?Ha abolido el pecado el Papa Francisco?
El pont¨ªfice ha desenterrado la doctrina primitiva de la Iglesia de la misericordia y la comprensi¨®n
Existe, entre la jerarqu¨ªa tradicional de la Iglesia que no acepta la revoluci¨®n tra¨ªda por Francisco, el temor de que el primer papa jesuita de la Historia haya, de hecho, ¡°abolido el pecado¡±.
El mismo Vaticano acaba de salir al quite al afirmar que las palabras del papa est¨¢n siendo ¡°mal interpretadas¡±.
Hasta Francisco, por ejemplo, la Iglesia consideraba la actividad homosexual como pecado, pero desde que el papa, volviendo de su viaje a Brasil, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud del pasado julio, las cosas han empezado a cambiar. Francisco provoc¨® un terremoto al responder en el avi¨®n a una periodista sobre el tema con un ¡°?Qui¨¦n soy yo para juzgarles?¡± [a los homosexuales].
Desde entonces, en varias ocasiones, el papa Francisco ha vuelto a colocar ante la atenci¨®n de la opini¨®n p¨²blica y de los cristianos el delicado y doloroso tema de los ¡°diversos sexualmente¡± y ha llegado a colocar entre las preguntas hechas a la comunidad cat¨®lica, para conocer su opini¨®n, el tema de las parejas homosexuales y de los cat¨®licos divorciados. Quiere saber lo que los cristianos de todo el mundo piensan sobre el tema que deber¨¢ ser discutido por el pr¨®ximo S¨ªnodo Episcopal.
Ese cambio de vista del tema de la homosexualidad durante los primeros meses de este pontificado est¨¢ preocupando a los c¨ªrculos m¨¢s conservadores del Vaticano, hasta el punto de que el portavoz de la Santa Sede, el jesuita Federico Lombardi, se ha visto obligado a afirmar el s¨¢bado pasado, que el papa ¡°est¨¢ siendo mal interpretado¡± y que sus palabras est¨¢n siendo ¡°parad¨®jicamente forzadas¡±, como ha referido el diario italiano, La Repubblica.
El vaso lo han colmado las ¨²ltimas consideraciones del papa Francisco en la reuni¨®n con los Superiores Generales de ?rdenes y Congregaciones religiosas en el Vaticano, a los cuales les record¨® que los desaf¨ªos de la educaci¨®n hoy son m¨¢s complejos ya que la sociedad es muy diferente del pasado y los ni?os y j¨®venes, les dijo, ¡°viven en muchas situaciones familiares dif¨ªciles, con padres separados, nuevas uniones an¨®malas, a veces incluso homosexuales, etc¡±.
Algunos quisieron ver en estas palabras del papa una cierta comprensi¨®n con las situaciones reales que la Iglesia deber¨ªa tener en cuenta no para condenarlas sino para saber entenderlas y comprenderlas en busca de nuevas soluciones in¨¦ditas hasta el presente en la Iglesia.
Fue vista as¨ª la an¨¦cdota dolorosa contada por el papa a los Superiores Religiosos de la ni?a que estaba triste porque la compa?era de la madre con la que conviv¨ªa ¡°no la amaba¡±.
El Vaticano ha hecho, sin embargo, una lectura diferente de las palabras del papa Francisco. Recuerda que se trata de un ¡°discurso obvio¡± que no cambia la anterior posici¨®n de condena de la Iglesia sobre los homosexuales y las nuevas parejas de gais y lesbianas, y ha calificado de ¡°forzadas e instrumentalizadas¡± las interpretaciones positivas que han sido dadas a la nueva postura de Francisco sobre el tema de la homosexualidad.
El problema de fondo que ha llevado a creer ¨C ah¨ª s¨ª err¨®neamente- que el papa haya abolido el pecado en la Iglesia, es que Francisco se est¨¢ despojando del viejo concepto de pecado de la Iglesia del pasado, de sus teolog¨ªas conservadoras y de los anatemas de los c¨®digos de Derecho Can¨®nico, para volver al concepto de pecado de los or¨ªgenes del cristianismo, cuando Jes¨²s de Nazaret condenaba el pecado pero abrazaba y perdonaba al pecador; cuando llamaba de hip¨®critas a los fariseos y sacerdotes que colocaban sobre las espaldas de la gente, sobre todo de las m¨¢s humildes, exigencias que, seg¨²n el profeta ¡°ellos mismos no soportaban¡±.
Es cierto, s¨ª, que Francisco est¨¢ llevando a cabo una revoluci¨®n en el concepto de pecado, no para abolirlo, pero s¨ª para diversificarlo, para entender que a veces lo que en el fr¨ªo laboratorio teol¨®gico es considerado pecado, en la circunstancia concreta, por ejemplo de la madre que se ha visto en el aprieto de tener que abortar por circunstancias extremas de su historia personal, es algo muy diferente.
Para Francisco de nada sirve combatir el pecado ¡°abstracto¡±. Es necesario acercarse al que la ley considera en pecado para comprender lo que existe de desv¨ªo y de dolor detr¨¢s de cada pecado, que no es comprensible sin una persona humana concreta que lo encarne. Y en el ¨²ltimo extremo, el Dios de los cristianos, es el Dios del perd¨®n, por lo menos en sus or¨ªgenes y que Francisco parece decidido a reivindicar.
El papa Francisco, guste o no a una cierta Iglesia que siempre ha preferido la condena en abstracto al perd¨®n y a la comprensi¨®n, ha cambiado la din¨¢mica del pecado cl¨¢sico y ha desenterrado la doctrina primitiva de la Iglesia de la misericordia y la comprensi¨®n con los pecadores sobretodo con los m¨¢s fr¨¢giles, humillados y explotados por el poder.
Francisco ha recordado simplemente la aguda consideraci¨®n evang¨¦lica de que hay quienes consiguen ¡°ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio¡±.
De hecho, Francisco que prefiere una Iglesia capaz de perdonar y acoger, a la vieja Iglesia siempre dispuesta a lanzar anatemas y condenas, sabe muy bien que las palabras de Jes¨²s antes citadas, de los hip¨®critas que ven la paja en el ojo ajeno y no la viga en el propio, se siguen aplicando hoy a los representantes de la Iglesia, algunos de los cuales mientras critican esa apertura suya acus¨¢ndole de haber abolido el pecado, son ellos los primeros en perdonarse a s¨ª mismo cr¨ªmenes y pecados que esos s¨ª que no tienen perd¨®n: como el abuso de menores o las org¨ªas homosexuales celebradas dentro del Vaticano en pro de oscuros negocios de mafias y dinero sucio.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.