?Y si la ciencia no es eso que t¨² crees?
El ¨²ltimo Nobel de Medicina critica la ¡°tiran¨ªa¡± de las revistas especializadas en la carrera investigadora Las publicaciones defienden su seriedad
Nuestro mundo se rige por la ciencia en mayor medida de lo que creemos. Un gobernante puede creer que su raza ¡ªo su aldea, ya puestos¡ª es superior a las dem¨¢s, pero no podr¨¢ salirse con la suya sin una ciencia independiente y de calidad que lo apoye; un magnate pagar¨¢ un mont¨®n de dinero para hacer creer a la gente que su pasta de dientes, su fuente de energ¨ªa o sus medios de comunicaci¨®n son superiores a los dem¨¢s, pero fracasar¨¢ si no puede aportar evidencias cient¨ªficas. Los alimentos que comemos, la informaci¨®n que creemos y los medicamentos que tragamos dependen crucialmente de una ciencia solvente, honrada y evaluada con criterio y transparencia.?La tenemos?
El ¨²ltimo premio Nobel de Medicina, Randy Schekman, cree que no. Y no se enga?en: la mayor¨ªa de los galardonados con esa cima de las distinciones cient¨ªficas dedican su visita a Estocolmo a mayor gloria de s¨ª mismos, o simplemente a hacer turismo. Schekman ha preferido montar un pollo, y uno bien importante, si hemos de ser justos. En una columna publicada por The Guardian y reproducida ¨ªntegramente bajo este art¨ªculo, Schekman sostiene que las revistas cient¨ªficas de ¨¦lite, en particular Nature, Science y Cell, distorsionan el proceso cient¨ªfico o, peor a¨²n, ejercen una ¡°tiran¨ªa¡± sobre ¨¦l que no solo desfigura la imagen p¨²blica de la ciencia, sino incluso sus prioridades y su funcionamiento diario.
El premiado dice que no publicar¨¢ m¨¢s ¡®papers¡¯ en estas cabeceras
Para reforzar su punto de vista, el premio Nobel ¡ªque recogi¨® ayer su galard¨®n en la capital sueca¡ª ha anunciado su decisi¨®n solemne de no publicar nunca m¨¢s en Nature, Science y Cell, las tres revistas cient¨ªficas con m¨¢s ¨ªndice de impacto, una medida de su influencia en otros cient¨ªficos. Schekman admite que ha publicado todo lo que ha podido en esas tres revistas, incluidos los papers (art¨ªculos t¨¦cnicos) que le acaban de valer el premio Nobel. Pero que, ahora que se lo han dado, ya no va a publicar m¨¢s ah¨ª.
Su intenci¨®n es denunciar ¡ªcon unas dosis de autocr¨ªtica que se echan de menos en la clase pol¨ªtica y otras¡ª las distorsiones que esas grandes editoriales cient¨ªficas ejercen sobre el progreso del conocimiento. Schekman denuncia que la admisi¨®n de un texto puede estar sujeta a consideraciones de pol¨ªtica cient¨ªfica, presiones o incluso contactos personales.
Schekman ha fundado su propia revista electr¨®nica, eLife, una de las publicaciones cient¨ªficas ¡°en abierto¡± que pretenden estimular una nueva era en la evaluaci¨®n, presentaci¨®n y divulgaci¨®n del progreso cient¨ªfico, o una ciencia tres punto cero.
Dos de los tres objetivos prioritarios de Schekman. Las revistas Nature y Science, son premio Pr¨ªncipe de Asturias de las ciencias. Pero hay otro galardonado con el mismo premio, el bi¨®logo Peter Lawrence de la Universidad de Cambridge, que no solo apoya a Schekman, sino que viene sosteniendo posturas similares desde hace 10 a?os. ¡°Este asunto viene de lejos y se ha ido volviendo peor en los ¨²ltimos a?os¡±, dice a EL PA?S desde Cambridge.
Busca denunciar las distorsiones de las editoriales sobre el avance del saber
Lawrence y otros cient¨ªficos han escrito art¨ªculos en las revistas cient¨ªficas y presentado quejas ante los centros de decisi¨®n, pero no han logrado gran cosa, ni siquiera elevar el tema a la opini¨®n p¨²blica. El cient¨ªfico de Cambridge se confiesa contento de que Schekman haya aprovechado su premio Nobel para remar contra corriente e intentar empujar lo que considera una buena causa. La autocr¨ªtica es inmanente a la ciencia: es lo que mejora sus experimentos y teor¨ªas, y lo que puede mejorar sus formas, su financiaci¨®n y su comunicaci¨®n p¨²blica.
¡°Muchos investigadores son plenamente conscientes de c¨®mo la evaluaci¨®n del trabajo cient¨ªfico y su tasaci¨®n por los bur¨®cratas est¨¢ asesinando la ciencia¡±, dice Lawrence con caracter¨ªstica elocuencia. ¡°Por supuesto que todos somos culpables de haber representado nuestro papel, y as¨ª lo admite el propio Randy (Schekman); pero es bueno que est¨¦ utilizando su premio Nobel para publicitar sus opiniones, y espero que ello incremente la percepci¨®n p¨²blica de por qu¨¦ la ciencia ha perdido su coraz¨®n¡±.
