Mucho gas para tan poca luz
Las centrales de ciclo combinado, una de las mayores inversiones industriales de la historia reciente, operan apenas al 10% tras la ca¨ªda de la demanda el¨¦ctrica
En el pa¨ªs de aeropuertos sin aviones, silenciosas autopistas de peaje y urbanizaciones a medio acabar, abundan las f¨¢bulas del tiempo de los excesos, y sus moralejas. Aqu¨ª se cuenta otra, pero no otra m¨¢s: porque la que est¨¢ varada es una de las mayores inversiones industriales de la historia reciente. Gigantes de la energ¨ªa se gastaron m¨¢s de 15.000 millones de euros en levantar decenas de centrales de ciclo combinado para generar electricidad a partir de gas natural. Ahora apenas funcionan al 10% de su capacidad, el Gobierno discute con las empresas el cierre temporal de varias y hay ya quien se plantea desmantelarlas.
La pretensi¨®n, hace una d¨¦cada, era transitar a un futuro sostenible de la mano de plantas m¨¢s eficientes, que usan un combustible f¨®sil menos contaminante que el fuel o el carb¨®n. Y que se adaptan mejor a las renovables por su capacidad para graduar su aportaci¨®n a la red el¨¦ctrica: algo esencial cuando el sol y el viento, intermitentes, ganan protagonismo. Pero los planes no pasaron la prueba de la falta de demanda.
El despliegue fue muy intenso. ¡°Hubo sobreinversi¨®n¡±, dice un experto
En 2008, con las centrales de ciclo combinado ya a todo trapo, un 32% de la electricidad consumida en Espa?a se produjo con gas, el doble que el carb¨®n (16%). Hasta ah¨ª, lo previsto. Pero cuando el uso creciente de renovables se combin¨® con la crisis y otros factores, el guion dej¨® de valer: la producci¨®n con carb¨®n aguanta, mientras la generaci¨®n a partir de gas se desploma. Este a?o, los ciclos combinados solo generan un 9% de la electricidad, frente al 14% producida en plantas de carb¨®n, que emiten m¨¢s del doble de gases de efecto invernadero.
Pedro Linares, codirector del centro de investigaci¨®n Economics for Energy, explica por qu¨¦, en los primeros a?os de este siglo, las centrales de ciclo combinado fueron la principal apuesta de las compa?¨ªas para responder a la, entonces, creciente demanda el¨¦ctrica. ¡°Hab¨ªa financiaci¨®n barata y f¨¢cil, su construcci¨®n era menos costosa y m¨¢s r¨¢pida que otras centrales convencionales y eran menos contaminantes. Se percib¨ªa poco riesgo, hubo sobreinver-si¨®n¡±, acota el coordinador de la c¨¢tedra BP en la Universidad Pontificia Comillas de Madrid.
¡°Hay que remontarse a las condiciones en las que se tomaron esas decisiones¡±, abunda Mariano Marzo, catedr¨¢tico de Recursos Energ¨¦ticos en la Universidad de Barcelona. Como en las matrioskas, la del gas ser¨ªa una burbuja, dentro de otra (de consumo), dentro de la enorme burbuja de cr¨¦dito de la d¨¦cada pasada. ¡°La planificaci¨®n energ¨¦tica se hace a a?os vista, y entonces la demanda en Espa?a iba como un cohete¡±, enfatiza Marzo. Tambi¨¦n contribuy¨® el respaldo p¨²blico, con millonarios incentivos a la inversi¨®n con cargo a la factura de la luz, que permiten recuperar m¨¢s de un tercio del gasto en varios a?os.
Solo Alemania, en la Europa continental, resiste la comparaci¨®n, aunque ni siquiera all¨ª el despliegue fue tan intenso. Desde que se inaugur¨® la primera central de ciclo combinado en 2002 hasta que se alcanzaron los 27.000 megavatios de potencia instalada ¡ªes la tecnolog¨ªa con m¨¢s capacidad de generar energ¨ªa en Espa?a¡ª, solo pasaron siete a?os. Y las solicitudes en tr¨¢mite llegaron a duplicar esa cifra.
¡°Pes¨® tambi¨¦n un comportamiento de reba?o, gregario, nadie quer¨ªa perder cuota de mercado¡±, afirma Natalia Fabra, profesora de Econom¨ªa de la Universidad Carlos III. ¡°Hubo sobreinversi¨®n, una burbuja si se le quiere llamar as¨ª, esa es una de las razones que explican por qu¨¦ ahora est¨¢n produciendo tan poco¡±, sostiene.
Generaron un tercio de la electricidad en 2008, ahora vuelve a superarles el carb¨®n
?Cu¨¢les son esas razones? Los expertos consultados y las principales compa?¨ªas (Gas Natural, Iberdrola y Endesa) coinciden en que la ca¨ªda de demanda desencadena el proceso, pero tambi¨¦n hay discrepancias radicales. Las empresas defienden que no hay ¡°sobreinversi¨®n¡±, sino ¡°infrautilizaci¨®n¡±. Y achacan buena parte del problema al acelerado desarrollo de las renovables.
