Sin ¨¦pica no hay Dakar
Los amantes de esta prueba defienden lo extremo de la carrera a pesar de las muertes que va dejando cada a?o Las calamidades abren el debate sobre los l¨ªmites de esta competici¨®n Los que la prueban quieren repetir
Enric Mart¨ª, 41 a?os, participaba por vez primera en el Dakar. Viaj¨® a Argentina en busca de aventuras. Y las tuvo. Hace unos d¨ªas se lo encontraron a pleno sol, con 47 grados de temperatura, en calzoncillos y descalzo sobre una arena que ard¨ªa. Su moto estaba en pie, apoyada sobre el caballete, intacta. Gerard Farr¨¦s, piloto profesional, oy¨® unos gritos a lo lejos que le guiaron hasta ¨¦l. Deliraba. Hab¨ªa sufrido un golpe de calor. Y termin¨® en la unidad de cuidados intensivos del hospital de Tucum¨¢n con una terrible deshidrataci¨®n. Eric Palante, que hubiera cumplido 50 a?os el 21 de este mes, muri¨® de hipertermia y en soledad el mismo d¨ªa en que hablaba con su padre, entre alucinaciones, en plena etapa especial del Dakar 2014. Al belga, que aunque era un simple aficionado contaba, con esta, 11 participaciones en la carrera, se lo encontr¨® a la ma?ana siguiente un coche de la organizaci¨®n que barre los tramos del especial. Su cuerpo yac¨ªa inerte. Sus historias explican la dureza de una prueba como esta, tan popular como exigente. Rom¨¢ntica y fatal. Atractiva para profesionales y aficionados. Tanto que, seg¨²n datos de la organizaci¨®n, el 90% de los participantes que salieron de Rosario (Argentina) el pasado 5 de enero eran pilotos amateurs. Como Enric. La edici¨®n de este Dakar, la m¨¢s dura de las que se recuerdan desde que se corre en Sudam¨¦rica, abre algunas inc¨®gnitas.
?Es el Dakar una prueba deportiva o solo un espect¨¢culo? ?Vale la pena arriesgar la vida por una afici¨®n, por una carrera? ?Qu¨¦ atractivo tiene llevar el cuerpo a extremos insanos? ?Qu¨¦ repercusiones tiene para la salud? ?D¨®nde hay que fijar los l¨ªmites? ¡°Este est¨¢ siendo un Dakar muy duro. Yo no s¨¦ d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite, pero puede que sea el momento de abrir el debate y ver hasta d¨®nde se puede llegar y hasta d¨®nde no¡±, concede Jordi Viladoms, piloto oficial de KTM y segundo clasificado en motos. En la historia del Dakar son los motoristas, mucho m¨¢s vulnerables que los pilotos que van en coche o cami¨®n, los que representan la mayor¨ªa de los accidentes fatales.
¡°Hay muchos aficionados que no saben d¨®nde se meten. T¨² puedes prepararte mucho, pero nunca con las circunstancias con las que te encontrar¨¢s en la carrera. El ejemplo de Enric es el del amateur que se ha visto superado por la dureza de la carrera¡±, explica Pep Font, psic¨®logo deportivo del Centro de Alto Rendimiento de Sant Cugat (CAR), que ha ayudado a preparar la prueba a Nani Roma, vencedor este 2014 en la categor¨ªa de coches.
¡°Hay mucha gente aqu¨ª que no sabe ir en moto. Antes de correr un Dakar uno debe analizar bien si tiene el nivel t¨¦cnico suficiente, primero, y si le acompa?a el f¨ªsico, despu¨¦s. Palante se dedicaba a limpiar cristales. Si pasas ocho horas al d¨ªa limpiando cristales y no tienes ni la t¨¦cnica ni el f¨ªsico para correr el Dakar no puedes venir. Te estar¨¢s jugando la vida¡±, argumenta Jordi Zaragoza, oste¨®pata y preparador de Joan Barreda, s¨¦ptimo en la general. Y a?ade, adem¨¢s, que un piloto profesional como Barreda se dedica a preparar su cuerpo para el Dakar desde el mes de febrero. Los aficionados sufren m¨¢s que los profesionales porque la falta de t¨¦cnica y los conceptos m¨ªnimos (si no nulos) de navegaci¨®n les hacen terminar m¨¢s tarde, de modo que no les quedan horas para recuperarse y preparar la etapa del d¨ªa siguiente: malcomen, malduermen y su f¨ªsico no es el de un deportista de ¨¦lite. As¨ª que el estr¨¦s que acumula el cuerpo se acusa a medida que avanzan los d¨ªas.
Todo eso, adem¨¢s, tiene repercusiones a largo plazo en el f¨ªsico. ¡°Toda estructura de tu cuerpo a la que t¨² le est¨¦s exigiendo una respuesta que no es capaz de dar crea una deuda: una deuda de ox¨ªgeno en un m¨²sculo porque est¨¢s trabajando por encima de las pulsaciones, por ejemplo¡±, razona Zaragoza. Y sigue: ¡°La gente est¨¢ perdiendo la cabeza. Correr una marat¨®n y media, como hacen muchos, no es una broma. Si uno no se cuida acaba lesion¨¢ndose o entra en un envejecimiento inevitable. Por correr un Dakar en unas condiciones que no son las que tocan te echas 10 a?os encima¡±.
