Derribo del poder local y del Estado social
Tras la reforma local se oculta la intenci¨®n de derribo de una parte del Estado del bienestar
El dramatismo de un accidente de tr¨¢fico con seis muertos en Naveros de Pisuerga, una pedan¨ªa en la provincia de Palencia, dej¨® al descubierto en agosto de 2012 el deterioro de los puentes sobre el Canal de Castilla en su cabecera. La reparaci¨®n planteaba un verdadero laberinto institucional: Los titulares de las carreteras afectadas son las diputaciones provinciales, el Canal es competencia del Estado, pero en ¨¦l nadie mueve una piedra sin autorizaci¨®n de la Junta de Castilla y Le¨®n, que ejerce su tutela sobre el patrimonio cultural de la comunidad.
?C¨®mo se ha resuelto el asunto? Con una subvenci¨®n de la diputaci¨®n de Burgos al Ayuntamiento de Zarzosa del R¨ªo Pisuerga -34 habitantes-, que ha sacado los pretiles del fondo del Canal y los ha colocado sobre los puentes como ha podido.
Estos hechos ilustran el simplismo ideol¨®gico de la consigna ¡°una administraci¨®n, una competencia¡±, bajo la que el Gobierno ha presentado la reforma local que est¨¢ a punto de ver la luz. La gesti¨®n de competencias en una sociedad compleja y democr¨¢tica se organiza en sistemas que articulan el valor de la distancia que da perspectiva para garantizar la equidad en la producci¨®n normativa y la funci¨®n de proximidad, para prestar los servicios al calor de las condiciones de vida y convivencia de la ciudadan¨ªa. En todo caso si otros no pueden, no saben o no quieren, los ayuntamientos siempre est¨¢n. Son el Estado en traje de faena, pero se les va a prohibir seguir si¨¦ndolo.
La otra falacia de esta reforma es que las econom¨ªas de escala ahorran gasto en los servicios p¨²blicos, por eso hay que expropiar a los municipios sus competencias para ponerlas en manos de las diputaciones provinciales o de las comunidades aut¨®nomas. Los datos sobre la deuda en relaci¨®n con el tama?o de las instituciones, incluidas las locales, dicen exactamente lo contrario, hasta llegar a los desmanes que ilustres liberales han perpetrado en el Ayuntamiento de Madrid. Ahora el Gobierno f¨ªa a los ayuntamientos el cumplimiento del objetivo de d¨¦ficit pactado con Bruselas. ?En qu¨¦ quedamos?
Este modelo de gesti¨®n p¨²blica, de moda en los setenta, verdadero pilar de la reforma, ignora que la escala de eficiencia es diferente para cada servicio, en cada territorio y con cada nivel tecnol¨®gico, y pasa por alto tanto las deseconom¨ªas de escala, como los problemas de equidad que crean las desigualdades en el acceso a los servicios.
Tras estos lugares comunes se oculta la doble intenci¨®n de desempoderamiento del poder local y de derribo de una parte del Estado del bienestar, blindado por los compromisos en primera persona de la pol¨ªtica de proximidad.
En este debate la voz de los alcaldes no suena con la fuerza de qui¨¦n est¨¢ siendo despose¨ªdo de su espacio pol¨ªtico. Est¨¢n acostumbrados a subordinar su discurso pol¨ªtico a fuerza de depender de otras administraciones para cumplir su programa electoral, por la precariedad de la financiaci¨®n local. Tampoco son ajenas a esta docilidad sus aspiraciones a una carrera pol¨ªtica, cuando no a simultanear otro cargo que siempre ha dependido de los aparatos partidarios nacionales o auton¨®micos.
En este menesteroso estado los alcaldes han llegado a crear la expresi¨®n, humillante para un pol¨ªtico democr¨¢tico, de competencias impropias para referirse a las que consideraban insuficientemente financiadas. Esta reforma, que convierte en ilegal gran parte del programa de cualquier alcalde de Espa?a, les va a dejar sin nada. Convertidos en autoridad impropia.
Las comunidades aut¨®nomas se ver¨¢n despose¨ªdas de sus competencias locales a favor del Estado, que en esta reforma tiene la osad¨ªa de ignorar los estatutos de autonom¨ªa pactados con aqu¨¦llas.
Los Ayuntamientos urbanos pierden sus competencias en servicios sociales a favor de las comunidades aut¨®nomas y los rurales pr¨¢cticamente todas a favor de las diputaciones, con grave riesgo de multiplicaci¨®n de costes, privatizaci¨®n y supresi¨®n de servicios, deterioro de las econom¨ªas locales por la contrataci¨®n centralizada en las diputaciones ¨Cque debilitar¨¢ la diversificaci¨®n de la econom¨ªa rural-, adem¨¢s de la multiplicaci¨®n de oportunidades para la corrupci¨®n pol¨ªtica que esta centralizaci¨®n propicia.
La hora del poder local, siempre diferida, ha llegado para acabar con los ayuntamientos democr¨¢ticos, que han sabido hacerse cargo de las condiciones sociales del espacio p¨²blico. Ahora s¨®lo les quedar¨¢ la responsabilidad sobre sus condiciones materiales.
En los partidos pol¨ªticos esta reforma supone el retorno de las ¨¦lites provinciales ¨Cy provincianas- y la disoluci¨®n del poder auton¨®mico. En la arquitectura del Estado una renuncia a la homologaci¨®n con el mundo local europeo que, como media, gestiona casi el doble de presupuesto p¨²blico que el espa?ol. Para la ciudadan¨ªa un recorte de servicios contante y sonante que, sin eufemismos, el propio Gobierno en el Plan Presupuestario 2014 comprometido con Europa cifra en 3.282 millones de euros s¨®lo en 2014 y 2015. Estamos avisados.
Francisco Ramos Ant¨®n es Soci¨®logo, parlamentario auton¨®mico del PSOE en las Cortes de Castilla y Le¨®n.
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