¡°Saber siempre es bueno. Abrir la Stasi fue una bendici¨®n¡±
El investigador alem¨¢n maneja 150 kil¨®metros de documentos sobre las actividades de los esp¨ªas y los delatores

Tobias Wunschik (Hannover, Alemania, 1967), investigador del archivo de la Stasi, maneja 150 kil¨®metros de documentos; 40 millones de fichas individuales; 1,7 millones de fotograf¨ªas. Tiene en sus manos las vidas personales de miles de ciudadanos que 265.000 concienzudos esp¨ªas (funcionarios y soplones) controlaron durante a?os con el fin de localizar a cualquier disidente. ¡°Estamos en todas partes¡± era, precisamente, el lema de la polic¨ªa secreta de la extinta Rep¨²blica Democr¨¢tica Alemana (RDA).
El descomunal archivo sigue sorprendi¨¦ndole. Un estudio suyo revel¨® que Alemania Oriental vendi¨® sangre de presos a Occidente para conseguir divisas y ahora termina un an¨¢lisis sobre grandes empresas que se beneficiaron del trabajo de presos pol¨ªticos ¡ªcerca de 270.000¡ª de la RDA. Ikea pidi¨® perd¨®n por ello p¨²blicamente en 2012. Wunschik sigue abriendo informes que no ha visto nadie m¨¢s que ¨¦l y el esp¨ªa que los redact¨®, pero explica que lo m¨¢s gratificante de su trabajo es ¡°poder devolver a alguien una parte de su propia historia; como las cartas que escribi¨® a familiares, amigos, parejas... y nunca llegaron a su destino porque la Stasi las intercept¨®¡±.
Escuela Juli¨¢n Besteiro (Madrid)
Una coca-cola ligth
Una fanta
Total: 3,20 euros
Comparte un aperitivo con EL PA?S en la Escuela Juli¨¢n Besteiro (Madrid), donde acaba de participar en unas jornadas sobre archivos, derechos humanos y memoria hist¨®rica. Sus colegas espa?oles le escuchan con envidia. El centro para el que trabaja Wunschik cuenta con un presupuesto anual de 99 millones de euros. Todo dinero p¨²blico, ya que tienen prohibidas las donaciones privadas. Incluso cuentan con una aplicaci¨®n inform¨¢tica especial para reconstruir documentos que fueron destruidos en su d¨ªa y que hoy guardan en 15.000 sacos llenos de millones de trozos de papel. ¡°No solo hay que catalogar la informaci¨®n. Los historiadores deben estudiarla para hacer una labor de divulgaci¨®n y concienciar a la sociedad¡±. Queda mucho por explorar. Por ejemplo, la relaci¨®n entre ETA y la Stasi. ¡°Para saber si hubo una cooperaci¨®n, har¨ªa falta una investigaci¨®n exhaustiva¡±, dice.
¡°Tambi¨¦n nosotros actuamos con retraso¡±, afirma. ¡°Pero en 1989, Alemania decidi¨® actuar y no hacer las cosas a medias. As¨ª surgi¨® la instituci¨®n en la que trabajo¡±. Desde que el pa¨ªs abri¨® el armario de los esqueletos de la Stasi, los funcionarios del archivo ¡ªhoy, 1.600 empleados¡ª han atendido 10 millones de solicitudes ¡ªtres millones de ciudadanos y el resto de instituciones p¨²blicas¡ª. Solo el a?o pasado fueron 75.000 peticiones. ¡°Podemos decir a un ciudadano qui¨¦n les espi¨®, en qui¨¦n no debieron confiar¡±. Los nombres de pol¨ªticos involucrados no se tachan. ¡°Tienen que vivir con eso, ser responsables de su actuaci¨®n¡±.
El investigador alem¨¢n analiza 150 kil¨®metros de documentos sobre esp¨ªas y delatores
?Saber siempre es bueno? ¡°Desde luego¡±, dice. ¡°En Alemania hubo quien se opuso. Tem¨ªan que la apertura del archivo provocara actos de venganza. Pero hoy podemos decir que abrirlo ha sido una bendici¨®n. Solo si se conoce el pasado se pueden curar las heridas¡±.
¡°Quiz¨¢ Espa?a necesite m¨¢s tiempo para superar su pasado¡±, responde cuando se le pregunta por los 150.000 desaparecidos del franquismo. ¡°Pero en democracia, todas las v¨ªctimas de una dictadura tienen derecho a la informaci¨®n [verdad], a la persecuci¨®n de los autores de los cr¨ªmenes cometidos [justicia], y a una indemnizaci¨®n [reparaci¨®n]. Y de todos esos derechos, para m¨ª, el m¨¢s importante, es el derecho a la informaci¨®n¡±. El derecho a saber.
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