Discurso de Giannina Segnini tras recibir el Premio Garc¨ªa M¨¢rquez de periodismo
Agradezco profundamente al Consejo Rector y a la Fundaci¨®n Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez para el Nuevo Periodismo Iberoamericano este gran reconocimiento que, adem¨¢s de ser un gran honor, implica una tremenda responsabilidad que estoy complacida de asumir.
Deseo aprovechar estos minutos para ser portadora de buenas noticias.
Una sombra de confusi¨®n y de temor inyecta pron¨®sticos pesimistas en la discusi¨®n sobre la sostenibilidad del periodismo; sin embargo, con total convicci¨®n, creo que este es el mejor momento para ser periodista.
Nunca antes tuvimos en frente tantas oportunidades para encontrar y contar historias relevantes, y para difundirlas en tan solo unos segundos por todo el planeta; y nunca antes vivimos mejor coyuntura para apropiarnos del futuro de nuestra profesi¨®n e irrumpir como protagonistas en la concepci¨®n, la experimentaci¨®n y la consolidaci¨®n de nuevos modelos para hacer periodismo.
Cuando empec¨¦ mi carrera hace m¨¢s de 20 a?os, era imposible revisar cien expedientes impresos de contratos estatales, trabajo necesario para escribir un reportaje. En cambio, este lunes en la tarde, antes de venir a Colombia, mi equipo y yo entrevistamos millones de esos registros en tan solo minutos.
Tres d¨¦cadas atr¨¢s, solo en un cap¨ªtulo de la serie Star Trek se pod¨ªa mapear en segundos las especies plantadas en una extensi¨®n de mil hect¨¢reas de terreno.
Hoy, si quisi¨¦ramos verificar en el terreno la inversi¨®n de millonarios incentivos forestales, es cada vez m¨¢s accesible enviar un dron teledirigido equipado con c¨¢mara y GPS, tomar im¨¢genes multiespectrales y levantar una base de datos georreferenciada que revelar¨ªa en detalle la densidad y la composici¨®n del bosque y, en ¨²ltima instancia, si en verdad se plantaron o se mantuvieron las especies por las que se pag¨®.
Sin embargo, no nos confundamos; no son los drones, los datos en tiempo real ni las herramientas para procesarlos los que salvar¨¢n al periodismo, sino la combinaci¨®n de esos recursos con las ideas para hacer periodismo de calidad y de impacto social; y la disposici¨®n para experimentar y descubrir -de la mano del poder de la tecnolog¨ªa- nuevos modelos que lo hagan sostenible.
La primera gran confusi¨®n que provoca miedo consiste en pensar que el periodismo es el que est¨¢ en decadencia, o que lo est¨¢ su impacto en la democracia; pero la ¨²nica entidad agonizante hoy es la industria de los medios como la conoc¨ªamos, no el periodismo, que -en medio del ruido moderno- prevalece como una de las ¨²nicas disciplinas capaces de revelar verdades ocultas y decodificar fen¨®menos sociales.
Los periodistas est¨¢bamos muy c¨®modos, desplegando nuestro idealismo y buscando c¨®mo alinearlo al de empresas de medios que se enriquecieron leg¨ªtimamente durante d¨¦cadas gracias a su posici¨®n hegem¨®nica en el mercado.
Hoy, estos se?ores est¨¢n en problemas porque el modelo econ¨®mico tradicional que conoc¨ªan se agot¨®. Muchos est¨¢n abandonando el barco y buscan r¨¦ditos en otras actividades lucrativas; otros contin¨²an administrando su decadencia, enfermos de elefantiasis, con atrofiadas burocracias que no reaccionan a la velocidad que demandan los tiempos; y algunos pocos contin¨²an luchando para sostener sus operaciones al tiempo que hacen lo que pueden para reinventarse.
Hace pocos meses, cuando solo faltaba tocar la Communio para culminar el R¨¦quiem, a la industria cenicienta de los medios empezaron a aparecerle pr¨ªncipes azules: los billonarios de Sillicon Valley, quienes prometen mantener y fortalecer los valores m¨¢s sublimes del periodismo dinamizando su operaci¨®n, dispuestos a perder unos cuantos millones en el proceso.
Mientras tanto, la mayor¨ªa de los periodistas esperamos como simples espectadores a que alguien m¨¢s rescate el rancho y nos devuelva la tranquilidad de la quincenodependencia.
Continuamos tecleando las mismas historias y crey¨¦ndonos due?os exclusivos del puente que hay entre el conocimiento y ¡°nuestras¡± audiencias, de ¡°nuestras¡± fuentes, de ¡°nuestras¡± interpretaciones y del mediocre lente con el que a veces ojeamos la realidad para contarla encapsulada en hemorr¨¢gicos tuits o notitas r¨¢pidas.
