El riesgo de que los compuestos qu¨ªmicos pasen del envase a la comida

?Qu¨¦ da?os para la salud provocan los compuestos qu¨ªmicos que se trasladan de los envases a los alimentos? No se sabe muy bien en la gran mayor¨ªa de los casos, pero es algo que inquieta cada vez m¨¢s a los investigadores. Prueba de ello es el art¨ªculo de opini¨®n que publica el Journal of Epidemiology and Community Health en el que cuatro especialistas lanzan una llamada de atenci¨®n sobre los efectos a largo plazo que pueden tener estas sustancias y reclaman que se profundicen los estudios sobre lo que definen ¡°un nuevo reto de la investigaci¨®n epidemiol¨®gica¡±. Entre los autores del texto se encuentra Miquel Porta, catedr¨¢tico de Salud P¨²blica de la Universidad Aut¨®noma de Barcelona e investigador del Institut Hospital del Mar d'Investigacions M¨¨diques (Imim).

Unas de las sustancias que preocupan cada vez m¨¢s a epidemi¨®logos, nutricionistas, especialistas en salud p¨²blica o endocrin¨®logos son los compuestos qu¨ªmicos que se encuentran en los materiales que est¨¢n en contacto con la comida. Pueden ser sustancias presentes en la pel¨ªcula transparente con el que se envuelven los filetes para congelar, en el recubrimiento de las latas de envases de comida o bebida, en el revestimiento interior pl¨¢stico de los vasos de cart¨®n o las tarteras en las que se recalientan las sobras. O pueden ser otros componentes presentes en procesos de almacenamiento y procesado de comida o bebida; o en instrumentos que se emplean para servirla.

El problema surge cuando estas sustancias qu¨ªmicas migran hacia los alimentos que se consumen, un proceso que se acelera con el calor y que es muy irregular en funci¨®n de distintos factores. Depende del tiempo de almacenamiento, de las propiedades qu¨ªmicas de los materiales que est¨¢n en contacto con la comida o de sus propiedades f¨ªsicas (grosor, superficie, porosidad¡­) .

Es entonces cuando se produce una contaminaci¨®n qu¨ªmica no demasiado conocida que, tomada de forma individual, puede ser muy limitada debido a la baja cantidad de t¨®xicos que se trasladan a la comida, pero a la que hay que prestar especial atenci¨®n por varias cuestiones, como advierte Porta. Por un lado, por lo que denomina el efecto c¨®ctel. No es uno, sino varios los compuestos que se ingieren. Y se desconocen no solo buena parte de los efectos individuales de cada uno de ellos, sino las interacciones que provocan al combinarse. Por otro lado, porque esta exposici¨®n es cr¨®nica, de largo plazo: ¡°uno est¨¢ expuesto a estas sustancias pr¨¢cticamente de forma cotidiana¡±.

¡°Algunos de estos compuestos est¨¢n regulados y permitidos. La mayor¨ªa de ellas no est¨¢n estudiadas¡±, a?ade el investigador del Imim.

Entre las sustancias a las que alude el art¨ªculo est¨¢ el formaldehido, un producto que se usa como bactericida o conservante. Se puede encontrar, en peque?as cantidades, en botellas de pl¨¢stico de tereftalato de polietileno (material m¨¢s conocido por sus siglas en ingl¨¦s, PET). Como el tabaco, est¨¢ considerado como una sustancia cancer¨ªgena por la Agencia Internacional para la Investigaci¨®n del C¨¢ncer (IARC, en sus siglas en ingl¨¦s), la divisi¨®n de la OMS encargada de revisar qu¨¦ sustancias ocasionan esta enfermedad.

Otras de las sustancias con capacidad de trasladarse a la comida que se emplean en los procesos de envasado son los llamados disruptores endocrinos, unos compuestos qu¨ªmicos capaces de simular el comportamiento de las hormonas. Entre ellos est¨¢n los ftalatos, el triclos¨¢n (antibacteriano y fungicida), el nonilfenol (detergente), el tributilo de esta?o (biocida) o, uno de los m¨¢s famosos, el bisfenbol-A.

Respecto a estas sustancias, la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica y administraci¨®n Sanitaria (Sespas) remiti¨® recientemente una carta a la Comisi¨®n Europea en la que se expresaba la ¡°honda preocupaci¨®n por los efectos sobre la salud humana y ambiental¡± causada por los disruptores endocrinos. La entidad solicitaba ¡°la adopci¨®n de medidas y pol¨ªticas urgentes para reducir la exposici¨®n de la poblaci¨®n y el medio ambiente a dichos t¨®xicos¡± que se encuentran en ¡°alimentos, agua, envases juguetes, textiles, plaguicidas, productos de higiene y otros muchos art¨ªculos de consumo¡±.

Porta recuerda que existen trabajos que han establecido una relaci¨®n directa entre disruptores endocrinos como el bisfenol A y la diabetes. ¡°Con la obesidad cada vez hay m¨¢s estudios que lo vinculan, aunque no me atrever¨ªa a decir que est¨¦ demostrado¡±, a?ade.

Los investigadores apelan a profundizar el conocimiento tanto de los compuestos qu¨ªmicos que forman los materiales que est¨¢n en contacto con la comida (unos 4.000), como del proceso de migraci¨®n a los alimentos y las bebidas: ¡°es una oportunidad y un deber para los epidemi¨®logos¡±, plantean en el escrito. Los autores del texto conf¨ªan que estos trabajos sirvan para reforzar las pol¨ªticas de prevenci¨®n y aclarar las relaciones entre los qu¨ªmicos medioambientales y las enfermedades humanas.

De momento, adem¨¢s de plantear medidas a t¨ªtulo colectivo, como por ejemplo pol¨ªticas europeas que regulen esta cuesti¨®n (Francia ha prohibido el uso de bisfenol A desde 2015), Porta se?ala que tambi¨¦n se pueden tomar iniciativas de forma individual. Por ejemplo, a trav¨¦s de algo tan simple como calentar la comida en el microondas sobre una superficie inerte como un plato de vidrio en lugar de envases de pl¨¢stico.