Coger la puerta... y volver otra vez
La mayor¨ªa de los 12.000 menores desaparecidos al a?o se fugaron o los echaron sus padres El 70% regresa antes de los tres d¨ªas El principal origen de las huidas es la violencia familiar
A veces se escapan despu¨¦s de una gran discusi¨®n con sus padres. O porque sus padres discuten entre s¨ª. Otras veces tienen miedo de contarles que han suspendido o que tienen problemas en el colegio. O en el caso de las chicas, porque se han quedado embarazadas. Hay tambi¨¦n motivos m¨¢s graves, como maltrato, violencia familiar o acoso escolar, aunque el problema no debe circunscribirse a entornos altamente conflicitivos: las fugas de adolescentes se producen en todas las capas sociales y son la principal causa de ¡°desaparici¨®n de menores¡±. De hecho, seg¨²n inform¨® ayer el secretario de Estado de Seguridad, Francisco Mart¨ªnez, la mayor¨ªa de las 12.246 denuncias de menores desaparecidos registradas en 2013 fueron huidas resueltas en poco tiempo, bien porque el propio fugado decide volver o porque ha sido localizado por las autoridades.
La Fundaci¨®n ANAR, que gestiona en Espa?a el tel¨¦fono europeo para casos de menores desaparecidos (116000, armonizado con toda la UE), ofreci¨® ayer en la presentaci¨®n de su memoria anual una radiograf¨ªa bastante exacta del problema. De los 229 casos de menores desaparecidos que registr¨® durante 2013 ¡ªfiltrados entre las 1.871 llamadas que atendieron a lo largo del a?o¡ª, el 50,2% fueron fugas de adolescentes, un porcentaje al que debe sumarse otro 18,8% que correspondi¨® a situaciones en las que los echaron de casa. ¡°La barrera entre los que deciden huir y los que se van porque les han echado es muy difusa, porque en general un padre que echa a su hijo lo hace en una situaci¨®n de desesperaci¨®n, durante una discusi¨®n y sin esperar que se cumpla esa orden. Solo en un caso nos encontramos el a?o pasado con que el menor, cuando quiso volver a casa, se encontr¨® con la puerta cerrada¡±, explica Leticia Mata, directora del Tel¨¦fono ANAR. ¡°Hemos querido diferenciarlo en las estad¨ªsticas por primera vez este a?o porque estamos detectando cada vez m¨¢s casos de adolescentes expulsados de casa. Es un problema parecido a las fugas, pero a veces m¨¢s complicado de resolver porque los que huyen de manera premeditada a veces tienen alg¨²n plan ¡ªirse a casa de un amigo, por ejemplo¡ª, mientras que los que se van porque sienten que han sido expulsados pueden acabar en la calle sin m¨¢s¡±, advierte Mata.
En total, entre los que se van y los que fueron echados, el 69% de los casos de desaparecidos atendidos por ANAR fueron en realidad fugas o resultado de conflictos familiares. El resto correspondieron a secuestros parentales (19,6%), secuestros por terceros o p¨¦rdidas accidentales. ¡°La fuga es un problema que generalmente queda silenciado y no se trata de manera adecuada. Por ejemplo, muchas veces los padres ni siquiera se ocupan de retirar la denuncia cuando el hijo reaparece, intentan olvidar el suceso. Pero es importante no olvidarlo, hay que hacer un seguimiento y buscar la causa ¨²ltima de ese comportamiento, porque los que se fugan una vez tienen muchas posibilidades de hacerlo de nuevo¡±, afirma Diana D¨ªaz, psic¨®loga y subdirectora del Tel¨¦fono ANAR. ¡°Y no hay que esperar 24 horas para hacer la denuncia, en contra de la creencia general. Es mejor llamar cuanto antes, las primeras horas son vitales para localizar pronto a los fugados¡±, subraya.
