La salida de Bertone abre la puerta a la transparencia en el Vaticano
El nuevo secretario de Estado, Pietro Parolin, no acudi¨® a su toma de posesi¨®n por una operaci¨®n menor Francisco alaba su ¡°capacidad de di¨¢logo¡±
Una peque?a, oportuna y muy diplom¨¢tica intervenci¨®n quir¨²rgica evit¨® ayer una fotograf¨ªa muy esperada. La del papa Francisco despidiendo al hasta ahora poderoso cardenal Tarcisio Bertone, secretario de Estado del Vaticano durante los ¨²ltimos siete a?os, y dando la bienvenida a su sucesor, monse?or Pietro Parolin, un diplom¨¢tico vaticano de 58 a?os, hasta ahora nuncio en Venezuela y elegido por Jorge Mario Bergoglio para cambiar la Iglesia cat¨®lica de arriba abajo.
El momento, pues, ten¨ªa su morbo. Bertone representa, muy a su pesar, la noche m¨¢s oscura del Vaticano, cuyas disputas por el poder provocaron la renuncia de Benedicto XVI. Parolin, en cambio, tiene la dif¨ªcil misi¨®n de presidir el Gobierno de una Iglesia que Francisco desea clara y transparente como la luz del d¨ªa, sin secretos inconfesables en lo que respecta a las finanzas y volcada a las periferias del mundo.
Pero la fotograf¨ªa no se dio. Pietro Parolin, seg¨²n explic¨® el propio Pont¨ªfice, se encuentra convaleciente de una ¡°peque?a intervenci¨®n¡± y no podr¨¢ incorporarse hasta ¡°algunas semanas m¨¢s tarde¡±.
La ceremonia, por tanto, no tuvo en s¨ª m¨¢s importancia, pero el relevo supone un cambio de ¨¦poca. Bergoglio y Bertone ¡ªun jesuita y un salesiano¡ª se intercambiaron los cumplidos de rigor, aunque es p¨²blico y notorio que durante estos ¨²ltimos meses han tenido sus m¨¢s y sus menos. El hasta ahora secretario de Estado considera, y as¨ª lo dej¨® patente el pasado verano durante un almuerzo en Castel Gandolfo, que el nuevo Papa no lo ha defendido de quienes lo acusan de no haber protegido adecuadamente a Joseph Ratzinger del esc¨¢ndalo Vatileaks ¡ªla filtraci¨®n de la correspondencia privada de Benedicto XVI¡ª.
La salida de tono de Bertone cuando se confirm¨® su sustituci¨®n ¡ª¡°he sido v¨ªctima de una red de cuervos y v¨ªboras¡±¡ª no vino m¨¢s que a confirmar las cl¨¢sicas rencillas de un Vaticano ensimismado que el papa Francisco, como no se ha cansado de repetir durante los ¨²ltimos meses, quiere erradicar a cualquier precio.
Para ello dispone de dos poderosas herramientas. Una, el llamado G-8 vaticano, la comisi¨®n formada por ocho cardenales de los cinco continentes, que ya funciona desde hace algunos meses y una de cuyas funciones principales es la de reformar la curia.
La otra herramienta es monse?or Pietro Parolin. Su primera misi¨®n ser¨¢ convertir la hasta ahora muy poderosa Secretar¨ªa de Estado en una muy eficaz secretar¨ªa del Papa.
Durante las congregaciones generales ¡ªlas reuniones de los cardenales previas al c¨®nclave¡ª, se otorg¨® un mandato muy claro al Papa que saliera elegido: remodelar una Secretar¨ªa de Estado que, especialmente durante los ¨²ltimos a?os, se hab¨ªa arrogado m¨¢s competencias que el propio Pont¨ªfice. El cardenal Bertone fue, de facto, un vicepapa. Levant¨® en torno a Benedicto XVI una empalizada que pr¨¢cticamente nadie pod¨ªa salvar y se enred¨® en una pelea sin cuartel con el sector de la curia que lo consideraba un advenedizo. As¨ª, aislado y solo, Joseph Ratzinger vivi¨® los ¨²ltimos meses de su papado, un pastor rodeado por lobos cuyo ¨²nico y sorprendente acto de rebeld¨ªa fue su renuncia.
Al elegir a Pietro Parolin, el papa Francisco ¡ªun experto en lanzar mensajes muy claros¡ª ha dejado di¨¢fano que los tiros van en la direcci¨®n opuesta. Salvo en la nacionalidad ¡ªen el Vaticano existe la tradici¨®n no escrita de que un papa extranjero nombra a un secretario de Estado italiano¡ª, el cardenal Bertone y monse?or Parolin se parecen como un huevo a una casta?a.
Aunque con guante de seda, Jorge Mario Bergoglio lo puso de manifiesto ayer cuando dijo: ¡°Doy, aunque in absentia, la m¨¢s cordial bienvenida al nuevo secretario. ?l conoce muy bien la Secretar¨ªa de Estado, donde ha trabajado tantos a?os, con pasi¨®n, competencia y con esa capacidad de di¨¢logo y de trato humano que son sus caracter¨ªsticas. En un cierto sentido es como un regresar a casa¡±.
Tal vez sin pretenderlo, al trazar el perfil de Parolin estaba tambi¨¦n trazando el negativo de Bertone.
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