El loto y el euro
Un gran negocio y miles de vocaciones se generan en torno al maestro zen Thich Nhat Hanh El pacifista, con un destacado papel en la guerra de Vietnam, gira estos d¨ªas por Espa?a
Desde que el estadounidense Jim Yong Kim lleg¨® en 2012 a la presidencia del Banco Mundial, la instituci¨®n vive en turbulencia: despidos, traslados... Por eso el a?o pasado, a los empleados de la sede de Washington solo les sorprendi¨® relativamente recibir un correo convoc¨¢ndolos el 10 de septiembre a ¡°un d¨ªa de meditaci¨®n¡± como parte del programa de gesti¨®n del ¡°estr¨¦s de la vida diaria¡±. Los 300 que comparecieron se encontraron con 20 monjes budistas alrededor de Thich Nhat Hanh, el ¨ªdolo espiritual de su presidente. Tras una charla sobre la ¡°plena consciencia¡±, se les invit¨® a ¡°caminar en meditaci¨®n¡± desde la sede en la Calle 19 hasta un cercano parque. Los testigos dicen que el berreo de cl¨¢xones mientras los monjes avanzaban entre los coches con los ojos semicerrados dificult¨® la operaci¨®n de relajarse.
Ahora Thich Nhat Hanh, el l¨ªder pacifista de 88 a?os, el adalid del budismo mahayana, el enemigo del materialismo al tiempo que sabio de referencia de banqueros y empresarios, visita por primera vez Espa?a. El d¨ªa 27 lleg¨® a Madrid en autocar con 50 monjes desde su monasterio en Francia. Esta semana ofici¨® una charla en un teatro de la capital y un retiro privado en El Escorial. La pr¨®xima, en Barcelona, tendr¨¢ dos encuentros m¨¢s e impartir¨¢ unas jornadas con la Universidad de Barcelona sobre c¨®mo aplicar sus t¨¦cnicas zen a la educaci¨®n (entre 180 y 280 euros). En oto?o, cinco de sus disc¨ªpulos viajar¨¢n por Am¨¦rica Latina. Su orden mon¨¢stica, la del Interser, es la que m¨¢s crece en el mundo.
Siguiendo la pasi¨®n zen de Steve Jobs, en los ¨²ltimos dos a?os se han multiplicado los directivos de grandes empresas que defienden que la trascendencia les ha hecho a ellos y a sus empleados m¨¢s felices y productivos. En su gira de tres meses por EE UU, Thich Nhat Hanh se reuni¨® con los 15 CEO de las compa?¨ªas m¨¢s ricas de Silicon Valley y con 700 empleados de Google. Para una audiencia de millonarios, el budista no cambi¨® su discurso: ¡°El tiempo no es dinero, sino vida y amor¡±. Estos encuentros suscitaron gran atenci¨®n; tambi¨¦n las chanzas de The Economist.
Las preguntas se acumulan: ?una nueva cancamusa?, ?esnobismo o espiritualizaci¨®n del capitalismo?, ?c¨®mo compatibilizar el enriquecimiento y el antimaterialismo de la meditaci¨®n?, ?qu¨¦ nexos caben entre el ideal de vaciar nuestras mentes y la revoluci¨®n digital que pretende llenarlas de informaci¨®n? Las respuestas no son evidentes, entre otras cosas porque el Thay (maestro) solo concede entrevistas a quien pasa por un retiro de varias semanas en Plum Village (Ciudad Ciruelo), el monasterio que abri¨® en 1982 cerca de Burdeos y que ahora cuenta con 785 mon¨¢sticos. Y aun entonces solo aclara que no importan lo espurias que sean las razones originales de quienes se acercan a la ¡°aut¨¦ntica¡± plena consciencia, porque esta los convencer¨¢ de que han marrado sus vidas confundiendo ¨¦xito y felicidad.
Thich Nhat Hanh naci¨® en Vietnam en 1926 e ingres¨® en un monasterio a los 16 a?os. En Princeton (EE UU) estudi¨® c¨®mo aplicar principios de la psicolog¨ªa al budismo para dulcificar la doctrina al paladar occidental. Durante la guerra de Vietnam fund¨® el budismo comprometido, partidario de sacar a los monjes de sus templos para detener la sangr¨ªa. En 1966 viaj¨® a Estados Unidos con este prop¨®sito, y all¨ª recab¨® el apoyo de Martin Luther King, que lo propuso para el Nobel de la Paz. En respuesta, Vietnam lo vet¨®; por eso se instal¨® en Francia y fund¨® un monasterio que en verano se abre al mundo. En 1983 se retiraron all¨ª 232 personas; el verano pasado, miles. Cuenta incluso con traductores y retiros para familias con ni?os. Esta pol¨ªtica ha permitido que en Espa?a, a partir de unos cuantos voluntariosos que invirtieron sus veranos entre ciruelos y rapados, se hayan organizado decenas de sanghas (grupos de rezo), desde Calahorra hasta Altea, y que los libros del Thay alcancen cierta repercusi¨®n. Esta semana, Plataforma Editorial public¨® Domar al tigre interior, compendio de sus m¨¢ximas.
