La fiebre del ladrillo estalla en ?frica
El continente tiene una urgente necesidad de infraestructuras, pero faltan fondos Si no llegan inversores, la presi¨®n de una poblaci¨®n creciente puede provocar conflictos sociales
Explota la argamasa en ?frica. Puertos, carreteras, l¨ªneas de ferrocarril, viviendas, presas, oleoductos, minas¡ En la historia del continente nunca se hab¨ªa visto tanta actividad de cal, arena, mortero y ferralla. De Marruecos a Sud¨¢frica, las hormigoneras giran, el cemento fragua. Cuenta el Banco Africano de Desarrollo (AFDB, por sus siglas en ingl¨¦s) que el continente necesita 93.000 millones de d¨®lares (68.300 millones de euros) al a?o en infraestructuras durante la pr¨®xima d¨¦cada y que, por ahora, se cubren solo 45.000 millones (33.000 millones de euros). Pese a todo, una riada de dinero fluye por esos pa¨ªses. La consultora Deloitte la ha calculado. Sostiene que, hasta junio del a?o pasado, han llegado a ?frica 222.767 millones de d¨®lares (163.500 millones de euros) destinados a proyectos de construcci¨®n. De hecho, los analistas contabilizan ya 322 desarrollos en marcha que superan los 50 millones de d¨®lares (36,7 millones de euros). No hay duda. ¡°La necesidad de infraestructuras es urgente¡±, apunta, ahondando en el tiempo, Ebrima Faal, director regional del AFDB.
Pero cuando se abren las compuertas al torrente del dinero tambi¨¦n queda un rastro de lodo. Y el continente se hace preguntas. ?C¨®mo se compagina este boom con el mundo verde? ?Agravar¨¢ el problema del acaparamiento de aguas y tierras por parte de inversores extranjeros? ?Desplazar¨¢ a la poblaci¨®n agr¨ªcola? ?Fomentar¨¢ la inequidad? ?Y si fracasa? Porque si el continente no consigue atraer esa ingente cantidad de capital tendr¨¢ un problema serio. Afrontar¨¢ una enorme presi¨®n demogr¨¢fica procedente de una poblaci¨®n que crece con fuerza (en 2030 superar¨¢ los 1.600 millones de habitantes) y que no podr¨¢ recurrir a la construcci¨®n ni a la industria, dos de los sectores m¨¢s intensivos en la generaci¨®n de empleo. Escenario de libro para la aparici¨®n de conflictos y revueltas. ¡°Una bomba social¡±. Son las tres palabras que emplea Miguel Azevedo, experto en ?frica del banco Citigroup. Ya escribi¨® hace 200 a?os el fil¨®sofo franc¨¦s Auguste Comte que ¡°la demograf¨ªa es destino¡±.
Sin embargo, la econom¨ªa, que parece bastante m¨¢s impredecible que las migraciones, tiende a la sociedad puentes quebradizos. ¡°Los africanos, con esa incipiente clase media que se abre camino, deben ser capaces de sobrevivir a sus propias expectativas, que nunca, en su historia, hab¨ªan sido tan elevadas¡±, observa Enrique Alcat, profesor del Instituto de Empresa (IE).
Tantas esperanzas hay que el Fondo Monetario Internacional (FMI) calcula que siete de las diez econom¨ªas que m¨¢s r¨¢pido van a crecer entre 2011 y 2015 ser¨¢n del continente. Adem¨¢s, la riqueza de la regi¨®n aumentar¨¢ durante las pr¨®ximas dos d¨¦cadas un 7% al a?o, superando incluso a China. Pero el ¨¦xito tambi¨¦n hay que gestionarlo. ¡°A veces un r¨¢pido desarrollo econ¨®mico trae consigo un periodo de desigualdad, donde una peque?a ¨¦lite se beneficia de forma desproporcionada. Habr¨¢ que abordar este riesgo en los pa¨ªses africanos¡±, avisa Andr¨¦ Pottas, socio de Deloitte en ?frica.
Espa?a cimenta su r¨¦cord en la regi¨®n
Hasta hace poco, el continente africano era para la construcci¨®n espa?ola una adivinanza envuelta en un misterio dentro de un enigma. Un mercado donde, como mucho, se cerraban dos o tres contratos al a?o. Esto ha cambiado. El a?o pasado, la contrataci¨®n internacional en la regi¨®n de las constructoras nacionales sum¨® 1.500 millones de euros, la cifra m¨¢s elevada de su historia. Pese a que solo representa el 5% del total de la cartera exterior supone, como escribi¨® el dramaturgo alem¨¢n Bertolt Brecht, el ¡°principio del comienzo¡±. ¡°Si bien es un mercado minoritario, cada vez es m¨¢s fuerte¡±, describe Juli¨¢n N¨²?ez, presidente de Seopan, la patronal de las grandes constructoras espa?olas.