Este -no la transici¨®n de la industria- es el mayor de los problemas. Se nos olvid¨® qui¨¦nes somos y para qu¨¦ existimos.
Olvidamos que somos tercos y apasionados, perspicaces y humanistas; exploradores incansables, dotados de una capacidad particular para afrontar las situaciones m¨¢s adversas con tal de defender aquello en lo que creemos.
Se nos olvid¨® que somos amantes y guardianes de la verdad y que solo en ella encontramos la verdadera paz.
El miedo y la angustia nos impiden ver la esperanzadora realidad: que el periodismo de calidad nunca ha sido m¨¢s relevante y necesario; que las democracias actuales lo piden a gritos; que tenemos mucho que aprender, pero tambi¨¦n todos los recursos disponibles para hacerlo; que para crecer debemos dejar de divagar como lobos solitarios y trabajar en verdadero equipo entre nosotros y con otras disciplinas que nos tienden la mano, que existe un oc¨¦ano inexplorado de posibilidades para la experimentaci¨®n de nuevos modelos, y que tenemos el temple y la capacidad para ser protagonistas, no espectadores.
Hoy, muchos de los mejores periodistas de todos los tiempos -acostumbrados a conducirse con sus libretas chorreadas de caf¨¦ en frecuentes citas inc¨®gnitas- est¨¢n aterrorizados y enfurecidos al ver a los jovencitos de las nuevas redacciones hacerlo todo al mismo tiempo: editar videos, mapear, tuitear, storifiar, embeber aplicaciones y hasta programar.
Esos nuevos tecnoperiodistas -algunos sin el rigor, el conocimiento hist¨®rico ni la experiencia period¨ªstica suficientes- asumieron, sin dudarlo, el reto de generar contenidos multiplataforma. Su llegada intimida especialmente a sus editores, quienes r¨¢pidamente los convierten en editores o -como los llaman ahora- ¡°community managers¡± y los exponen a tomar decisiones soberanas de la agenda noticiosa en l¨ªnea y dispositivos m¨®viles, como si las publicaciones digitales e impresas tuvieran dos est¨¢ndares diferentes de credibilidad.
Con la creciente separaci¨®n de estos dos mundos, las herramientas y los juegos pirot¨¦cnicos est¨¢n prevaleciendo sobre las ideas y el inter¨¦s social, y ello acrecienta a¨²n m¨¢s la brecha de desarrollo que siempre ha existido entre el periodismo y la ciencia.
Es que los periodistas solemos llegar 30 ¨® 40 a?os tarde a la adaptaci¨®n de tecnolog¨ªa. Lo que los periodistas hoy llamamos "futuro" es un pasado ya superado para la comunidad cient¨ªfica.
El mejor ejemplo es lo que hoy denominamos ¡°periodismo de datos¡± y al que calificamos de ser el futuro del periodismo; pero, desde hace m¨¢s de 40 a?os, los cient¨ªficos y las comunidades de inteligencia y de negocios procesan y analizan grandes vol¨²menes de datos para detectar patrones, tendencias y situaciones at¨ªpicas, o para explicar fen¨®menos y enfermedades, e incluso para anticipar comportamientos.
La buena noticia es que estamos a tiempo de revertir esa brecha si nos atrevemos a experimentar.
Como dice una canci¨®n del grupo irland¨¦s U2: la melod¨ªa m¨¢s dulce es la que a¨²n no hemos escuchado. Perdamos el miedo y empecemos a tocar melod¨ªas diferentes. No hay nada tan complicado all¨¢ fuera que no podamos aprender si nos esforzamos, pedimos ayuda con humildad y empezamos a trabajar en equipo.
Para terminar quiero agradecer a mis padres Martica y Chepito por los valores que me inculcaron, a mis hermanos, a mis queridos primos, sobrinos y amigos, pero sobre todo a mis hijos Carolina, Fiorella y Santiago, por haberme acompa?ado y apoyado siempre en esta aventura.
Tambi¨¦n agradezco a los editores de quienes aprend¨ª los valores del periodismo, en especial a Alejandro Urbina, Eduardo Ulibarri y Marcela Angulo; y al peri¨®dico La Naci¨®n por haberme dado la confianza y el espacio, durante los ¨²ltimos 20 a?os, para hacer periodismo de investigaci¨®n independiente.
A mis queridos compa?eros de la Unidad de Investigaci¨®n: Rigoberto, Ronny, Hassel, Matthew y Mariana, a los compa?eros de dise?o e infograf¨ªa, de Sistemas de Informaci¨®n Geogr¨¢fica y de Inteligencia de Mercados y a todos los que me han acompa?ado antes, muy en especial al maestro y amigo, Ernesto Rivera, les digo que este tambi¨¦n es un reconocimiento para ustedes. Sin su pasi¨®n y entrega todos mis esfuerzos hubieran sido en vano.
Buenas noches a todos
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