Los ataques graves a cooperantes se duplican en una d¨¦cada
El secuestro es la agresi¨®n que m¨¢s ha crecido al multiplicarse por trece Las ONG sienten que se ha perdido respeto por la ayuda humanitaria
Sesenta y siete muertos, 92 secuestrados y 115 heridos graves. En total, 274 cooperantes fueron v¨ªctimas en 167 ataques violentos en 2012, seg¨²n The Aid Worker Security Database. Son casi el doble de los 143 trabajadores humanitarios agredidos en los 63 incidentes de 2003. Un incremento que mantiene abierto el debate de la seguridad en las organizaciones de cooperaci¨®n internacional. Pese a las medidas de seguridad, los an¨¢lisis de situaci¨®n y los trabajos para que su labor sea aceptada en los pa¨ªses a los que acuden, los responsables de las entidades coinciden en subrayar que el riesgo cero no existe, sobre todo en contextos dif¨ªciles de guerra y conflicto. Pero, ?cu¨¢nto riesgo est¨¢n dispuestas a aceptar las organizaciones para llegar a quienes necesitan de su ayuda?
M¨¦dicos Sin Fronteras decidi¨® marcharse de Somalia el pasado 14 de agosto porque, seg¨²n explic¨® la organizaci¨®n, la situaci¨®n de violencia contra su personal hab¨ªa alcanzado un l¨ªmite ¡°insoportable¡±. ¡°All¨ª hemos tenido ataques premeditadamente dirigidos a nosotros¡±, lamentaba Jos¨¦ Antonio Bastos. Los emblemas, las marcas de las organizaciones eran una suerte de escudo protector. Hoy lo son un poco menos y, a veces, se convierten en la diana.
¡°Hace 15 a?os no habl¨¢bamos de esto, hab¨ªa respeto a los trabajadores de las organizaciones. Esto ha ido empeorando¡±, reconoce Mar¨ªa Alc¨¢zar, directora de cooperaci¨®n de Cruz Roja Espa?a. Olivi¨¦ Longu¨¦, director general de Acci¨®n Contra el Hambre Espa?a tambi¨¦n cree que se ha producido una ¡°p¨¦rdida de respeto¡± por la ayuda humanitaria.
El G-8 ha pedido a los Estados que no paguen rescates de humanitarios
Abby Stoddard, miembro de Aid Worker Security y del comit¨¦ de direcci¨®n de M¨¦dicos del Mundo-Estados Unidos, a?ade otras explicaciones. ¡°El aumento de cooperantes en las crecientes crisis humanitarias explica en parte el incremento de incidentes. Y tambi¨¦n hemos visto que la mayor¨ªa de ataques en los ¨²ltimos cinco a?os se han producido en Afganist¨¢n, Pakist¨¢n, Sud¨¢n del Sur, Somalia y Sud¨¢n. Contextos dif¨ªciles de guerra y con Gobiernos d¨¦biles que no pueden garantizar el cumplimiento de la ley¡±, detalla.
¡°En 2011 y 2012 los secuestros han sido horribles. El cooperante se convierte en un capital de la econom¨ªa de guerra¡±, considera Longu¨¦. De hecho, esta modalidad de ataques es la que m¨¢s se ha incrementado. En 2003, siete trabajadores humanitarios fueron secuestrados; el a?o pasado, fueron 92. En este sentido, el G-8 pidi¨® el pasado julio a los Estados que no paguen rescates (nunca reconocidos por los Gobiernos) porque con ellos se financian organizaciones terroristas. Tambi¨¦n algunos pa¨ªses del Sahel ¡ªMal¨ª, Mauritania o N¨ªger¡ª pidieron a Espa?a y al resto de la Uni¨®n Europea que dejen de pagar a los secuestradores de Al Qaeda, en la conferencia contra el terrorismo celebrada el pasado abril en Casablanca.
