¡°Nos cuesta m¨¢s llamarnos golfistas que lesbianas¡±

Todo son referencias para el movimiento gay-l¨¦sbico de Espa?a en este desayuno: el lugar, el caf¨¦ Figueroa (m¨¢s de 30 a?os en Chueca, el barrio rosa de Madrid); el motivo, los 20 a?os de la librer¨ªa Berkana (la primera especializada en tem¨¢tica homosexual de la capital); y las invitadas, Mili Hern¨¢ndez y Mar de Gri?¨®, propietarias de este ¨²ltimo establecimiento. Pero hay un halo de tristeza en la celebraci¨®n. ¡°Amazon nos ha partido, y el pirateo nos va a matar. Si a eso se le suma la crisis y la ca¨ªda de turistas en Madrid, la supervivencia de Berkana est¨¢ en el aire¡±, dice Hern¨¢ndez, madrile?a de 54 a?os.

¡°Fuimos el primer local de d¨ªa del barrio; con el dise?ador Ram¨®n Bilbao hicimos el primer mapa gay de Chueca. Dijimos: ¡®Vamos a hacer uno como los de El Corte Ingl¨¦s, pero de maricas¡±, r¨ªe Hern¨¢ndez. ¡°Es que ¨¦ramos un punto de informaci¨®n no solo para gais y lesbianas, sino para todo el que viene a Chueca. El Ayuntamiento deber¨ªa darnos una subvenci¨®n¡±, cuenta De Gri?¨®, vitoriana de 55. La bajada de clientes de los ¨²ltimos a?os no les libra de esa tarea. Llevan 20 a?os haci¨¦ndolo. ¡°Fuimos el primer sitio al que entraron muchos j¨®venes gais y, sobre todo, muchas lesbianas mayores; es lo que m¨¢s orgullo nos da. Eran mujeres que hasta entonces no sab¨ªan d¨®nde ir¡±, a?ade Hern¨¢ndez.

Es hablar del futuro y surge el miedo. Sorprende ver emocionarse a esta bregada luchadora. Su esposa la consuela. Pero vencen el momento de ternura como han hecho con tantas dificultades en su vida: apelando a la militancia. ¡°Lo que m¨¢s rabia nos da si cerramos es que ser¨¢ un triunfo de la derechona. Parecer¨¢ que hemos trabajado para nada¡±, dice Hern¨¢ndez. ?No es posible que ahora, con la libertad ganada, y aparte de la crisis, mucha gente sienta que ya no hace falta un sitio as¨ª? ¡°En absoluto¡±, salta Hern¨¢ndez. ¡°Nosotras estamos muy integradas, pero a la vez nos gusta ser parte de una comunidad. Una librer¨ªa, un bar, es un ancla que nos une a los dem¨¢s. Siempre vamos a necesitar un sitio para nosotros. ?O vas a ir a ligar a un sitio de heteros donde corres el riesgo de que te rompan la cara si le entras a alguien? Que se pierdan estas referencias es lo que la derecha quiere. Ese es el mensaje: ya no hac¨¦is falta. As¨ª pueden atacarnos y luego, cuando seamos necesarios, no existiremos¡±.

Con la situaci¨®n cr¨ªtica del negocio, los planes del matrimonio han cambiado. ¡°Pens¨¢bamos que a los 55 ¨ªbamos a tener m¨¢s tiempo, viajar m¨¢s, jugar m¨¢s...¡±. Hern¨¢ndez corta a su esposa. ¡°Jugamos al golf¡±, declara solemne. Hay risas c¨®mplices. ¡°La verdad, nos cuesta m¨¢s llamarnos golfistas que lesbianas¡±, cuenta Hern¨¢ndez. ¡°Hay mucho prejuicio y parece un mundo muy pijo, pero no lo es¡±, a?ade De Gri?¨®. Ello no ha evitado alg¨²n comentario hom¨®fobo. ¡°Recuerdo el d¨ªa en que, jugando con cuatro hombres, uno de ellos hizo una pifia y dijo: ¡®He hecho un Zerolo¡±, cuenta Hern¨¢ndez, medio ri¨¦ndose y medio indignada, de que a un golpe blando lo llamaran ¡ªprejuicios mandan¡ª con el apellido del activista gay Pedro Zerolo. ¡°En el fondo, es un reconocimiento a su figura¡±.

La foto dentro del local tiene algo de homenaje p¨®stumo. ¡°Ojal¨¢ podamos hacer otra igual el a?o que viene. Y los siguientes 20¡±.