A¨²n as¨ª, todos los que prueban quieren repetir. Lo razona Viladoms: ¡°La primera vez que hice el Dakar, el desierto y ?frica me enamoraron. Al ser una carrera tan complicada es como un reto personal. Si no la terminas quieres volver para hacerlo; cuando la has terminado quieres estar entre los 10 primeros, luego entre los cinco. Cuanto m¨¢s dif¨ªcil es el reto m¨¢s se agudiza esa sensaci¨®n¡±.
¡°Acabas sufriendo mucho, pero engancha. El rally te da la posibilidad de superarte a ti mismo¡±, a?ade Barreda. ¡°El Dakar es ¨¦pica, con una historia incre¨ªble, y eso lo hace muy atractivo porque la rutina va en detrimento de la autoestima. El amateur que se apunta al Dakar en muchos casos no sabe el precio que puede llegar a pagar. Pero lo que persigue es alimentar su autoestima. No importa el resultado, sino el desaf¨ªo conseguido¡±, explica Font.
Deshidrataci¨®n, hipertermia y alucinaciones jalonan el ¡®rally¡¯
¡°El inter¨¦s por carreras tan duras como las ultra-trails (una suerte de ultramarat¨®n de monta?a), las maratones o el Dakar viene dado por el inter¨¦s del individuo en diferenciarse del resto. La sociedad en la que vivimos es individualista y vende que uno es capaz de hacerlo todo si se lo propone¡±, analiza Guillem Feixas, catedr¨¢tico de la Facultad de Psicolog¨ªa de la Universitat de Barcelona.
Al d¨ªa siguiente de aquella quinta etapa en la que muri¨® Palante hab¨ªa cuatro pilotos amateur sentados a una mesa en el vivac. Todos hab¨ªan abandonado. Uno de ellos, Jos¨¦ Manuel Pellicer, hab¨ªa pasado unas 20 horas a la intemperie, hasta que la organizaci¨®n lo encontr¨® a medianoche porque, como suponen que le hab¨ªa pasado al belga, su sistema de alarma no funcionaba. ¡°Mi ¨²nica preocupaci¨®n era que se me hiciera otra vez de d¨ªa¡±, narraba. Pero volver¨¢: ¡°Esto es una aventura¡±. Enfrente, en la misma mesa, estaba Rosa Romero, que se qued¨® tirada por problemas con el motor de su moto y tambi¨¦n acus¨® las altas temperaturas de aquel fat¨ªdico d¨ªa: ¡°?Estuve con escalofr¨ªos y hab¨ªa 47 grados!¡±, recordaba. Pero cuando fue asistida en plena pista y pudo beber agua, se recuper¨® y rog¨® que le dejaran seguir en carrera. Los m¨¦dicos se negaron. ¡°Ya hab¨ªa superado lo m¨¢s dif¨ªcil¡±, dec¨ªa. Un par de d¨ªas antes ya hab¨ªa pasado la noche a la intemperie y completado la etapa a la ma?ana siguiente.
Antes de correr hay que analizar el nivel t¨¦cnico y f¨ªsico que se tiene
La organizaci¨®n del Dakar, esos mismos que se propusieron endurecer la prueba para esta edici¨®n porque hace un a?o llegaron voces que la tacharon de floja, se han preocupado en los ¨²ltimos a?os de minimizar los da?os con modificaciones en el reglamento: se baj¨® la cilindrada de las motos y tambi¨¦n se ha reducido la autonom¨ªa de gasolina de las m¨¢quinas. ¡°Eso ayuda a que baje el n¨²mero de accidentes, pero todav¨ªa suceden¡±, apunta Viladoms. Adem¨¢s, existe una selecci¨®n de los participantes. No todos pueden correr el Dakar. Los hermanos Escal¨¦, dos gemelos de 21 a?os, que tambi¨¦n abandonaron aquel mismo d¨ªa, en una quinta etapa que dej¨® 50 abandonos ¡ªuno de ellos qued¨® ingresado con politraumatismos internos y deber¨¢ ser intervenido en Barcelona¡ª, fueron aceptados tras la negativa obtenida en 2013. Necesitaban acumular m¨¢s experiencia, les dijeron hace un a?o. Pero no fue suficiente.
La dureza de la prueba, aunque pueda negociarse, tampoco garantiza la seguridad de los competidores. Nadie pod¨ªa controlar las temperaturas que hicieron de Tucum¨¢n un lugar insoportable el pasado d¨ªa 9, sin sombra donde cobijarse y protegerse de aquellos 47 grados. ¡°Cada vez que subo a la moto s¨¦ los peligros que hay¡±, se?ala Barreda. ¡°?Vale la pena jugarse la vida por una carrera? La respuesta es no. Yo soy consciente en todo momento, s¨¦ lo que hago y que me la estoy jugando¡±, confiesa Marc Coma, quien el s¨¢bado gan¨® su cuarto Dakar.
¡°Cuando el a?o que viene la organizaci¨®n dise?e una carrera m¨¢s tranquila, despu¨¦s de lo que ha pasado este a?o, los aficionados al Dakar se quejar¨¢n. Esta carrera es as¨ª, peligrosa, y te tiene que llevar al l¨ªmite¡±, resume Barreda. Y evoca la conclusi¨®n que dej¨® David Castera, director deportivo de la carrera, aquella tarde en la que se encontr¨® el cuerpo sin vida de un amante de una prueba a la que cambiar ?frica por Sudam¨¦rica no le ha restado inter¨¦s: ¡°Si todo el mundo termina el Dakar esto no ser¨ªa el Dakar¡±.
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