?Y cu¨¢l es el la causa ¨²ltima de una fuga? ¡°Normalmente se dispara por un conflicto familiar grave. La mayor¨ªa de las huidas son provocadas por situaciones de violencia o castigos, maltrato f¨ªsico o emocional y abusos sexuales. Aunque tambi¨¦n pueden producirse simplemente por una disputa muy fuerte o por situaciones deseperadas en las que los chicos no consiguen visualizar un proyecto de vida propio para el futuro. Tambi¨¦n hay huidas que llamamos aventureras, por un deseo de conocer qu¨¦ hay m¨¢s all¨¢ del hogar, o pasionales, para estar con un novio o novia que no aceptan los padres, aunque estas situaciones son mucho menos frecuentes¡±, explica Germ¨¢n Castellano, pediatra acreditado en medicina de la adolescencia de la Asociaci¨®n Espa?ola de Pediatr¨ªa y expresidente de la Sociedad Espa?ola de Medicina de la Adolescencia. La franja de edad m¨¢s problem¨¢tica se sit¨²a entre los 14 y los 18 a?os, afirma este experto.
¡°Mi padre no me trataba mal, pero intent¨¦ tomar decisiones por m¨ª misma¡±
¡°Yo era muy peque?ita, lo recuerdo como un viaje. Me molestaba la arena en Brasil, ten¨ªa un columpio... Mi padre no me trat¨® mal, yo era su ni?a, y ya est¨¢¡±. Tanit Sandoval Rodr¨ªguez tiene 21 a?os. En 1996, cuando viv¨ªa en Ibiza con su madre, su progenitor (de nacionalidad argentina) la secuestr¨®, llev¨¢ndosela a Brasil y luego a Uruguay. Aunque la ni?a no era consciente, el suplicio de Francisca Rodr¨ªguez Moreno, su madre, dur¨® ocho meses: ¡°Estaba perdida, no sab¨ªa qu¨¦ hacer¡±.
Hasta 2002, el secuestro parental no constaba como delito en el C¨®digo Penal, lo que dificultaba el acceso a la justicia de los padres, explic¨® ayer una portavoz de ANAR (Ayuda a Ni?os y Adolescentes en Riesgo). Rodr¨ªguez termin¨® acudiendo al programa Qui¨¦n sabe d¨®nde. El equipo de investigaci¨®n televisivo recibi¨® un chivatazo sobre el posible paradero de la ni?a, que entonces ya estaba en Uruguay, a trav¨¦s de cuya justicia la recuper¨®.
El Ministerio del Interior publica que este fen¨®meno est¨¢ en auge: en 2013 se registraron 236 casos de secuestro parental (un 12,9% m¨¢s que el a?o anterior) de los que fueron v¨ªctimas 313 menores (un aumento del 22%).
Durante la ponencia de este lunes, organizada por ANAR, ofrecieron testimonio cuatro v¨ªctimas. Fue proyectado un v¨ªdeo del programa de televisi¨®n de 1997 en el que Rodr¨ªguez trata de enviar un beso a su hija y no puede a causa del llanto. Al presenciar las im¨¢genes, ni la madre ni la hija pudieron contener las l¨¢grimas. Sandoval de peque?a nunca vio esos v¨ªdeos: su madre prefiri¨® esperar a que fuera mayor de edad. La hija, vestida con una elegante blusa blanca y perlas en las orejas, recordaba el reencuentro con una sonrisa: ¡°Me trajo una mu?eca de Pocahontas¡±. Y asegur¨® que est¨¢ bien, que no tiene secuelas. Solo insist¨ªa en que lo m¨¢s importante es la atenci¨®n al ni?o. ¡°Los psic¨®logos tienen que explicarle la situaci¨®n, para que comprenda¡±. Despu¨¦s del secuestro, hasta los 12 a?os, sigui¨® viviendo con su padre cada dos semanas. ¡°No pod¨ªa ir al McDonald¡¯s con mis amigas despu¨¦s de un campeonato [de gimnasia r¨ªtmica] porque me obligaba a irme con ¨¦l¡±. Y ella no quer¨ªa, aunque ¨¦l no la tratara mal. Cuando lleg¨® a la adolescencia, rompi¨® el contacto. ¡°Intent¨¦ decidir por m¨ª misma¡±. No lo retom¨® hasta los 18 a?os, cuando dio el paso para conocer a sus hermanas.