Lawrence escribi¨® un art¨ªculo de referencia sobre este asunto hace diez a?os, curiosamente en la propia revista Nature. ¡°Cuando lo escrib¨ª en 2003, recib¨ª casi 200 cartas, en su mayor¨ªa de j¨®venes que sent¨ªan que los sue?os que les hab¨ªan llevado a convertirse en cient¨ªficos hab¨ªan sido rapi?ados; el punto principal, entonces y ahora, es que los art¨ªculos cient¨ªficos se han vuelto s¨ªmbolos para el progreso en la profesi¨®n cient¨ªfica, y los verdaderos prop¨®sitos de comunicaci¨®n y registro est¨¢n desapareciendo¡±.
Otro cient¨ªfico relevante que apoya la protesta del Nobel Schekman es Michael Eisen, profesor de la Universidad de California en Berkeley y uno de los fundadores de Public Library of Science (PLoS), la primera y principal colecci¨®n de revistas cient¨ªficas publicadas en abierto, y con una voluntad de transparencia que les ha llevado, por ejemplo, a hacer p¨²blica la identidad de los dos o tres cient¨ªficos, o reviewers, que revisan los manuscritos y deciden sobre su publicaci¨®n.
El bi¨®logo Peter Lawrence lleva 10 a?os protestando por esto mismo
¡°Lo que ha dicho Randy (Schekman) es importante¡±, dice Eisen a EL PA?S. ¡°Si otros cient¨ªficos siguieran esa v¨ªa, podr¨ªan enmendar muchos problemas de la comunicaci¨®n cient¨ªfica en un solo movimiento¡±. Pero el investigador y editor no alberga grandes esperanzas: ¡°Hablando como alguien que ya abandon¨® esas revistas (Nature, Science y Cell) hace 13 a?os, y que ha estado intentando convencer a sus colegas para que hagan lo mismo desde entonces, me temo que la estructura de incentivos que Randy denuncia es tan poderosa y ubicua que ni siquiera el liderazgo de un premio Nobel tan brillante y respetado podr¨¢ disolverla¡±.
Eisen no cree que un boicot a esas tres revistas de ¨¦lite sirva de mucho. ¡°Si realmente queremos arreglar las cosas¡±, concluye, ¡°necesitamos que todos los cient¨ªficos ataquen el uso de las publicaciones para evaluar a los investigadores, y que lo hagan siempre que tengan ocasi¨®n: cuando contraten cient¨ªficos para su propio laboratorio o departamento, cuando revisen las solicitudes de financiaci¨®n o juzguen a los candidatos a una plaza¡±.
Este diario ha solicitado su perspectiva a los editores de Nature, Science y Cell, los principales objetivos de los dardos de Schekman. Lo que sigue son sus respuestas.
¡°Si otros cient¨ªficos siguieran esta v¨ªa se podr¨ªa enmendar¡±, dice Michael Eisen
¡°Nuestra pol¨ªtica de aceptaci¨®n no se rige por consideraciones de impacto¡±, dice a EL PA?S Monica Bradford, editora ejecutiva de Science, ¡°sino por el compromiso editorial de proveer acceso a investigaciones interesantes, innovadoras, importantes y que estimulen el pensamiento en todas las disciplinas cient¨ªficas¡±. La revista Science, prosigue explicando Bradford, se publica por la AAAS (Asociaci¨®n Americana para el Avance de la Ciencia, siglas en ingl¨¦s), que es una organizaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro, ¡°y trabaja duro para garantizar que la informaci¨®n cient¨ªfica revisada por pares se distribuye al mayor p¨²blico posible¡±.
Las revistas de primera fila reciben tal cantidad de manuscritos cada semana que, por simples consideraciones materiales, tienen que rechazar cerca del 90% de esos trabajos. La cuesti¨®n ser¨ªa un mero dilema editorial si no fuera porque la carrera de cualquier cient¨ªfico, sobre todo de los j¨®venes, depende estrictamente del n¨²mero de publicaciones que consiga con su investigaci¨®n, en particular en las grandes revistas de m¨¢s impacto. Pese a ello, Bradford asegura que ¡°los presupuestos para el n¨²mero de p¨¢ginas y los niveles de aceptaci¨®n de manuscritos han ido de la mano hist¨®ricamente; tenemos una gran difusi¨®n, e imprimir art¨ªculos adicionales tiene un gran coste econ¨®mico¡±.
Emilie Marcus, editora de Cell, comenta m¨¢s espec¨ªficamente sobre el desaf¨ªo del Nobel Schekman. ¡°Desde su lanzamiento hace casi 40 a?os¡±, dice, ¡°la revista Cell se ha concentrado en una visi¨®n editorial fuerte, un servicio al autor de primera fila en su clase con editores profesionales informados y accesibles, una revisi¨®n por pares r¨¢pida y rigurosa por investigadores acad¨¦micos de primera l¨ªnea, y una calidad sofisticada de producci¨®n¡±.
¡°La raz¨®n de ser de Cell¡±, prosigue Marcus, ¡°es servir a la ciencia y a los cient¨ªficos, y si no logramos ofrecer esos valores a nuestros autores y lectores, la revista no prosperar¨¢; para nosotros esto no es un lujo, sino un principio fundacional¡±.
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