¡°Odio la gesti¨®n; me siento Nadal devolviendo bolas¡±
El cient¨ªfico del CNIO ha recibido dos millones de la UE para investigar
El bioqu¨ªmico ?scar Fern¨¢ndez-Capetillo escoge el bar de la urbanizaci¨®n en la que vive para desayunar. ¡°Aqu¨ª me pongo por las tardes con el ordenador mientras los ni?os corren¡±. Eso no es poco teniendo en cuenta que este investigador del Centro Nacional de Investigaciones Oncol¨®gicas (CNIO) tiene cuatro hijos con Matilde Murga, miembro de su equipo.
Capetillo r¨ªe cuando comenta que a sus 39 a?os acaba de recibir una Consolidator-Grant del Consejo Europeo de Investigaci¨®n (ERC) para j¨®venes cient¨ªficos. Son dos millones de euros que le permitir¨¢n afrontar con tranquilidad el futuro (cinco a?os, que en el panorama de la investigaci¨®n espa?ola ya es mucho futuro). Ya hab¨ªa recibido otra previa del ERC, y adem¨¢s tiene una Howard Hughes y volvi¨® a Espa?a en 2004 (ya con un ni?o y otro en camino) con una Ram¨®n y Cajal (y otra para su esposa). ¡°Lo bueno de las ERC es que se dan m¨¢s a la persona que al proyecto. Y eso en ciencia est¨¢ bien. Yo mismo repaso los objetivos que traje cuando vine al CNIO y no he cumplido ninguno. El trabajo me ha llevado por otros derroteros. A mi equipo le digo que se dedique a las fishing expeditions [expediciones de pesca; habla mezclando expresiones inglesas, fruto de sus tres a?os en EE?UU y el trabajo en un centro internacional]. Si sale algo nuevo, bien; y si no, hay que volver a buscar. En ciencia todav¨ªa est¨¢ todo por conocer. Es f¨¢cil encontrar algo que nadie haya visto. Decir que ya se tienen todas las respuestas es como muy vasco¡±, comenta ri¨¦ndose de s¨ª mismo, que naci¨® en Bilbao.
El cient¨ªfico del CNIO ha recibido dos millones de la UE para investigar
Califica esa forma de trabajar de ¡°ca¨®tica¡±, aunque cuesta aplicarle el adjetivo. Desde la elecci¨®n de d¨®nde vivir (cerca de los colegios y guarder¨ªas que necesita y a un minuto del CNIO) hasta su rutina diaria (¨¦l es el morning man, dice, el ma?anero que se encarga de los ni?os cuando se levantan), todo denota organizaci¨®n.
Su laboratorio trabaja en algo que suena complejo ¡ªestr¨¦s replicativo¡ª, aunque Capetillo lo describe con sencillez: ¡°Cuando se dividen, las c¨¦lulas incorporan errores en su ADN. Como las c¨¦lulas cancerosas se dividen mucho, acumulan muchos errores. Si conseguimos inhibir los procesos de reparaci¨®n, estallan¡±. En la pr¨¢ctica esto ha llevado a su equipo a licenciar dos mol¨¦culas (posibles futuros f¨¢rmacos) con Merck. ¡°Si funcionan, las ganancias para el CNIO le permitir¨ªan comprarse el Instituto de Salud Carlos?III¡±, bromea.
Todos estos proyectos presentes y futuros le obligan a dedicar mucho tiempo a la gesti¨®n. ¡°Lo odio¡±, dice sin ambages. ¡°Me siento como Nadal, todo el d¨ªa devolviendo bolas, que si un salario, que si una fecha de entrega. Al final se me pasa el d¨ªa, cuando yo soy un cient¨ªfico b¨¢sico, que lo que me gusta es estar con mis c¨¦lulas¡±.
En este momento, pensar en tiempo libre es casi una utop¨ªa. Y hacer planes, complicado. ¡°Los cient¨ªficos somos exploradores. A veces llegan propuestas que te doblan el sueldo, que te ofrecen el oro y el moro¡±, pero hay otras cosas, como la calidad de vida, que hacen muy dif¨ªcil aceptar, admite. Aunque si no llegan las siguientes ayudas, ¡°habr¨¢ que plante¨¢rselo¡±.
Eso s¨ª, su buen momento no le impide ver lo que pasa a su alrededor. Por eso insiste en que ¡°el drama absoluto es la falta de oportunidades para la gente joven que no puede formar un grupo propio¡±. ¡°Soy un privilegiado, pero a veces pienso que en mi campo hay mucha gente trabajando y a lo mejor tengo que ir a otro sitio¡±, dice. Aunque sea con una familia de seis.
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