Marruecos ya no libra de la c¨¢rcel al violador que se case con su v¨ªctima
El Parlamento suprime la impunidad penal del agresor, pero no endurece las penas de prisi¨®n El suicidio de Amina, de 16 a?os, en 2012 alent¨® el cambio
Marruecos ha decidido, por fin, eliminar el art¨ªculo del C¨®digo Penal que libra de la c¨¢rcel al violador de una menor si acepta contraer matrimonio con ella. Fue el caso de Amina Filali, ocurrido hace dos a?os. La joven, de 16, se suicid¨® tras siete meses de convivencia marital con un hombre que la viol¨® y nunca dej¨® de maltratarla. El caso conmocion¨® a buena parte de la opini¨®n p¨²blica del pa¨ªs, donde se sucedieron las protestas. Ayer, la c¨¢mara baja de un Parlamento muy mermado aprob¨® por unanimidad eliminar el art¨ªculo que amparaba a estos violadores y condenaba doblemente a sus v¨ªctimas. La enmienda fue defendida por representantes de todos los partidos (las intervinientes fueron mujeres) y finalmente se arranc¨® el apoyo de los islamistas. La C¨¢mara de Representantes marroqu¨ªes no endurecer¨¢, en cambio, las condenas de los violadores que oscilan entre uno y cinco a?os. En Espa?a van de 6 a 12.
Ha sido una larga batalla de la sociedad civil marroqu¨ª llevada al Parlamento por el Partido Autenticidad y Democracia (PAM) fundado en 2008 por Fouad Ali el Himma, un amigo del rey Mohamed VI nombrado en 2012 consejero real.
El suicidio de Amina Filali en su aldea del norte del pa¨ªs, a mitad de camino entre Arcila y Larache, parece tener, finalmente, una recompensa que para ella llega tarde. La muchacha, de origen muy modesto, se dio muerte tragando matarratas porque no soportaba el matrimonio con el hombre, de 23 a?os, que la viol¨®. Quiso volver a casa de sus padres, pero estos la conminaron a regresar con su esposo, lo que precipit¨® el fatal desenlace. El violador se hab¨ªa acogido al art¨ªculo 475 del c¨®digo penal marroqu¨ª. Este estipulaba que el que ¡°secuestra o pervierte o trata de secuestrar o de pervertir a una menor de menos de 18 a?os¡± no ser¨ªa condenado a prisi¨®n si aceptaba casarse con su v¨ªctima. El art¨ªculo no mencionaba la violaci¨®n, pero los jueces interpretaban que se aplicaba tambi¨¦n a los estupros.
En Marruecos, sobre todo en las clases humildes, la chica violada es considerada ¡°impura¡± y con frecuencia su entorno, incluida su familia, la rechaza. De ah¨ª que los padres de Amina aceptasen de buen grado la propuesta del tribunal de T¨¢nger que juzgaba al violador de su hija de ¡°lavar la mancha¡± contrayendo matrimonio.
¡°Esta muchacha ha sido violada dos veces, la ¨²ltima cuando se vio obligada a casarse¡±, declar¨® entonces el portavoz del Gobierno, el islamista Mustafa el Khelfi. Se hac¨ªa eco del sentir popular a principios de aquella primavera de 2012.
No ha sido, sin embargo, la formaci¨®n islamista, el Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), la que ha llevado la voz cantante en el Parlamento. La iniciativa la tom¨® el PAM y en origen era m¨¢s ambiciosa. Los islamistas arrastraron los pies.
El PAM, que est¨¢ en la oposici¨®n al Gobierno dirigido por el islamista Abdelil¨¢ Benkiran, quiso tambi¨¦n endurecer las penas a los violadores, que fueran entre 5 y 10 a?os. Se trataba de acercarse as¨ª a lo que suelen estipular los c¨®digos penales de la mayor¨ªa de los pa¨ªses europeos. En Francia, cuya legislaci¨®n inspira en parte a la marroqu¨ª, la condena prevista es de 15 a?os.
La Comisi¨®n de Justicia del Parlamento adopt¨® por unanimidad, el 8 de enero, la supresi¨®n de la impunidad para el violador, pero, en cambio, no aprob¨® el aumento de las penas. Esto decepcion¨® a las feministas.
En una campa?a organizada a trav¨¦s de la plataforma ciudadana Avaaz la activista estadounidense Dalia Hashad recogi¨® casi 1,2 millones de firmas, la gran mayor¨ªa fuera de Marruecos, solicitando al Parlamento de Rabat que ¡°garantice que no habr¨¢ nunca m¨¢s tragedias como la de Amina¡±.
