El cuidado del paciente con infecci¨®n por VIH: entrando en una nueva era
La nueva perspectiva del VIH como una enfermedad cr¨®nica es uno de los mayores logros de la medicina moderna
Despu¨¦s de superar la primera era del cuidado del paciente con infecci¨®n por VIH en la que solo pod¨ªamos tratar las infecciones oportunistas y proporcionar a los cuidados paliativos, y la segunda era en que se inici¨® el tratamiento con f¨¢rmacos antirretrovirales cada vez m¨¢s eficaces, hoy podemos decir que estamos entrando en una tercera era en el abordaje de esta enfermedad. En esta nueva etapa, tenemos dos objetivos o retos principales: el primero, es el largo anhelo de la superaci¨®n de las barreras que nos separan de la curaci¨®n definitiva; el segundo, es el de las comorbilidades asociadas al envejecimiento, frente a las que los pacientes con infecci¨®n por VIH controlada virol¨®gicamente presentan un mayor riesgo.
El primer reto nos sit¨²a ante la cuesti¨®n de los llamados reservorios virales. El reservorio viral es el tipo celular o espacio anat¨®mico que preserva y mantiene viable el VIH, dejando intacta su capacidad replicativa, y es capaz de restaurar la poblaci¨®n de c¨¦lulas infectadas cuando estas son eliminadas por mecanismos citot¨®xicos virales directos o por el sistema inmunitario del hu¨¦sped. Los tratamientos antirretrovirales de gran actividad (TARGA) actuales han logrado controlar la enfermedad al reducir la carga viral hasta concentraciones indetectables en plasma. Sin embargo, el reservorio viral no se ve sustancialmente alterado por estas estrategias terap¨¦uticas a causa de la incapacidad del TARGA para actuar sobre el ADN proviral integrado o en latencia pre-integracional. Por ello, hoy, la presencia del reservorio viral se considera el principal obst¨¢culo para la erradicaci¨®n del virus.
El segundo reto nos sit¨²a ante la nueva perspectiva del VIH como una enfermedad cr¨®nica, lo que supone sin ning¨²n g¨¦nero de duda uno de los mayores logros de la medicina moderna. Sin embargo, hay que tener en cuenta que el propio paso de los a?os y el hecho de que con frecuencia los pacientes con VIH re¨²nan distintos factores de riesgo para enfermedades caracter¨ªsticas del envejecimiento, ha dado lugar a que cada vez m¨¢s pacientes con VIH presenten lo que se conoce como multicomorbilidad o polipatolog¨ªa (es decir, muchos problemas de salud al mismo tiempo), lo que obliga a compatibilizar el tratamiento del propio VIH con los tratamientos de estas enfermedades.
Nos encontramos cada vez m¨¢s frecuentemente con un perfil de paciente distinto del de hace a?os, que presenta polipatolog¨ªa, es decir, m¨²ltiples patolog¨ªas, y que no est¨¢ recibiendo sin embargo una atenci¨®n integral que aborde al paciente en su conjunto, sino una estrategia sumativa de tratamientos separados que act¨²an aisladamente sobre los distintos factores de riesgo.
Eso ha creado un escenario completamente diferente y mucho m¨¢s complejo del que ten¨ªamos hasta ahora y que est¨¢ poniendo a prueba la capacidad de reacci¨®n y de adaptaci¨®n del personal sanitario involucrado en el cuidado del paciente con infecci¨®n por VIH.
De esta cuesti¨®n ha venido a hablar a nuestro pa¨ªs en estos d¨ªas, en el marco del V Congreso Nacional de GeSIDA, la Dra. Amy Justice, una de las mayores autoridades cient¨ªficas internacionales en materia de VIH y envejecimiento, que dice con mucha raz¨®n que la tercera era del abordaje del VIH pasa en gran medida por el estudio de las cuestiones relacionadas con la polipatolog¨ªa y la polifarmacia. ?Estamos seguros de que no estamos dando una medicaci¨®n que puede ayudar por un lado, pero perjudicar por el otro? Esta inquietante pregunta es hoy la que nos hacemos todos los profesionales que tratamos el VIH y la que subyace tambi¨¦n en el abordaje general todas las enfermedades cr¨®nicas.
Por eso, en buena medida, todo lo que aprenderemos en esta tercera era del tratamiento del VIH deber¨ªa tambi¨¦n ser aplicable el resto de enfermedades cr¨®nicas y deber¨ªa transformarse en un conocimiento fundamental para nuestros sistemas p¨²blicos de salud, de los que se dice, y con cierta raz¨®n, que siguen funcionando hoy con estrategias que fueron pensadas para una realidad de hace 20-30 a?os, y no para el momento actual con una poblaci¨®n envejecida con una gran prevalencia de enfermedades cr¨®nicas.
Encontrar las respuestas adecuadas a estos nuevos retos es un objetivo tan prioritario como impostergable, pues revierte en un doble beneficio: sanitario y econ¨®mico. Lo que est¨¢ en juego, por decirlo claramente, no es solo la supervivencia y calidad de vida de las personas afectadas por estas enfermedades, sino la propia sostenibilidad econ¨®mica de unos sistemas sanitarios que tienen que hallar resortes estructurales para controlar el crecimiento del gasto sin perjudicar los objetivos de Salud P¨²blica.
El resto es naturalmente dif¨ªcil y complejo, pero solo lo alcanzaremos desde la investigaci¨®n y el conocimiento. Hallaremos las respuestas, como se han encontrado en etapas anteriores, y todas esas respuestas llegar¨¢n desde la ciencia y la inversi¨®n en investigaci¨®n e innovaci¨®n.
Juan Berenguer, presidente de GeSIDA, Grupo de Estudio del SIDA de la SEIMC.
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