Luis Berlanga en La Moncloa
Espa?a retrocede m¨¢s en lo social que en lo econ¨®mico con las leyes represoras de Rajoy
Al presidente del Gobierno espa?ol le gusta alardear de ser un pol¨ªtico previsible y, por tanto, poco dado a las excentricidades y las ¡°ocurrencias¡± que a otros achaca. Mariano Rajoy, sin embargo, no ha dejado de sorprendernos desde que lleg¨® a La Moncloa hace dos a?os en su af¨¢n por devolver a Espa?a al t¨²nel de la historia. Porque no era f¨¢cil imaginar que ¨¦l y su equipo demostraran tanta nostalgia del pasado m¨¢s casposo para una sociedad que, desde la Transici¨®n, ha recorrido interesantes avances hacia la modernidad social. Avances que los designios gubernamentales est¨¢n tirando por la borda con pocos miramientos.
Espa?a, al margen de la gesti¨®n m¨¢s o menos acertada del Ejecutivo, ha emprendido en lo econ¨®mico el camino de vuelta al pasado. La renta per c¨¢pita ha retrocedido 14 a?os. Ahora somos tan ricos o tan pobres como en 1998, dicen las estad¨ªsticas, que tambi¨¦n se?alan que esta crisis ha hecho retroceder a otros pa¨ªses europeos, como Irlanda o Grecia, pero ninguno ha recorrido tanto trecho hacia atr¨¢s como el nuestro.
En lo social, este Gobierno est¨¢ dispuesto a acompasar sus pasos con ese regreso apostando por un pasado en el que imperaba el orden, la represi¨®n y la testosterona. No hay dinero para la educaci¨®n, la investigaci¨®n y la innovaci¨®n. Ya se ha visto. Pero, adem¨¢s, se est¨¢n preparando leyes retr¨®gradas adaptadas como guante a esa nueva sociedad que se pretende. La ley de seguridad que se ha ideado es una vuelta de tuerca importante. Se otorga categor¨ªa de coacci¨®n a las protestas callejeras y se elevan las multas. El cap¨ªtulo dedicado a las drogas es especialmente significativo. Se van a endurecer las normas sobre el consumo de estupefacientes ¡ªincluidas las drogas blandas¡ª y negar los tratamientos de desintoxicaci¨®n a los multados. As¨ª, mientras en la ONU, la OEA, Estados Unidos, Uruguay y media Europa se abre la v¨ªa de la despenalizaci¨®n y el control estatal, aqu¨ª se opta por la vieja y fracasada estrategia de la represi¨®n.
Solo la fuerza de los datos o el desistimiento de millonarios endeudados evitar¨¢n que este Gobierno eleve el l¨ªmite de velocidad en las autov¨ªas o suavice la ley antitabaco; dos asuntos que han mejorado la convivencia de los espa?oles y que Rajoy parec¨ªa dispuesto a revertir. Pero la reforma del aborto es el retroceso m¨¢s grave. Tambi¨¦n en contra de las corrientes de nuestro entorno socioecon¨®mico, las espa?olas van a convertirse en menores de edad sin capacidad de decidir sobre sus cuerpos. Los detalles del proyecto son insultantes: deber¨¢n ser examinadas por los psiquiatras para poder ejercer su libre albedr¨ªo que, por supuesto, podr¨¢ ser denegado. ?Han pensado en la lobotom¨ªa?
El ¨²ltimo aldabonazo no puede estar m¨¢s en consonancia con el esp¨ªritu que alienta las contrarreformas espa?olas. Ahora tambi¨¦n se quiere proteger la caza mayor en los montes p¨²blicos. Acotarlos para los cazadores. Fuera ciclistas, senderistas y seteros. Paso al rifle y la batida de los machos ib¨¦ricos. Puestos a recuperar las esencias, propongo que los legisladores repasen obras como La escopeta nacional (1978) de Luis Garc¨ªa Berlanga.
Es evidente. En lo social, se pretende un salto (hacia atr¨¢s) m¨¢s ambicioso que en el econ¨®mico.
gcanas@elpais.es
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