Un punto en com¨²n que reiteraron todos los afectados es la "sangr¨ªa" de dinero que supone enfrentarse a un caso de secuestro parental. "No se puede permitir que la gente sin dinero no pueda recuperar a su hijo", exclam¨® vehemente Amparo Garc¨ªa, madre afectada y miembro del patronato de la Fundaci¨®n Child Care. Yuri Sasson Moscona, de nacionalidad mexicana, explic¨® que en el proceso judicial de recuperar a su hijo ¡ªque hoy tiene 12 a?os¡ª contrajo una deuda 250.000 euros ¡ª"que no eran m¨ªos y que yo no ten¨ªa"¡ª.
Seg¨²n Castellano, alrededor del 70% de los que se escapan vuelven a casa antes de tres d¨ªas, mientras que el 15% regresa entre tres y 14 d¨ªas despu¨¦s de la fuga y el 12% despu¨¦s de m¨¢s dos semanas. Solo un peque?o porcentaje, en torno al 3%, no vuelven porque no se les localiza o alcanzan la mayor¨ªa de edad. ¡°Esto significa que, por mucha violencia y dolor que sufra un menor en su casa, siempre querr¨¢ volver con su familia porque ah¨ª es donde, en el fondo, siente que pertenece. La familia lo es todo para un menor¡±, sostiene.
Las cifras de fugas de menores que maneja la Fundaci¨®n ANAR no han experimentado grandes cambios en los ¨²ltimos a?os y los porcentajes suelen ser similares todos los a?os, aunque s¨ª var¨ªan las causas a medida que los modelos de familia van cambiando. Por ejemplo, influye mucho con qui¨¦n vive el menor. Tambi¨¦n advierte de la circunstancia de que solo en el 31,4% de los casos el menor desaparecido vive con sus dos padres y el 13,9% con ninguno de ellos, sino con otros familiares, en centros acogida, con amigos o con su pareja. ¡°Cuando los padres viven separados, es muy com¨²n que los hijos se vayan sin avisar de la casa del progenitor con quien viven normalmente (en su mayor¨ªa la madre) y aparezcan en casa del otro como castigo¡±, dice Mata.
Mar¨ªa Antonieta Delpino, soci¨®loga e investigadora de la Liga Espa?ola de la Educaci¨®n (LEE), apunta otro motivo que ha surgido en las ¨²ltimas d¨¦cadas. ¡°El conflicto con los padres es com¨²n en el adolescente, necesita distanciarse de ellos para construir su identidad y por eso se rebela contra las normas familiares. Pero de una pelea a una fuga hay un gran paso y el motivo tiene que ver, siempre que no estemos hablando de entornos de violencia o malos tratos, con un problema de ejercicio de autoridad. Muchos padres de hoy viven desconcertados porque no saben cu¨¢l es su papel, no quieren ser autoritarios como sus padres pero no saben como imponer l¨ªmites a sus hijos¡±, opina Delpino, que ha realizado varios informes sobre los adolescentes para la LEE, sostiene que esta tendencia de los padres de hoy a ser m¨¢s dialogantes y cercanos con sus hijos les ha hecho olvidar que deben marcarles l¨ªmites, por lo que cuando llegan a la adolescencia y empiezan a rebelarse no pueden controlarlos y tratan de imponerse por la fuerza; en consecuencia, como el ni?o no est¨¢ acostumbrado a que le fijen normas, se rebela y tiene m¨¢s riesgo de querer fugarse. La investigadora destaca un dato extra¨ªdo de su estudio Conflictos en la adolescencia: el 6% de los m¨¢s de 3.000 estudiantes de entre 15 y 18 a?os encuestados para este trabajo respondi¨® que cre¨ªa que sus padres no ten¨ªan autoridad. ¡°Y si el 6% se atreve a decir que sus padres no tienen autoridad, hay que pensar que el porcentaje es mucho m¨¢s elevado¡±, apunta la soci¨®loga.