¡°Han alcanzado una potencia total muy por encima de las cifras inicialmente contempladas¡±, dicen de las renovables desde Endesa. Eso, a?aden, y un sistema que ¡°les da prioridad respecto a otras centrales m¨¢s eficientes, ha conducido a que no haya hueco para la operaci¨®n normal de los ciclos combinados¡±.
¡°La capacidad construida de ciclos combinados ha quedado por debajo en un 10% de la planificaci¨®n indicativa entre 2005 y 2011¡±, tercia en otro correo electr¨®nico Gas Natural, en referencia a planes que aprob¨® el Gobierno de entonces. ¡°La capacidad sobrante es del conjunto del sistema¡±, insiste la compa?¨ªa que preside Salvador Gabarr¨®. Tambi¨¦n en que los ciclos combinados son esenciales como tecnolog¨ªa de respaldo: ¡°Los sistemas con fuerte penetraci¨®n de renovables, como el nuestro, tienden a infrautilizar la capacidad t¨¦rmica disponible aunque esta sea necesaria¡±.
Porque, aunque renovables y ciclos combinados han duplicado en una d¨¦cada la capacidad de generar energ¨ªa, el regulador, Red El¨¦ctrica, debe asegurarse de que es suficiente en el peor de los mundos: un d¨ªa r¨¦cord de demanda combinado con falta de sol y viento, un periodo seco (baja utilizaci¨®n de centrales hidr¨¢ulicas) y aver¨ªas varias. La reserva estrat¨¦gica queda en manos del carb¨®n, la energ¨ªa nuclear y, sobre todo, del gas natural, por su capacidad de conectarse r¨¢pido a la red.
Adem¨¢s, el carb¨®n se resiste a perder protagonismo pese a que le hab¨ªan reservado un papel secundario. Porque, como recuerda un portavoz de Iberdrola, a ¡°la obligaci¨®n de quemar carb¨®n nacional¡±, establecida por el propio Gobierno hasta 2015, se ha unido una carambola internacional: la pol¨¦mica t¨¦cnica del fracking ha permitido a EE UU ampliar la explotaci¨®n de gas natural. Y eso ha deprimido el precio internacional del carb¨®n. Tambi¨¦n son muy baratos los derechos de emisi¨®n de CO2. La consecuencia es que las plantas espa?olas que importan carb¨®n son ahora m¨¢s competitivas y adelantan en las subastas a los ciclos combinados.
Varios de estos factores (aumento de las renovables, renacer del carb¨®n, demanda d¨¦bil) son comunes a toda Europa. ¡°La rentabilidad de las centrales de ciclo combinado no deja de caer¡±, explica John Dimitropoulos, de Bloomberg News Energy Finance. ¡°Muchas compa?¨ªas deciden venderlas, cerrarlas temporalmente, en una pr¨¢ctica conocida como hibernaci¨®n, o desmantelarlas¡±.
El sector, que acusa al desarrollo de las renovables, plantea cierres temporales
Henry Edwardes-Evans, de la consultora Platts, da cuenta de que las peticiones de cierre se acumulan en la mesa del regulador en Alemania, el l¨ªder en energ¨ªa solar. Y de que gigantes continentales como las alemanas RWE y E.ON, la francesa GdF o la italiana Edison ya han optado por dejar fuera de operaci¨®n varias plantas, con el argumento de que los ingresos no cubren los costes de funcionamiento. Una situaci¨®n que han denunciado ante las m¨¢s altas instancias europeas, a las que exigen enfriar el apoyo a las renovables.
¡°El mensaje de las grandes empresas de que est¨¢n produciendo poco por las renovables es inaceptable¡±, replica Natalia Fabra, que relativiza el desfase: en Espa?a, las primas aceleraron la instalaci¨®n de paneles solares fotovoltaicos (se multiplicaron por 10 las previsiones). Pero no ocurri¨® as¨ª con los parques e¨®licos, la principal apuesta renovable, cuyo desarrollo se ajusta a lo planificado. Y mientras los molinos generan el 21% de la electricidad, los paneles apenas suministran el 3%.
En el despliegue de ciclos combinados, el ajuste a lo planeado tambi¨¦n es relativo. El primer documento que incorpor¨® esta tecnolog¨ªa, el plan 2002-2011, hablaba de un ¡°m¨ªnimo¡± de 14.800 megavatios, una referencia que la patronal Unesa consider¨® adecuada. En 2005, como ocurri¨® con las renovables, el objetivo fue elevado (hasta 30.000 megavatios) ante la acumulaci¨®n de solicitudes. ¡°Para las renovables, los objetivos son cuotas obligatorias que vinculan al Estado, para el resto son solo referencias indicativas, la ¨²ltima palabra es de las empresas¡±, recuerda el profesor Linares.
