El autom¨®vil a pilas en su laberinto
El autom¨®vil a pilas sigue sin resolver las asignaturas pendientes que ralentizan su despegue
La tecnolog¨ªa del coche el¨¦ctrico est¨¢ lista y, a pesar de su limitada autonom¨ªa, permite resolver el transporte individual de la mayor¨ªa de los conductores de pa¨ªses desarrollados: cerca del 80% no hace m¨¢s de 60 kil¨®metros al d¨ªa, seg¨²n diferentes estudios. Pero el autom¨®vil a pilas sigue sin resolver las asignaturas pendientes que ralentizan su despegue. Para empezar, los modelos el¨¦ctricos todav¨ªa no pueden cumplir como coche ¨²nico o principal de la familia. Con rangos de uso reales inferiores a 200 kil¨®metros por carga, no permiten viajar. Y esto les encasilla como segundos coches de la casa y limita su mercado.
El segundo inconveniente es econ¨®mico, porque tienen unos precios desorbitados, en torno al doble que un modelo equivalente con mec¨¢nica convencional, por culpa de las bater¨ªas. La mayor¨ªa, incluso los utilitarios, superan los 30.000 euros, y ah¨ª empieza su particular c¨ªrculo vicioso: como son caros no se venden; y como no se venden, son caros. Y es que con vol¨²menes de producci¨®n tan bajos, apenas se logran econom¨ªas de escala, sobre todo, en los m¨®dulos de bater¨ªas.
El precio de las recargas, menos de tres euros para hacer 100 kil¨®metros, supone un ahorro interesante frente a los ocho euros de los utilitarios turbodi¨¦sel e h¨ªbridos con consumos m¨¢s frugales, pero no resulta suficiente para amortizar el sobreprecio inicial. Ni tampoco las ayudas a la compra de coches el¨¦ctricos establecidas por los Gobiernos ¡ªhasta 5.500 euros en Espa?a¡ª compensan su elevado coste.
Algunas marcas como Renault han optado por comercializarlos sin incluir en el precio las bater¨ªas para equiparar las tarifas visuales a las de los turbodi¨¦sel. Pero a cambio, hay que pagar aparte una cuota mensual de alquiler que var¨ªa seg¨²n el modelo y el kilometraje: desde 50 euros en el peque?o Renault Twizy hasta cerca de 100 en coches m¨¢s grandes para hacer 10.000 kil¨®metros al a?o. Sin embargo, esta alternativa no parece tener gran aceptaci¨®n entre los clientes, que no llevan bien seguir pagando cada mes por una parte del coche despu¨¦s de haberlo comprado.
El ¨²ltimo punto cr¨ªtico son las infraestructuras de carga. La red de postes desplegados en las calles de las principales ciudades europeas deber¨ªa ser ya suficiente para poder circular sin agobios en la mayor¨ªa de ellas. Pero en Espa?a y en Madrid en particular, la mayor¨ªa est¨¢n abandonados y no funcionan, lo que aumenta la angustia de los conductores cada vez que necesitan llenar las bater¨ªas fuera de casa. Adem¨¢s, siguen sin desplegarse redes de postes de carga r¨¢pida en las principales autopistas para poder viajar.
El coche el¨¦ctrico es, de momento, la ¨²nica tecnolog¨ªa disponible para afrontar la motorizaci¨®n de los pa¨ªses emergentes ¡ªduplicar¨¢ la producci¨®n anual de autom¨®viles hasta superar los 70 millones en 2020¡ª sin agotar los combustibles f¨®siles ni elevar las emisiones a l¨ªmites inasumibles. Y aunque los avances de las bater¨ªas y la reducci¨®n de su coste (50% cada cinco a?os) les har¨¢ mucho m¨¢s competitivos en pocos a?os, se merece una atenci¨®n mucho m¨¢s exquisita de nuestros Gobiernos.
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