No obstante, Delpino subraya que no todo son consecuencias negativas. ¡°Esta buena disposici¨®n al conversar con los hijos tiene grandes ventajas. Una que detectamos en nuestro estudio es que al 75% de los adolescentes les gusta estar con sus padres. Esto quiere decir que la mayor¨ªa de las familias consiguen buenos resultados con el di¨¢logo. Y contradice esa idea estereotipada de que el adolescente quiere vivir sin restricciones ni control parental. Es falso: ellos esperan de sus padres criterios y normas para enfrentarse a la vida¡±, razona.
Hay que desdramatizar la adolescencia, dice Delpino, y encararla sin temor. ¡°Muchos padres llegan con p¨¢nico a esta etapa y no se ven capaces de afrontarla, con lo que acaban abdicando de sus responsabilidades por puro temor. De hecho, muchos de esos padres que se muestran tan preocupados por sus hijos adolescentes son los que luego no acuden a las reuniones a las que se les convocan en los centros educativos para abordar el problema¡±, comenta.
La situaci¨®n en Europa es similar a la espa?ola. El tel¨¦fono 116000 ¡ªgratuito y con servicio 24 horas¡ª tambi¨¦n est¨¢ disponible en otros 12 pa¨ªses de la UE. En 2011, seg¨²n los ¨²ltimos datos globales de la red Missing Children Europe, se atendieron 89.886 llamadas que derivaron en 4.400 casos de desaparecidos. De ellos, el 67% correspondieron a fugas del domicilio familiar (incluidas las expulsiones), un porcentaje muy similar al 69% registrado en Espa?a en 2013.
Aunque las cifras tambi¨¦n se mantienen sostenidas en Europa, tres eurodiputados italianos presentaron el a?o pasado una propuesta de resoluci¨®n que pide al Consejo Europeo y a la Comisi¨®n que promueva proyectos de apoyo a las familias, para ayudar los padres a comprender y prevenir las razones de una fuga, y que involucren tambi¨¦n a los propios adolescentes d¨¢ndoles informaci¨®n suficiente y amplia sobre los riesgos que implica la vida en la calle.
El secretario de Estado de Seguridad, Francisco Mart¨ªnez, anunci¨® ayer que el Ministerio del Interior aprobar¨¢ en breve la Alerta Menor Desaparecido, un nuevo sistema para localizar a ni?os y adolescentes a trav¨¦s de mensajes a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado mediante redes sociales y medios de comunicaci¨®n social. ¡°Se ha contratado un n¨²mero para la colaboraci¨®n ciudadana, se ha dise?ado ya el mensaje de alerta y la web del Ministerio del Interior est¨¢ ya preparada para alojar este nuevo sistema. Todo Est¨¢ listo y es una magn¨ªfica noticia¡±, dijo durante la presentaci¨®n del informe de ANAR.
El secretario de Estado hizo hincapi¨¦, adem¨¢s del problema de las fugas, en el alarmante aumento de secuestros de ni?os o adolescentes por uno de sus progenitores. En 2013 se registraron 236 casos de secuestro parental (un 12,9% m¨¢s que el a?o anterior), de los que fueron v¨ªctimas 313 menores. "Estamos lamentablemente ante un fen¨®meno con un gran crecimiento", advirti¨®, aunque a?adi¨® que la mayor¨ªa de los casos (197) fueron esclarecidos.
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