El encuentro de Madrid el domingo pasado colm¨® las expectativas. El teatro Lope de Vega, en la Gran V¨ªa, reformado para el musical El Rey Le¨®n, luc¨ªa abarrotado. Las entradas se compraban por grupos de 10 por 220 euros, y solo despu¨¦s se vend¨ªan las sueltas. Bajo el aparataje africano suspendido sobre el escenario se apelotonaban monjes orientales y europeos ataviados con t¨²nicas marrones; las monjas, con la cabeza cubierta por un pa?uelo. Durante una hora protagonizaron una ¡°meditaci¨®n guiada¡± para preparar la llegada del maestro. Con una guitarra, las voces cantaban ¡ª¡°Inspirando, expirando, me siento como una flor¡±¡ª y un monje ense?aba a modular la respiraci¨®n. En las butacas, el p¨²blico acompa?aba la canci¨®n con gestos suaves, casi infantiles, representando una monta?a, flores y el roc¨ªo. Se conjugaban budistas y ecologistas, rastafaris y elegantes se?oras rubias. Algunos espectadores grababan los c¨¢nticos con el tel¨¦fono; otros parec¨ªan dormir con una respiraci¨®n en¨¦rgica y pausada.
Hasta que entra el maestro en escena. Entonces todos se incorporan. Thich Nhat Hanh es un hombre peque?o, de estructura ligera pero recia, movimientos escasos pero ¨¢giles. Se arrodilla en una tarima y comienza a hablar en ingl¨¦s. Durante dos horas desgrana su discurso en mitad de un silencio absoluto. Como buen zen, busca la sabidur¨ªa fuera del discurso racional. ¡°Dejad de pensar. El pensar no nos deja estar aqu¨ª y ahora¡±, afirma entre asentimientos de sus seguidores. Ofrece im¨¢genes sencillas para aplacar la angustia existencial: ¡°El sufrimiento es el barro en el que nace el loto¡±. El objetivo de su doctrina es transmitir a la acci¨®n cotidiana una carga espiritual: plena consciencia de respirar, de caminar, de beber t¨¦ y, a partir ah¨ª, del sufrimiento propio y ajeno, hasta alcanzar la compasi¨®n. ¡°Como individuos podemos contribuir con nuestra energ¨ªa a la colectiva¡±. La circunferencia de sus m¨¢ximas encaja como un anillo en la l¨®gica de la nueva empresa. Tan redondas que igual valen para resolver baches de pareja o crisis globales.
Mientras el maestro habla con su voz aguda, su entorno se ocupa de todo. Monjes budistas se alojan en la cabina de sonido. Durante la gira, la organizaci¨®n tambi¨¦n env¨ªa correos a una lista de inscritos explicando c¨®mo vivir la felicidad de la cercan¨ªa del Thay. ¡°Sabemos que muchas personas no han podido obtener su localidad o su inscripci¨®n¡±, reza uno. ¡°Aun as¨ª, no es el fin del mundo, tenemos soluciones y alternativas. Tenemos sus libros. Podemos retirarnos durante una semana en el monasterio. Podemos participar en alguno de los cursos y retiros impartidos por sus monjes, que se organizan en diferentes puntos de Espa?a durante el a?o¡±.
El maestro explica c¨®mo enfrentarse a la muerte, a las presiones de la sociedad del ¨¦xito, y tambi¨¦n al estr¨¦s diario. ¡°Cuando pasas dos horas con el ordenador olvidas que tienes un cuerpo. No est¨¢s vivo¡±. Por eso invita a descargarse de su web un programa que cada 15 minutos hace sonar una campana para avisar de la necesidad de retomar la respiraci¨®n consciente.
En la fase de preguntas, la devoci¨®n de los seguidores se hace patente, igual que una m¨ªnima secuela de los casi 90 a?os del maestro: su duro o¨ªdo precisa que alguien le repita a la oreja las dudas. Una familia asegura que viene desde Colombia a escucharlo. Siguen preguntas sobre c¨®mo mantenerse concentrado. Una chica pide auxilio en un problema familiar. Despu¨¦s de responderle, sin m¨¢s aviso, Thich Nhat Hanh se levanta de la tarima, se despide con una reverencia y desaparece. Toma su puesto su mano derecha, la hermana Chan Khong, que arranca con una canci¨®n en franc¨¦s e ingl¨¦s y luego explica c¨®mo contribuir a las buenas acciones del maestro en los centros infantiles que mantiene en Vietnam desde la guerra. Recuerda que en la puerta del teatro, los monjes venden a partir de 50 euros sus caligraf¨ªas. Por 10, los CD con las canciones de la Ciudad Ciruelo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.