Raquel Fern¨¢ndez, delegada de Cruz Roja en N¨ªger durante 2012, explica que el mayor riesgo en ese pa¨ªs era precisamente ser secuestrada. ¡°Coges costumbres como entrar en un coche y lo primero que haces es echar el cerrojo. Cuando vuelvo a Espa?a parece raro¡±, relata. ¡°Los expatriados ¨ªbamos de manera restringida a trabajar en el terreno con la gente. Normalmente, iban los nacionales que conocen bien el contexto¡±, a?ade. Eso no evit¨® que media docena de compa?eros locales fueran capturados el a?o pasado. Uno muri¨® durante el ataque, los dem¨¢s fueron liberados 20 d¨ªas despu¨¦s. ¡°Fue muy complicado. Despu¨¦s de aquello limitamos nuestros movimientos. Pero no puedes vivir con miedo¡±, afirma.
El cooperante es hoy "un capital de la econom¨ªa de guerra", dice un activista
Las organizaciones subrayan que su mejor defensa para reducir el riesgo de ataques es ser aceptados por la sociedad civil y las autoridades. ¡°Tenemos que llegar a las v¨ªctimas sin convertirnos nosotros en una¡±, afirma Alexis Heeb, Portavoz del Comit¨¦ Internacional de la Cruz Roja (CICR) en Ginebra. Para ello es necesario, dice, ¡°un buen an¨¢lisis de la situaci¨®n del conflicto y diferenciar qui¨¦nes son los actores: pol¨ªticos, miembros del Ej¨¦rcito, grupos portadores de armas. Aunque algunos son invisibles¡±, dice.
Despu¨¦s empieza la etapa de negociaci¨®n y di¨¢logo para lograr la aceptaci¨®n de la presencia de la organizaci¨®n. ¡°En el terreno, desde Afganist¨¢n hasta Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, desde Sud¨¢n hasta Siria, hay mucho trabajo detr¨¢s de bambalinas con las autoridades o grupos que pueden influir en el acceso a zonas donde la gente necesita ayuda o puedan contribuir a que la sociedad entienda y acepte la labor de las organizaciones¡±, explica un portavoz de la OCHA, la oficina coordinadora de la ayuda humanitaria en las Naciones Unidas.
As¨ª lo hace el Comit¨¦ Internacional de Cruz Roja en Siria. ¡°Muchas veces la autoridad da luz verde para que podamos ir a una determinada zona. Pero ese no es el ¨²nico permiso que necesitas. Despu¨¦s negociamos con grupos armados para que no nos agredan, nos aseguramos de que tengan ¨®rdenes de dejarnos pasar. La ayuda tiene que ir siempre acompa?ada de comunicaci¨®n. Explicar qu¨¦ hacemos, cu¨¢l es nuestro emblema y qu¨¦ significa¡±, detalla Heeb. Pero los datos revelan que esa labor no siempre funciona. Veinte voluntarios de la Media Luna Roja Siria han sido asesinados en los ¨²ltimos tres a?os mientras trabajaban. Hace solo una semana seis cooperantes y un voluntario de esta organizaci¨®n fueron secuestrados en ese pa¨ªs (cuatro ya han sido liberados) por un grupo de hombres armados.
Cruz Roja negocia en Siria con grupos armados para evitar agresiones
Ese trabajo de di¨¢logo para la aceptaci¨®n es el que hizo Hussein Saleh, trabajador de la Media Luna en Yemen, para poder asistir a un grupo de soldados que hab¨ªan sufrido un ataque y hab¨ªan sido tomados como rehenes por la organizaci¨®n afiliada a Al Qaeda, Ansar al Sharia. Saleh consigui¨® su dif¨ªcil objetivo ¡ªCruz Roja pudo asistir a los retenidos¡ª y recogi¨® su trabajo en el documental I know where I¡¯m going (S¨¦ d¨®nde voy), que el protagonista nunca pudo ver. ¡°La situaci¨®n se pone cada vez peor. Solo me preocupa llegar a las v¨ªctimas. (¡) Si muero en la guerra, s¨¦ que ir¨¦ al cielo¡±, dice en el v¨ªdeo, editado despu¨¦s de su asesinato el pasado 20 junio de 2012 mientras trabajaba.
