El senador de los mares
La oceanograf¨ªa espa?ola naci¨® hace cien a?os por el impulso del naturalista Od¨®n de Buen
El primer laboratorio biol¨®gico marino que se instal¨® en Espa?a estaba a bordo de una fragata, de nombre Blanca. Era 1886 y en ella hac¨ªa su viaje de formaci¨®n como guardiamarinas un naturalista aragon¨¦s de 23 a?os llamado Od¨®n de Buen. Dos d¨¦cadas m¨¢s tarde, se botaba el primer barco oceanogr¨¢fico espa?ol, en una embarcaci¨®n que hab¨ªa pertenecido a la flota que Juan March dedicaba al contrabando de tabaco entre Argel y Mallorca y que fue requisada en 1908. Hacienda cedi¨® el peque?o la¨²d al Laboratorio Biol¨®gico Marino que hab¨ªa abierto en Porto Pi (Mallorca) el entonces senador por Barcelona Od¨®n de Buen.
No es extra?o, pues, que cuando el 17 de abril de 1914, hace justo cien a?os, se crea el Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa (IEO), uno de los primeros del mundo en su especialidad, detr¨¢s de su impulso est¨¦ una de las biograf¨ªas m¨¢s singulares de la ciencia espa?ola, la de Od¨®n de Buen.
La primera campa?a del Instituto Espa?ol de Oceanograf¨ªa, en 1914, se hizo a bordo de un ca?onero de la Armada
La primera campa?a oceanogr¨¢fica se llev¨® a cabo en el verano de 1914 gracias a los buques que la Armada hab¨ªa puesto a disposici¨®n del IEO. Ese a?o se hizo a bordo del ca?onero N¨²?ez de Balboa y en ella particip¨® Od¨®n de Buen con su hijo Rafael, tambi¨¦n ocean¨®grafo, y los primeros investigadores del instituto: Alfonso Gal¨¢n, Manuel V. Loro y Antonio Becerra. Navegaron por el Mediterr¨¢neo occidental y el estrecho de Gibraltar, y llevaron a cabo 467 operaciones entre sondeos, muestreos de agua superficial y profunda, medici¨®n de temperatura y de transparencia y pescas de hasta mil metros de profundidad. Relata Od¨®n de Buen en sus memorias: "Era para nosotros el comienzo de la realizaci¨®n de un sue?o, el principio de una nueva era en el cultivo de la biolog¨ªa en nuestro pa¨ªs. Quer¨ªamos tener una idea general en poco tiempo de los caracteres oce¨¢nicos de todo nuestro litoral".
Para ser protagonista de estos hechos, Od¨®n de Buen utiliz¨® todos los resortes a su alcance ¡ªy fueron muchos¡ª para cumplir la que consideraba la misi¨®n de su vida: la creaci¨®n de un centro de investigaci¨®n, con laboratorios en todas las costas nacionales, dedicado al conocimiento del mar y al desarrollo de la pesca. Fue tan moderno en su concepci¨®n que, 100 a?os despu¨¦s, sigue plenamente vigente el ideario con el que fund¨® el IEO. Su personalidad fue tan arrolladora que, tras la Guerra Civil, hubo de ser cuidadosamente olvidada para que su larga sombra republicana no pusiera en peligro el instituto, que estuvo a punto de desaparecer por ser un nido de desafectos.
Od¨®n de Buen y del Cos, nacido en 1863 en Zuera, en la recia estepa aragonesa, conoci¨® el mar gracias a su viaje inici¨¢tico con los guardiamarinas, donde, adem¨¢s del mar, conoci¨® una manera distinta de aproximarse al mundo de la ciencia, con menos libros y m¨¢s disecciones, con laboratorios y no con tertulias. Catedr¨¢tico en Barcelona desde 1890, all¨ª tambi¨¦n se dedic¨® a la pol¨ªtica, siempre de la mano de Nicol¨¢s Salmer¨®n, y fue concejal en el Ayuntamiento de Barcelona y luego senador del Reino. Y supo valerse de esos contactos pol¨ªticos para desarrollar la oceanograf¨ªa en Espa?a.
