¡°Los ping¨¹inos son muy igualitarios¡±

Pregunta.Colecciona ping¨¹inos

?Respuesta. Figuritas. En esa vitrina. Habr¨¢ dos centenares. Empezaron como regalos. Los de verdad me gustan mucho. Cerca de nuestra base en la Ant¨¢rtida estaba la ping¨¹inera de la Caleta. Los domingos iba a verlos, me sentaba cerca de sus nidos. Solo con mirarlos te diviertes. Se roban las piedras que usan como base para preservar los huevos de la humedad. Tienen calles de direcci¨®n ¨²nica, y guarder¨ªas. Componen una sociedad muy igualitaria. Machos y hembras empollan.

P. ?Es usted de Shackleton o de Scott?

R. M¨¢s de Shackleton.

P. Lo hubiera jurado.

R. La suya es una historia incre¨ªble. Se fue para dos meses a la Ant¨¢rtida y estuvo dos a?os, afrontando adversidades terribles. Nunca permiti¨® que decayera el ¨¢nimo en su expedici¨®n. Lo hizo maravillosamente bien. Su tenacidad frente a todo¡­ No descans¨® hasta salvar hasta al ¨²ltimo de sus hombres. ?Es que volvieron todos! Scott¡­ es diferente.

P. ?Influyeron sus lecturas en que fuera a la Ant¨¢rtida?

R. No, no tuvo nada que ver. Ni lecturas ni aficiones. La persona inspiradora de nuestra presencia all¨ª, Antoni Ballester, enferm¨® y me llamaron a m¨ª; me dej¨¦ arrastrar. Entonces me met¨ª en alma y cuerpo a gestionar nuestro equipo.

P. La Ant¨¢rtida era un continente de hombres, rudos y ¨¦picos.

R. Hay mujeres, pero no muchas. Entonces ¨¦ramos 11 hombres y yo. Siempre me preguntan si eso supuso problemas: ni uno.

P. ?Aporta algo la mirada de la mujer a la Ant¨¢rtida?

R. Creo que suma algo diferente. Que la casa sea una casa. En general las bases est¨¢n regidas por hombres y a menudo por el ej¨¦rcito. Las bases parecen naves industriales, no tienen ninguna calidez. Una mujer tiene m¨¢s en cuenta eso. Lo importante son los proyectos, claro, pero hay que vivir all¨ª y si est¨¢s c¨®modo trabajas mejor.

P. ?A qu¨¦ huele la Ant¨¢rtida?

R. Hay olores caracter¨ªsticos, en las ping¨¹ineras, por ejemplo. Huelen como gallineros. Pero para m¨ª la Ant¨¢rtida tiene sobre todo sonido. Es el sonido del hielo. Al resquebrajarse. No estamos acostumbrados a escucharlo, excepto el de los cubitos de la nevera. Pero all¨ª es un estruendo. Se confunde con un trueno. Tambi¨¦n est¨¢ el de los peque?os trozos flotantes que entrechocan. Un sonido especial. Si navegas en zodiac y paras el motor, como sol¨ªa hacer, lo percibes. Es tambi¨¦n el del reventar de las burbujas de aire que hay dentro del hielo, peque?os petardeos. En conjunto, una m¨²sica inolvidable.

P. ?Habr¨ªa cambiado algo de las exploraciones cl¨¢sicas, las de Scott, Amundsen, de haber incluido alguna mujer?

R. Algo habr¨ªan aportado. No s¨¦ si soluciones a los problemas. Esencialmente habr¨ªan sido una persona m¨¢s.

P. ?Le sugieren algo las fotos de Nansen desnudo?

R. No las he visto.

P. Pues no sabe lo que se pierde.

R. Para m¨ª Nansen es otra cosa. Usamos botellas Nansen, ideadas por ¨¦l, para muestras. Fue un gran cient¨ªfico adem¨¢s de un enorme explorador polar. Lo valoro much¨ªsimo.

P. ?Cu¨¢nto fr¨ªo podemos aguantar?

R. No lo s¨¦. Hay l¨ªmites ligados a la forma de ir vestido. No me gusta que me llamen pionera precisamente por eso: yo ya he ido a la Ant¨¢rtida vestida de goretex y con botas buenas. He pasado fr¨ªo, claro, pero cuando ves la indumentaria de los verdaderos pioneros, de piel de foca girada¡­ Pasaban un fr¨ªo de campeonato. Y ten¨ªan que matar animales. Yo no he comido foca y ping¨¹ino como ellos. Ellos son los que sufrieron la entrada del hombre en la Ant¨¢rtida. Todos padecieron congelaciones, les faltaban dedos o ten¨ªan la nariz necrosada. Eso yo no lo he pasado. Volvemos con todo.

P. El fr¨ªo¡­

R. El l¨ªmite es relativo y est¨¢ ligado al viento. Yo he llegado a estar a 40 grados bajo cero, con anticicl¨®n, sol y sin viento. No dir¨¦ que no hiciera fr¨ªo pero no es lo mismo que estar a -2 con 60 nudos de viento. La temperatura de supervivencia est¨¢ ligada al viento.

P. ?Influye el factor psicol¨®gico en la Ant¨¢rtida?

R. ?Y tanto! En todo. Hay compa?eros que no han querido volver. Impresionados por la soledad, el silencio, la incomunicaci¨®n. En cambio, hay otros, entre los que me cuento, locos por la Ant¨¢rtida. Para m¨ª regresar a la Ant¨¢rtida ha sido como volver a casa. Es como mi casa.