Stoddard, de la Aid Workers Security, asegura que ¡°algunas organizaciones han agravado el riesgo para ellas mismas cooperando con alguna de las partes en conflicto quebrantando su independencia y neutralidad¡±. Ninguna organizaci¨®n reconoce pr¨¢cticas como el soborno o acuerdos que violenten sus principios, aunque saben que otras lo hacen. ¡°Ninguna ONG tiene como pol¨ªtica aceptar sobornos o condiciones, pero se hace. Adem¨¢s, cualquiera puede tener un cooperante con criterio malo¡±, asegura el director de Acci¨®n Contra el Hambre Espa?a.
¡°Hay contextos en los que te intentan imponer condiciones para que trabajes, como el pago de comisiones o que atiendas solo a una parte del conflicto, a los de su bando¡±, explica Alc¨¢zar. ¡°En estos casos nunca cedemos¡±, a?ade. ¡°Con el soborno tenemos tolerancia cero. Es motivo de expulsi¨®n de la organizaci¨®n. Cuando entras en una din¨¢mica de pagos, no puedes parar. Hoy te piden 10 euros y ma?ana pueden ser 100. Nos pasa a diario, incluso para gestionar visados desde Espa?a. Te dejan caer que si les pones un billete sobre la mesa, lo tendr¨¢s en dos d¨ªas; si no, qui¨¦n sabe¡±, detalla Longu¨¦.
Felicitas Ib¨¢?ez, directora de Operaciones Internacionales de M¨¦dicos del Mundo, recuerda que los ni?os soldado en los controles en carretera en Sierra Leona ¡°siempre ped¨ªan cosas. Normalmente, dinero¡±. Es una de las situaciones en las que esta m¨¦dica ha pasado m¨¢s miedo como cooperante. ¡°Muchas veces estaban fumados o nerviosos. Hab¨ªa que hablar mucho, incluso durante horas¡±, recuerda.
Algunas ONG han optado por usar coches blindados y chalecos antibalas
Ib¨¢?ez, quien ha sentido ¡°la vocaci¨®n de ir a conflictos¡± a trabajar, subraya que la cooperaci¨®n no se trata de ¡°ayudar a cualquier precio¡±. Pero la ecuaci¨®n entre el riesgo y beneficio est¨¢ todav¨ªa sin resolver. Para el director de Acci¨®n Contra el Hambre ¡°la seguridad est¨¢ por encima de todo¡±. Pero no todo vale. ¡°Algunas ONG han tomado v¨ªas de protecci¨®n equivocadas, con coches blindados, chalecos antibalas¡±, apunta Longu¨¦. MSF es una de las organizaciones que ha reconocido que trabaj¨® con guardas armados en Somalia para su seguridad.
Las normas de seguridad b¨¢sicas son comunes a la mayor¨ªa de organizaciones. No viajar solo, no conducir, no subir ni desplazarse en veh¨ªculos en los que haya armas o los toques de queda. La mayor¨ªa de ONG tienen un protocolo parecido: reducir los movimientos de los trabajadores ¡ªla mayor¨ªa de ataques se producen en los desplazamientos¡ª, cerrar oficinas locales y entrar por la ma?ana y salir por la noche, y en casos extremos, la evacuaci¨®n. En Acci¨®n Contra el Hambre, adem¨¢s, los cooperantes salen de los contextos peligrosos cada dos o tres meses. ¡°Para que no se acostumbren al peligro, que tomen perspectiva, ya que son ellos los que tienen que evaluar el riesgo y el beneficio de sus acciones. No queremos fomentar que surjan rambos¡±, apunta Longu¨¦.
¡°El riesgo no compensaba¡±. As¨ª explica Alc¨¢zar la decisi¨®n de Cruz Roja Espa?a de evacuar a la delegada de la entidad que trabajaba en un programa de saneamiento en Rep¨²blica Centroafricana a principios de 2013. ¡°La situaci¨®n se hab¨ªa tensado. Varios veh¨ªculos de Cruz Roja Internacional hab¨ªan sido robados y te entran inquietudes. Cuando los rebeldes llegaron a la capital, decidimos suspender el proyecto temporalmente¡±, explica.
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