Un plan tan reciente como el dise?ado para los a?os 2011-2020, en medio de la crisis, tropez¨® otra vez con la misma piedra. El primer atisbo de crecimiento, frustrado luego, llev¨® al Gobierno socialista a anticipar una recuperaci¨®n del consumo el¨¦ctrico, un escenario en el que las renovables segu¨ªan aumentando y los ciclos combinados abastec¨ªan un tercio del suministro el¨¦ctrico. Y todo ello a costa de la aportaci¨®n del carb¨®n y las centrales nucleares. El contraste con la realidad es contundente: consumo a la baja, m¨ªnima actividad de los ciclos combinados, mientras plantas de carb¨®n y centrales nucleares mantienen su nivel de aportaci¨®n.
Es otro s¨ªntoma m¨¢s de un sistema el¨¦ctrico a la deriva, mal dise?ado
El sistema de subasta en vigor multiplica los efectos de la escasez de demanda. Porque no solo da prioridad a las renovables, sino que coloca por delante a las centrales hidr¨¢ulicas y nucleares (en su mayor¨ªa propiedad de las tres grandes), a las que adem¨¢s se retribuye al precio de la ¨²ltima t¨¦rmica convencional en entrar (carb¨®n o gas natural) en el sistema. ¡°Las centrales nucleares e hidr¨¢ulicas, que han amortizado gran parte de la inversi¨®n hecha, son las que obtienen mayores beneficios¡±, sostiene Fabra.
¡°Las nuevas condiciones de la demanda van para largo, hay que ver c¨®mo nos adaptamos¡±, se?ala el catedr¨¢tico Marzo. Los expertos creen que por su capacidad de respaldo a las renovables, y su menor impacto contaminante, las centrales de ciclo combinado son imprescindibles en un futuro pr¨®ximo. Aunque no tienen tan claro que sean necesarias todas. Con un mayor ¨¦nfasis en la eficiencia, seg¨²n investigaciones en las que ha participado Linares, podr¨ªa ser suficiente con la mitad. Y la perspectiva de que el veh¨ªculo el¨¦ctrico pase de an¨¦cdota a categor¨ªa no altera sensiblemente los c¨¢lculos, ya que se recargar¨ªan por la noche cuando otro tipo de demandas est¨¢n bajo m¨ªnimos.
¡°La retribuci¨®n de las centrales de ciclo combinado tiene que estar m¨¢s alineada con la garant¨ªa del suministro¡±, apunta la profesora Fabra, quien recalca que un pu?ado de centrales, establecidas en zonas en las que la congesti¨®n de la red obliga a tirar de ellas, ¡°s¨ª son muy rentables¡±.
Iberdrola movi¨® ficha este verano al hacer ante el Ministerio de Industria la primera solicitud de cierre definitivo: el desmantelamiento de un grupo de 800 megavatios de su planta de Arcos de la Frontera (C¨¢diz), una petici¨®n pendiente de resolver. Industria s¨ª ha dado otras respuestas al sector. En sinton¨ªa con lo exigido por las propietarias de ciclos combinados, recort¨® primas a las renovables y ceg¨® la v¨ªa de expansi¨®n de la solar fotovoltaica (el autoconsumo), separ¨¢ndose del camino que compart¨ªa con Alemania, el otro l¨ªder europeo en energ¨ªa verde.
Adem¨¢s, a la estela de lo hecho en otros pa¨ªses europeos, Industria permitir¨¢ la hibernaci¨®n (el cierre temporal) de centrales. El sector cree que la propuesta inicial (hibernar hasta 6.000 megavatios al a?o) se queda corta: plantean llegar a 10.000 megavatios y durante periodos de tres a?os. A Competencia lo que no le hace gracia es que los consumidores tengan que costear compensaci¨®n alguna por la hibernaci¨®n, como quiere Industria. Con el ahorro de costes, a?ade, es suficiente.
Industria reformar¨¢ adem¨¢s el pago por la disponibilidad de las plantas t¨¦rmicas para garantizar el suministro. Pero, de nuevo, ni la cuant¨ªa (un m¨¢ximo de 210 millones de euros al a?o, seg¨²n se hayan comportado los precios) ni el dise?o (¡°penaliza a las centrales m¨¢s eficientes¡±, asegura Endesa), convencen al sector.
El futuro de las centrales de ciclo combinado, sin embargo, depende de lo que el Gobierno lleva dos a?os sin afrontar. ¡°Hay que definir un nuevo marco regulatorio de retribuci¨®n de todo el sistema energ¨¦tico¡±, explica el catedr¨¢tico Marzo, quien tambi¨¦n echa en falta un nuevo plan energ¨¦tico hasta 2030, que incorpore las nuevas condiciones econ¨®micas y aclare por qu¨¦ combinaci¨®n de fuentes energ¨¦ticas se apuesta ahora. Un proceso que el Gobierno, empujado por la pol¨¦mica subasta el¨¦ctrica del ¨²ltimo trimestre, parece, ahora s¨ª, dispuesto a abordar. Pero a u?a de caballo, sin planificaci¨®n conocida, y con el dudoso m¨¦rito de haberse puesto en contra a asociaciones de consumidores, grandes compa?¨ªas el¨¦ctricas y productores de energ¨ªas renovables.
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