La primera piedra del IEO la coloc¨® en 1906, cuando consigui¨® fundar el Laboratorio Biol¨®gico Marino de Palma de Mallorca, en la cala de Porto Pi. Se hab¨ªan producido varios intentos previos, suyos y de otros, que no llegaron a fructificar, como el del director del Museo Nacional de Historia Natural, Ignacio Bol¨ªvar, el zar de las ciencias naturales. El laboratorio naci¨® sin presupuesto y sin local y, de hecho, hasta 1908 no se inaugur¨® oficialmente, aunque, eso s¨ª, lo hizo por todo lo alto, organizando un viaje de autoridades al que llev¨® periodistas de Barcelona y Madrid.
En 1911 fund¨® otra nueva sede, en M¨¢laga. En todos los casos compet¨ªa por el espacio acad¨¦mico ¡ªy el poder correspondiente¡ª con Ignacio Bol¨ªvar, que hab¨ªa sido su maestro en la universidad y al que le dedic¨® su primer gran libro. Bol¨ªvar contaba con muchos disc¨ªpulos y el apoyo del Ministerio de Instrucci¨®n P¨²blica, pero Od¨®n de Buen supo poner de su lado a la prensa y a la mayor¨ªa del Gobierno, incluido el rey Alfonso XIII, con el que ten¨ªa una buena amistad.
No deja de ser parad¨®jico que el apoyo de la Corona fuera imprescindible para la creaci¨®n del IEO, sobre todo porque Od¨®n de Buen fue un republicano ¨ªntegro que no solo no escond¨ªa sus preferencias pol¨ªticas sino que hac¨ªa campa?a siempre que pod¨ªa, y pod¨ªa casi siempre. El hecho de que el IEO se creara en 1914 se debe precisamente a la presi¨®n que el pr¨ªncipe Alberto de M¨®naco ¡ªel bisabuelo del actual¡ª, uno de los introductores de la oceanograf¨ªa en Europa, marino y ocean¨®grafo ¨¦l mismo y amigo de De Buen, hizo sobre Alfonso XIII.
Cuando se cre¨® el IEO contaba con los dos laboratorios de De Buen (el de Palma y el de M¨¢laga) y una estaci¨®n de zoolog¨ªa marina que hab¨ªa creado en Santander el naturalista Augusto Gonz¨¢lez de Linares en 1886. Hasta la fundaci¨®n del instituto todos ellos depend¨ªan del Museo Nacional de Ciencias Naturales, el de Bol¨ªvar, a quien la creaci¨®n del IEO le pareci¨® una traici¨®n absoluta. De hecho, tres a?os despu¨¦s de la apertura, el centro de Santander a¨²n no depend¨ªa del IEO, sino del museo y, cuando De Buen quiso hacerse con ¨¦l, se organiz¨® una notable disputa administrativa, que implic¨® a Cajal, presidente de la Junta para la Ampliaci¨®n de Estudios, de quien depend¨ªa el museo, y al ministro del ramo. Y, una vez m¨¢s, De Buen se llev¨® el gato al agua gracias a su h¨¢bil manejo de sus contactos pol¨ªticos y los medios de comunicaci¨®n.
En 1923, cuando se instaur¨® la dictadura de Primo de Rivera ¡ªotra paradoja: el dictador era muy amigo de De Buen¡ª, al instituto le fue mejor todav¨ªa y cambi¨® por primera vez de ministerio, pasando del de Educaci¨®n al de Marina, donde le hac¨ªan m¨¢s caso. Fue el primero de los 10 cambios de ministerio que ha tenido a lo largo de su historia. Los a?os veinte supusieron la consolidaci¨®n del IEO, que empez¨® de verdad a solventar problemas pesqueros, como las mareas rojas que aparec¨ªan de vez en cuando, y participaba en campa?as internacionales para estudio de los mares.
El IEO cuenta hoy con nueve laboratorios costeros, 500 investigadores, ocho barcos y un presupuesto de 60 millones de euros. Y sigue, tal y como quiso su fundador, dedicado a la investigaci¨®n en ciencias del mar, la sostenibilidad de los recursos pesqueros y el medio ambiente marino. Poco antes de su muerte, ocurrida en 1945 en el exilio mexicano, De Buen se preguntaba: ¡°?Me sobrevivir¨¢n mis fundaciones oceanogr¨¢ficas?¡±. Y ¨¦l mismo se respond¨ªa: ¡°No sembr¨¦ en arenales est¨¦riles¡±. Cien a?os despu¨¦s se puede decir que ten¨ªa raz¨®n. O
Antonio Calvo Roy es autor de Od¨®n de Buen. Toda una vida. Ediciones 94 (2013).
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