¡°Pon¨ªan bombas delante del caser¨ªo¡±

Vivieron una pesadilla de nueve meses, en la que las explosiones en mitad de la noche no les dejaban pegar ojo. ¡°Estuve a punto de subirme a una excavadora y hacer una locura. Solo ped¨ªamos que por la noche nos dejaran descansar¡±, cuenta Alejandro Barrenetxea, residente en un caser¨ªo en el t¨¦rmino de Durango (Bizkaia), al recordar el estado catat¨®nico en el que qued¨® tras convivir con las detonaciones para construir un t¨²nel del ramal Vitoria-Bilbao del AVE vasco.

¡°Me estaban poniendo bombas delante de mi casa (¡­). La primera noche les dijimos a nuestras hijas, de seis y tres a?os, que eran truenos, pero despu¨¦s tuvieron que irse a casa de un familiar¡±, relata. Los cien kil¨®metros por carreteras sinuosas que recorr¨ªa cada d¨ªa para ir a Vitoria a trabajar eran un riesgo constante. ¡°He llegado a ir en enero con la ventanilla abierta porque me dorm¨ªa¡±, relata.

La familia acudi¨® a los tribunales, pero no les dieron la raz¨®n. Lo que les ha devuelto el sue?o ha sido la falta de presupuesto, y la paralizaci¨®n de las obras a principios de 2013. ¡°Nos dieron a firmar una carta en la que nos certificaban que en horario nocturno no iba a haber voladuras, pero ten¨ªa letra peque?a y renunciamos a ejercer cualquier tipo de reclamaci¨®n pasados los tres meses¡±, relata el afectado. Superada esa franja de tiempo, comenzaron las ¡°bombas¡±. ¡°La casa temblaba, ocurr¨ªa lo mismo que en los cuarteles cuando hay un atentado¡±, compara en conversaci¨®n telef¨®nica. Barrenetxea no oculta que les indemnizaron, pero insiste en que en ning¨²n momento se les inform¨® de que esas explosiones iban a ocurrir por la noche. ¡°?Qu¨¦ sentido ten¨ªa hacerlo? No estamos en contra del tren ni mucho menos, pero jugaron con nosotros. Al fin y al cabo solo ¨¦ramos tres familias de un caser¨ªo. Te sientes poco m¨¢s que un n¨²mero. Si no ocurre nada grave, en estos casos no se compromete nadie¡±, termina.