De momento se puede cartografiar esa presencia que revela c¨®mo las compa?¨ªas van colocando sus piezas en el tablero africano. Por ejemplo, ACS obtiene el 0,8% de su cuenta de resultados en Sud¨¢frica, mientras que Sacyr ¡ªlejos de los problemas que sufre en Panam¨¢ con el canal¡ª trabaja en Angola y Argelia. Incluso han encontrado un espacio propio, desgrana Javier Urones, analista de la agencia de Bolsa XTB, compa?¨ªas m¨¢s peque?as, como Grupo San Jos¨¦, que desarrolla viviendas residenciales en la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo y Mozambique. A su vez, Isolux Cors¨¢n, gracias a su negocio de subestaciones el¨¦ctricas en Uganda, Kenia, Argelia y Ruanda, consigue el 5% de sus ingresos anuales. Al fin y al cabo, asevera Daniel Pingarr¨®n, experto de la firma burs¨¢til IG Markets, para las constructoras espa?olas salir fuera, dada la anemia del mercado nacional, es una ¡°necesidad biol¨®gica¡±.
Desde luego resulta imposible contar la historia del boom de las infraestructuras africanas sin entender esa derivada social y analizar c¨®mo incide en sus habitantes. UN-HABIT, la agencia de Naciones Unidas para los asentamientos humanos, ha calculado que en 2030 la poblaci¨®n urbana en ?frica superar¨¢ a la rural. ¡°Durante 2025 tres ciudades del continente (Lagos, El Cairo y Kinshasa) adquirir¨¢n la condici¨®n de megal¨®polis. O sea, sobrepasar¨¢n los 10 millones de habitantes¡±, vaticina Tom¨¢s Guerrero, investigador de la escuela de negocios EsadeGeo. Por eso, las urbes ser¨¢n las grandes demandantes de infraestructuras. Y son ellas las que tambi¨¦n deber¨¢n dar respuesta a los cientos de barriadas marginales que surgen en sus periferias.
Nairobi es buen ejemplo de esa relaci¨®n entre ladrillo pobre, ladrillo rico e inequidad. En la capital keniana hay una demanda de 150.000 viviendas nuevas al a?o en el extremo inferior del espectro de precios, pero solo se construyen 30.000. A los constructores les resulta m¨¢s rentable ir al otro lado de la horquilla. L¨®gico. El valor de las casas en la zona prime (mejor ubicadas) de Nairobi subi¨®, acorde con la consultora Knight Frank, un 24% en 2012. La mayor revalorizaci¨®n del planeta. Mientras, en Ghana hacen falta 1.600.000 casas de protecci¨®n p¨²blica al a?o, que ser¨¢n m¨¢s de tres millones y medio en 2022. Por ahora, el Gobierno se esfuerza en atraer a unos promotores que tardan en llegar.
Estos n¨²meros enfrentan la mirada al verdadero reto del enigma africano: el reparto de la riqueza. ¡°Esa es la clave¡±, incide desde Sud¨¢frica Gayle Allard, economista del IE. ¡°Aunque mejora, el problema institucional contin¨²a siendo el gran desaf¨ªo del continente. Donde hay corrupci¨®n y mal Gobierno no se distribuye bien la riqueza. Ni en ?frica ni en ning¨²n sitio. El factor determinante para la prosperidad y la equidad a largo plazo es la calidad humana de los gobernantes¡±. Nadie duda, sin embargo, que el continente ha cambiado. ¡°La regi¨®n es una historia de crecientes democracias consolidadas. No es tan autoritaria como era antes¡±, reflexiona Federico Steinberg, investigador de Econom¨ªa Internacional del Real Instituto Elcano.
De momento, ?frica, fiel al gui¨®n, sigue el viejo y cl¨¢sico recetario del capitalismo occidental. Privatizaci¨®n de empresas p¨²blicas, apertura de fronteras comerciales, rebaja de impuestos para atraer la inversi¨®n extranjera y refuerzo del sistema legal. La regi¨®n, como si estuviera sentada en clase de primer curso de libre mercado, analiza lo que le falta para graduarse, y es mucho. Puertos saturados, carreteras intransitables, l¨ªneas ferroviarias obsoletas y, sobre todo, la oscuridad.
¡°La electricidad es el mayor reto de ?frica¡±, sostiene Miguel Azevedo. Al menos 30 naciones del continente sufren apagones cr¨®nicos y hay una media de 8,6 cortes al mes. ?Consecuencia? Se pierde el 13% de las horas de trabajo, seg¨²n el Banco Mundial.
Sabedores de esta debilidad, algunos pa¨ªses, se?ala Mercy Wanbui, experta de Uneca (Comisi¨®n Econ¨®mica para ?frica de Naciones Unidas), se est¨¢n jugando buena parte de su futuro a la baza de las infraestructuras, otorg¨¢ndoles un peso significativo en sus presupuestos. As¨ª lo plantean Cabo Verde (44%), Namibia (39%), Uganda (28%) o Sud¨¢frica (24%). El gran problema que sienten algunos, como Henk Hobbeling, coordinador de la organizaci¨®n Grain, radica en el enfoque. ¡°?frica necesita inversiones. S¨ª, pero en su propia gente y en econom¨ªas locales. Necesita pol¨ªticas agrarias que permitan a sus poblaciones vivir y comer del campo. En vez de echarles de sus tierras. Necesita pol¨ªticas para erradicar el hambre y fomentar la producci¨®n local, y no gigantescas infraestructuras que la causen¡±.
