puramente monetario y econ¨®mico, pero no estamos acabando con la poes¨ªa, ni con la inspiraci¨®n que supone la naturaleza¡±, asegur¨® el secretario de Estado de Medio Ambiente, Federico Ramos, en unas jornadas organizadas en septiembre por el Colegio de Ingenieros de Montes. Su exposici¨®n iba acompa?ada de una retah¨ªla de cifras. Un 40% de la econom¨ªa mundial depende de la salud de los ecosistemas. En Espa?a, el valor de la polinizaci¨®n que realizan los insectos en los cultivos se estima en unos 3.000 millones de euros al a?o. ¡°El capital natural es un generador de riqueza (¡) Los insectos no cobran, pero el servicio est¨¢ ah¨ª¡±, a?adi¨® Ramos.
El modelo de los mercados de carbono, con sus defectos y virtudes, siempre aparece de fondo. ¡°Hace 20 a?os era imposible pensar que una tonelada de carbono iba a tener un precio y sin embargo lo tiene¡±, dijo el secretario de Estado. En 2008 alcanz¨® los 30 euros y el pasado septiembre baj¨® a tres euros.
Los ingenieros de Montes creen necesario que cada pa¨ªs cree sus propios mercados nacionales: de carbono forestal, de calidad de agua, de biodiversidad... Todo ello obligar¨¢ a fijar precios, y a estimar el coste de unos servicios que todos consideramos gratuitos y de los que se beneficia toda la ciudadan¨ªa. ¡°Queremos poner a trabajar nuestro capital natural, por eso es importante su contabilidad¡±, aporta Jos¨¦ Mar¨ªa R¨¢bade, experto del ¨¢rea de econom¨ªa ambiental del Colegio de Ingenieros de Montes.
Barry Gardiner, exministro de Medio Ambiente de Reino Unido en 2006, defiende la creaci¨®n de los bancos de conservaci¨®n, aunque con matices. Para empezar, propone que se intente evitar el da?o ambiental a toda costa y que, si no se pudiera, se reduzca o mitigue en la medida de lo posible. ¡°Solo despu¨¦s se puede hacer esa compensaci¨®n en otro lugar¡±, explica.
El Ministerio de Medio Ambiente no ve con malos ojos que se pueda compensar ambientalmente en otro lugar. La consejera de Medio Ambiente y Ordenaci¨®n del Territorio de la Junta de Andaluc¨ªa, Mar¨ªa Jes¨²s Serrano, ha criticado este aspecto tras la ¨²ltima conferencia sectorial, celebrada el 7 de octubre. ¡°Un proyecto que tiene impacto en Andaluc¨ªa puede compensarse en Galicia, eso no nos sirve y no nos gusta¡±, dijo Serrano tras la reuni¨®n.
Uno de los desaf¨ªos m¨¢s importantes de esta figura es saber c¨®mo calcular el valor econ¨®mico del da?o ambiental. ¡°No se puede preservar un humedal creando un h¨¢bitat de menos calidad¡±, subraya Gardiner. As¨ª, seg¨²n el esquema del exministro brit¨¢nico, se le deber¨ªa dar prioridad a una zona contigua al entorno da?ado y despu¨¦s pasar a buscar otros lugares. En Reino Unido, donde hay en marcha varios proyectos piloto, se ha establecido un Comit¨¦ de Capital Natural para asegurar que los valores de mercado que proporciona la naturaleza se tienen en cuenta en la toma de decisiones pol¨ªticas.
Los ecologistas piden que los bancos de conservaci¨®n se dise?en al margen de los mercados
¡°Hay que ser muy cuidadosos a la hora de elaborar estos mercados porque no puede haber una p¨¦rdida neta de ecosistemas¡±, contempla Miguel ?ngel de la Calle, profesor del M¨¢ster Profesional en Ingenier¨ªa y Gesti¨®n Ambiental de la Escuela de Organizaci¨®n Industrial. El experto considera que estos instrumentos pueden servir para generar empleo y fijar poblaci¨®n en el ¨¢mbito rural y pide un especial cuidado a la hora de idear el sistema de c¨¢lculo de cr¨¦ditos. ¡°No vale compensar una hect¨¢rea con otra hect¨¢rea porque pueden ocupar suelos con valores medioambientales distintos¡±, recuerda.
Los grupos ecologistas echan en falta una consulta a la comunidad cient¨ªfica, al igual que el PSOE, en la oposici¨®n. ¡°M¨¢s all¨¢ de la mercantilizaci¨®n se abre un abismo de impunidad por el que determinados enclaves podr¨ªan terminar arrasados en beneficio de intereses particulares a cambio de mejoras ambientales que podr¨ªan no servir para paliar los efectos negativos del proyecto en cuesti¨®n¡±, advierte Hugo Mor¨¢n, secretario de Medio Ambiente socialista.
La mayor¨ªa busca reducir da?os sobre humedales, arroyos, bosques y riberas
¡°No compartimos esa visi¨®n mercantilista porque comporta riesgos importantes, deber¨ªan aprender del resultado de otros mercados como el de carbono, o afrontar la cuesti¨®n de ver a qui¨¦n termina beneficiando realmente¡±, subraya Laia Ortiz, diputada de Izquierda Plural.
El ec¨®logo Fernando Prieto se pregunta por el reparto de los beneficios que generar¨¢n estos ecosistemas y c¨®mo se distribuir¨¢n entre los conservadores y gestores de estos ecosistemas, algo todav¨ªa pendiente de determinar.
Los principales grupos ecologistas inciden en que los ejemplos de Estados Unidos que se han presentado como modelo de bancos de conservaci¨®n trabajan con realidades territoriales, legales y econ¨®micas muy distintas de las de la Uni¨®n Europea y Espa?a. Proponen posibilidades alternativas o complementarias en las que no intervengan los mecanismos de mercado y reclaman que se mejore el control administrativo de los mecanismos de compensaci¨®n ambiental.
El ec¨®logo Prieto enumera sonoros fracasos, como la proposici¨®n de desplazar una Zona de Especial Protecci¨®n para las Aves (ZEPA) de avutardas unos cu¨¢ntos kil¨®metros al este de Madrid para construir una de las radiales o gran parte de las inadecuadas plantaciones de con¨ªferas y eucaliptos en una parte importante del pa¨ªs desde la d¨¦cada de los 50 que alimentan gran parte de los incendios de cada verano.
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