El mayor genoma jam¨¢s secuenciado
El ADN del pino taeda tiene 22.180 millones de bases, seis veces m¨¢s que el humano
La cantidad de palabras no es garant¨ªa de eficacia en un texto (el escritor Augusto Monterroso, famoso por sus brev¨ªsimos cuentos, dec¨ªa que ¡°cada d¨ªa, una palabra menos¡±). Pero, en el ADN de las especies, parece que hay un derroche de material. En esta l¨ªnea, el genoma del pino taeda, una especie originaria del sudeste estadounidense, podr¨ªa ser el ejemplo m¨¢ximo de esta abundancia innecesaria. Consta de 22.180 millones de bases (las letras qu¨ªmicas, acgt¡), siete veces los 3.200 millones del genoma del ser m¨¢s complejo que se conoce: el humano. Ha sido publicado en Genome Biology.
El pino taeda es una especie de mucha utilidad forestal, con un tronco largo y recto, que lo hace muy apto para su aprovechamiento maderero. Por eso hay abundantes plantaciones de ¨¦l, sobre todo en EE UU. Tambi¨¦n cuenta entre sus miembros con un ejemplar famoso: el pino de Eisenhower del campo de golf de Augusta, famoso porque el expresidente le ten¨ªa especial aversi¨®n por la de veces que sus bolas chocaron contra sus ramas.
Entre las razones que explican este tama?o descomunal, el mayor de un genoma secuenciado hasta ahora, est¨¢ que m¨¢s del 80% de sus segmentos est¨¢n repetidos. Ser¨ªa algo as¨ª como engordar un diccionario repitiendo entradas. En la naturaleza este fen¨®meno puede tener alguna justificaci¨®n (a m¨¢s copias de un gen m¨¢s f¨¢cil que se active y m¨¢s f¨¢cil conservar al menos una copia original, no mutada), pero tanta repetici¨®n parece excesiva. En los humanos, esto solo sucede con el 25% del genoma.
La utilidad del ¨¢rbol lo hizo un pronto candidato a que su genoma se secuenciara, pero el tama?o de su ADN complic¨® extraordinariamente el proceso. Lo habitual es romperlo en muchos trozos al azar que se secuencian por separado, y luego se ensamblan. Aqu¨ª hubo que sacar una especie de moldes previos clonando segmentos para poder ajustar las piezas.
Entre los genes que se han identificado, hay algunos comunes a otras plantas, como los de la formaci¨®n de la madera. El resto queda en cuarentena. Ya ha sucedido que tras catalogar la inmensa mayor¨ªa del genoma humano como basura, ha habido que cambiar el concepto porque se le han encontrado funciones nuevas, como las reguladoras. Queda por confirmar si tanta repetici¨®n en el pino sirve para algo o es un defecto asumible que no lastra el funcionamiento del resto.
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