Siete de las diez econom¨ªas que m¨¢s crecer¨¢n hasta 2015 ser¨¢n africanas
Nadie dijo que progresar no escondiera sus trampas y que no fuera un camino, a veces, mal pavimentado, como el que traza la c¨¦lebre autopista Transafricana. Una radial log¨ªstica de 54.120 kil¨®metros que se distribuye a trav¨¦s de nueve corredores. Unidos cartograf¨ªan de norte a sur el continente. Pero lejos de su valor simb¨®lico, la ruta se encuentra mal conservada y hay tramos que, simplemente, no existen.
Pero no solo sufre el asfalto, tambi¨¦n chirr¨ªan las traviesas del ferrocarril. Es el medio de transporte menos desarrollado del continente y apenas ha evolucionado desde la ¨¦poca colonial. En 2007 se hab¨ªan tendido 69.000 kil¨®metros de v¨ªas, una extensi¨®n muy reducida y de la que solo 55.000 kil¨®metros est¨¢n operativos. ¡°Los Gobiernos africanos tendr¨¢n que responder a esta p¨¦rdida porque es el medio esencial en el transporte de las materias primas minerales (que extraen gigantes como Rio Tinto o Vale) a los puertos y los centros de procesamiento¡±, detalla Enrique Alcat.
Como se ve, todo en estas tierras se mueve bajo la ley de los grandes n¨²meros. Incluso en las contradicciones. A pesar de sus recursos h¨ªdricos (5,4 billones de metros c¨²bicos), unos 300 millones de africanos todav¨ªa carecen de acceso al agua potable. A esta clase de retos tratan de dar respuesta iniciativas como el Programa para el Desarrollo de las Infraestructuras en ?frica (PIDA, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s). ¡°Hay mucho por hacer y mucho por construir. Pero en ?frica se hallan algunos de los pa¨ªses del mundo m¨¢s interesantes para el sector de las infraestructuras¡±, apostilla Pedro Siza, director ejecutivo en Lisboa del bufete Linklaters.
El valor de las casas en la mejor zona de Nairobi subi¨® un 24% en 2012
Ahora bien, ?qui¨¦n financia todos estos intereses? Los costes de construcci¨®n son elevados ya que, por ejemplo, la maquinaria hay que importarla y, adem¨¢s, en contra de la creencia com¨²n, el precio de la tierra es alto. Un acre (0,4 hect¨¢reas) en una zona privilegiada de Accra (Ghana) puede costar dos millones de d¨®lares. Por eso, para contestar a la pregunta hay que entender que ?frica deja im¨¢genes nuevas. El capital chino ¡ªafirma Deloitte¡ª est¨¢ construyendo el 12% de todos los proyectos que est¨¢n en marcha en la regi¨®n.
Desde hace tiempo, la presencia de China en las infraestructuras del continente es poderosa. El coloso comercial quiere minerales y petr¨®leo. Tanto es as¨ª que entre 2009 y 2010 invirti¨® 14.000 millones de d¨®lares (10.300 millones de euros) en pa¨ªses ricos en esas materias como Nigeria, Angola o Sud¨¢n. Esta cifra la aporta el Consorcio de Infraestructuras para ?frica (ICA, por sus siglas en ingl¨¦s), que adem¨¢s indica que estas firmas no llegan solas. Muchas empresas utilizan el respaldo del propio Gobierno asi¨¢tico, lo que les confiere m¨²sculo financiero y, al mismo tiempo, las dota de un modelo de negocio muy agresivo. Sin embargo, este dominio flaquea. ¡°Nuestros clientes nos cuentan que la presencia china se est¨¢ desinflando porque la calidad de las infraestructuras no es comparable a la de las constructoras occidentales¡±, asegura Fernando Vizoso, directivo de Infraestructuras de KPMG.
Sea como fuere, parece complicado que el gigante asi¨¢tico pierda empuje en un continente ¡°que se encuentra en la misma casilla econ¨®mica de salida que China hace tres d¨¦cadas¡±, sostiene Javier Garc¨ªa-Seijas, socio de Infraestructuras de la consultora Ernst & Young. M¨¢s bien sucede lo contrario: todos quieren su parte del negocio.
Sandile Hlophe, especialista en transacciones financieras, detalla que en los ¨²ltimos cinco a?os el capital riesgo invirti¨® 12.000 millones de d¨®lares (8.700 millones de euros). Un dinero que procede de pesos pesados de esta industria, como BTG Pactual o Carlyle. Grandes nombres que tienen compa?¨ªa. Los fondos soberanos (instrumentos de inversi¨®n de elevado volumen que usan algunos Estados) ¨¢rabes invirtieron en 2008 y 2009 m¨¢s de 4.100 millones de d¨®lares (3.100 millones de euros) en las infraestructuras del continente. Y quieren m¨¢s presencia. Por eso ruge ?frica. Y lo hace en ¨¢rabe, chino, ingl¨¦s. Idiomas con los que se fragua la argamasa econ¨®mica, ?de la inequidad?
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