Filipinas libra la batalla final de los anticonceptivos gratuitos

La Iglesia cat¨®lica ha demostrado una vez m¨¢s que es un enemigo formidable. El apoyo de la mayor¨ªa de los filipinos, de la ONU, la aprobaci¨®n de las dos C¨¢maras legislativas y la ratificaci¨®n del presidente Benigno Aquino III (amenazado de excomuni¨®n) no han bastado para que entrara en vigor la ley de salud reproductiva que garantizar¨ªa el acceso gratuito a los anticonceptivos. La norma est¨¢ en suspenso indefinidamente por decisi¨®n del Tribunal Supremo del tercer pa¨ªs con m¨¢s cat¨®licos del mundo mientras discute si es constitucional o no. La presi¨®n sobre los jueces es inmensa.

Es el asalto final de una batalla extenuante y feroz librada en la calle, los medios y la pol¨ªtica a golpe de estad¨ªsticas, estudios y tambi¨¦n de insidias. Clara muestra de la divisi¨®n que suscita el asunto es que el debate parlamentario dur¨® m¨¢s de 13 a?os. Y eso que la nueva ley no entra en el debate sobre el aborto; considera la interrupci¨®n del embarazo ilegal y punible, una prohibici¨®n consagrada en la Constituci¨®n filipina. Las encuestas indican que siete de cada diez filipinos apoyan los anticonceptivos en discrepancia con el Vaticano.

La jerarqu¨ªa cat¨®lica en Filipinas est¨¢ echando el resto en la batalla. Grupos afines a la Iglesia han presentado 15 recursos de inconstitucionalidad y los obispos han sostenido en una carta pastoral titulada La contracepci¨®n es corrupci¨®n que ¡°la mentalidad de los anticonceptivos es una mentalidad abortista¡± o que los anticonceptivos ¡°destruir¨¢n la familia y aumentar¨¢n la violencia contra las mujeres¡±.

Los grupos partidarios de la ley que entre otros muchos aspectos garantiza el acceso universal de los filipinos a los m¨¦todos anticonceptivos ¨Cs¨ª que se venden condones pero a un precio desorbitado para los pobres-- aseguran que contribuir¨¢ a reducir la pobreza y frenar¨¢ el aumento de poblaci¨®n. Filipinas es pr¨¢cticamente el ¨²nico pa¨ªs cat¨®lico de Asia (por herencia de la colonia espa?ola), el 80% de los 99 millones de filipinos son cat¨®licos, tienen la mayor tasa de fertilidad de la regi¨®n (3,1 hijos por mujer en 2011), un tercio de los nacimientos son de madres adolescentes y su poblaci¨®n es de las que m¨¢s r¨¢pidamente crece (un 1,7% en 2012). La ONU ha criticado con dureza la desesperante lentitud con la que se ha abordado toda la cuesti¨®n: ¡°El tiempo que dedicamos a debatir estos asuntos repetidamente se mide por las muertes de las 15 mujeres que perdemos por muertes maternales cada d¨ªa¡±, recalca el organismo multilateral, alarmado porque las muertes de madres por complicaciones en el embarazo y el parto se dispararon un 36% entre 2006 y 2011.

La campa?a ha sido de tan grueso calibre que la ONU tambi¨¦n se ha visto obligada a aclarar oficialmente que la denominada Ley de Paternidad Responsable, Salud Reproductiva, Poblaci¨®n y Desarrollo no implica de ninguna manera imponer una pol¨ªtica de dos hijos (al estilo chino), ni anima a la promiscuidad o legaliza el aborto. S¨ª contempla que las autoridades traten a las mujeres v¨ªctimas de complicaciones tras un aborto ilegal, que no las dejen morir.

Desde que en verano el Tribunal Supremo termin¨® de escuchar los argumentos de unos y otros, el pa¨ªs est¨¢ a la espera de una decisi¨®n final que no acaba de llegar. Arrecian los rumores. Los ¨²ltimos sostienen que los jueces tumbar¨¢n la trascendental norma. El presidente de la C¨¢mara de Representantes, Feliciano Belmonte, advirti¨® el mes pasado de que si el Supremo declara la norma inconstitucional supondr¨¢ ¡°un veto a la voluntad popular mayoritaria¡± y record¨® que el texto ¡°es fruto de un compromiso democr¨¢tico¡±.