¡°Acabar con el derecho para un violador de librarse de la justicia cas¨¢ndose con su v¨ªctima es solo una primera etapa¡±, insist¨ªa la petici¨®n. ¡°(...) Es necesario adoptar reformas globales y honrar as¨ª la memoria de Amina como debe ser¡±.
Los islamistas han arrastrado los pies, pero al final apoyan la modificaci¨®n
Ibtissam Lachgar, cofundadora del Movimiento Alternativo de Defensa de las Libertades, uno de los grupos m¨¢s radicales de la sociedad civil, sostiene que la eliminaci¨®n de la impunidad del violador ¡°es solo un peque?o avance¡±. Teme adem¨¢s que los jueces, en general conservadores, se resistan a tener en cuenta la modificaci¨®n legislativa. ¡°Hay que cambiar no solo las leyes, tambi¨¦n las mentalidades¡±, recalca.
El nuevo c¨®digo de familia (moudawana), que el Parlamento marroqu¨ª aprob¨® hace ya 10 a?os, atendiendo a las recomendaciones del monarca, mejora sustancialmente los derechos de la mujer. Aun hoy en d¨ªa, sin embargo, las asociaciones feministas se?alan que los jueces son, a veces, reacios a aplicarlo sobre todo en zonas rurales.
Un largo camino para la igualdad entre sexos
El art¨ªculo 19 de la nueva Constituci¨®n marroqu¨ª, en vigor desde hace algo m¨¢s de dos a?os, estipula que hombres y mujeres gozan de los mismos derechos y libertades en el marco de las ¡°tradiciones y leyes del Reino¡±.
Pero la realidad dista bastante de la Carta Magna. En la petici¨®n, dirigida al Parlamento marroqu¨ª, que lanz¨® la plataforma c¨ªvica Avaaz y que public¨® el diario Al Massae de Casablanca, se recuerda que a¨²n queda camino por recorrer.
No existe, recuerdan los firmantes de la petici¨®n, ninguna ley espec¨ªfica sobre violencia de g¨¦nero que, en algunos casos, la legislaci¨®n la permite. La ley no contempla, por ejemplo, los delitos contra la libertad sexual en el seno del matrimonio.
Driss Lachgar, de 59 a?os, el l¨ªder de los socialistas marroqu¨ªes, os¨®, a finales de diciembre, pedir que se abriera un debate sobre la supresi¨®n de la poligamia ¡ªprohibida en el vecino T¨²nez¡ª, de los matrimonios con menores de edad, del aborto ¡ªsolo permitido en caso de peligro para la vida de la madre¡ª y del reparto de la herencia. Los hijos varones tienen derecho al doble que las hijas.
Lachgar hizo este discurso al inaugurar el s¨¦ptimo congreso de las mujeres socialistas, que alabaron sus palabras, pero los islamistas no reaccionaron con el mismo entusiasmo.
Un exim¨¢n radical, Abdelhamid Anou Naim, tach¨® en un v¨ªdeo a Lachgar y a sus seguidores de ¡°infieles¡± y ¡°ap¨®statas¡±. Tales anatemas otorgan, supuestamente, amparo religioso a todo aquel que quiera asesinar al socialista.
Lo peor no fueron, sin embargo, las invectivas del antiguo cl¨¦rigo, sino la reacci¨®n del Partido de la Justicia y del Desarrollo (PJD), la formaci¨®n islamista que ostenta la mayor¨ªa relativa en el Parlamento y dirige el Gobierno de Marruecos.
En At Tajdid, su ¨®rgano oficioso, coloc¨® en pie de igualdad a Lachgar, al que reproch¨® su irreverencia con la religi¨®n, con Abou Naim, que se excedi¨® al pronunciar un takfir, una especie de excomuni¨®n en el islam.
Solo despu¨¦s de que los socialistas se quejasen amargamente, la Fiscal¨ªa de Casablanca, que depende del ministro islamista de Justicia, abri¨® unas diligencias.
Reacciones como estas demuestran lo dif¨ªcil que resultan los avances en Marruecos a menos que desde el palacio real no se d¨¦ un impulso como sucedi¨® en 2004. La aprobaci¨®n del c¨®digo de familia (moudawana) estaba estancada hasta que el rey Mohamed VI decidi¨® promoverla.
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