¡°Que hablen las mujeres. Hemos de respetar su derecho y su deseo.¡±
El reputado ginec¨®logo Santiago Dexeus es uno de los 2.000 profesionales sanitarios que ha firmado un manifiesto contra el anteproyecto de ley del aborto
Santiago Dexeus (Barcelona, 1935) ironiza con que la reforma de la ley del aborto le traslada a otra ¨¦poca. Un tiempo en el que hablar de anticonceptivos era tab¨² y la igualdad de las mujeres parec¨ªa inalcanzable. El prestigioso obstetra, que ha asistido miles de partos y que es un referente cient¨ªfico en este campo, es uno de los cerca de 2.000 profesionales sanitarios que han firmado un manifiesto contra el anteproyecto de ley impulsado por el ministro Alberto Ruiz Gallard¨®n.
Pregunta. ?Qu¨¦ supone la reforma de la ley?
Respuesta. Un paso atr¨¢s abismal. Cada vez que una mujer da un paso adelante surge algo que le hace retroceder dos. Hemos luchado, al menos algunos, para que exista la igualdad, y esto la lastra. Me duele que desde 1927 se lleva diciendo que la mujer debe incorporarse con su voz femenina y todav¨ªa hoy no se la tenga en cuenta. Que hablen las mujeres. Hemos de respetar su derecho y su deseo.
¡°Hemos de respetar el derecho y el deseo de las mujeres¡±
P. Habla de retroceso.
R. Tanto que me hace revivir la lucha de finales de los a?os setenta, cuando pele¨¢bamos para que se despenalizaran los anticonceptivos. Y lo conseguimos. Despu¨¦s lleg¨® la ley del 85 [que permit¨ªa la interrupci¨®n del embarazo en algunos supuestos], y m¨¢s tarde la que tenemos ahora, que es equiparable a la de cualquier pa¨ªs de nuestro entorno. ?Vamos a empezar de nuevo? Es tan triste que dan ganas de llorar... Abortar no es algo fr¨ªvolo, es a veces resultado de una situaci¨®n econ¨®mica, de falta de conocimientos sexuales o reproductivos, de discriminaci¨®n... Siempre deja una huella, y como profesionales sanitarios debemos saberlo. Nuestro papel es evitar la clandestinidad porque sabemos que ocurrir¨¢. Volveremos a finales de los setenta, cuando exist¨ªa el turismo abortivo y las espa?olas iban a Londres. Esa din¨¢mica favorece a las clases m¨¢s elevadas.
P. ?A¨²n en el siglo XXI cree que las mujeres recurrir¨¢n a medios inseguros?
R. Tenemos que tener en cuenta que a finales del franquismo, cuando el aborto estaba prohibido en Espa?a, el fiscal general del Estado reconoci¨® que hab¨ªa unos 100.000 abortos clandestinos al a?o. La reforma de la ley no cambiar¨¢ las cifras actuales [unos 110.000 abortos anuales] pero s¨ª har¨¢ que las mujeres vuelvan a pasar por ese grav¨ªsimo riesgo. Un aborto mal hecho, en malas condiciones o por profesionales no cualificados puede provocar desde infecci¨®n hasta esterilidad.
¡°Hay pocos que dicen que debe reformarse la ley actual, pero quiz¨¢ tengan mucho poder¡±
P. ?C¨®mo vivi¨® aquella ¨¦poca?
R. Entonces, cuando entraba una mujer en el hospital y ve¨ªamos que hab¨ªa sido sometida a un legrado no lo declar¨¢bamos. Se dec¨ªa que hab¨ªa sido por causas naturales porque informar podr¨ªa suponer que la mujer fuese a parar a comisar¨ªa. Lo ocult¨¢bamos tanto por respeto a ellas como por nuestra ¨¦tica profesional. No ve¨ªamos que la ley fuera justa.
P. ?Por qu¨¦ cree que el Gobierno ha emprendido la reforma?
R. No lo s¨¦, la verdad es que no lo puedo entender. Y menos tal y como est¨¢ la situaci¨®n. Cada d¨ªa me pregunto por qu¨¦ no nos ponemos a solucionar lo de verdad importante. Debemos alzar nuestras miras hacia los problemas graves y reales: gente que no tiene hogar, que pide en la calle. Con esta reforma el Gobierno no ha escuchado a los ciudadanos.
P. ?No hay argumentos para cambiar la ley?
R. Lo primero que hay que decir es que no se obliga a nadie a abortar. Pero yo siempre les digo que piensen en su mujer, en su hermana, en su hija de 13 a?os... En qu¨¦ har¨ªan si fueran ellos los que estuvieran en esa situaci¨®n. Cuando el aborto estaba prohibido me llamaban algunos de los partidarios de la doctrina de la Iglesia cat¨®lica, y me dec¨ªan: ¡°Un amigo m¨ªo tiene la desgracia de que su hija se ha quedado embarazada, y...¡±. Siempre era un amigo. Yo les daba la direcci¨®n de las cl¨ªnicas de Londres. Hay mucha hipocres¨ªa.
P. Ha asistido miles de partos. Algunos preguntar¨¢n por qu¨¦ firma este manifiesto.
R. Porque creo en la democracia. Y creo que quienes est¨¢n a favor de mantener la ley actual son una mayor¨ªa. Hay pocos que dicen que debe reformarse, pero quiz¨¢ tengan mucho poder. Tenemos una ley garantista, que promueve el conocimiento de la mujer, que da respuesta a los problemas de anomal¨ªas fetales, que dispone del diagn¨®stico prenatal... La reforma termina con todo esto [elimina como supuesto por s¨ª mismo el aborto por anomal¨ªa fetal grave] y supondr¨ªa, por ejemplo, que ya no se har¨¢ casi diagn¨®stico prenatal. Es un paso atr¨¢s clar¨ªsimo.
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