La laicidad pierde terreno en Europa

No est¨¢ Europa para entonar con sinceridad la Oda a la Alegr¨ªa del poeta Friedrich von Schilller, proclamada como Himno Europeo en 1972 mediante la famosa m¨²sica de Beethoven. Lo sostiene la organizaci¨®n Europa Laica en el pre¨¢mbulo de una llamada Carta europea por la laicidad y la libertad de conciencia, presentada en sociedad con motivo del 9 de mayo, el D¨ªa de Europa oficial. ¡°Ideolog¨ªas como las religiosas y las neoliberales imponen sus formas excluyentes de entender el mundo y las relaciones interpersonales, su moral y sus dogmas particulares, generando enormes desigualdades sociales y econ¨®micas y recortes de derechos a la mayor¨ªa de la poblaci¨®n¡±, sostiene. El acto se desarroll¨® en la Escuela de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense de Madrid con discursos de presentaci¨®n del jurista Jos¨¦ Antonio Mart¨ªn Pall¨ªn, del presidente de Europa Laica. Francisco Delgado, y del directivo de esta organizaci¨®n Andr¨¦s Carmona.

¡°Ha de ser una prioridad de las instituciones de los Estados promover y garantizar la plena libertad de conciencia, de pensamiento y de expresi¨®n de todas las personas, independientemente de su origen o nacionalidad. Asimismo, debe respetarse la estricta separaci¨®n de los Estados respecto de las confesiones religiosas y los particularismos¡±, afirma el primer art¨ªculo de la carta. Los dos siguientes reclaman que los Estados cuiden su independencia respecto a las iglesias y las religiones, rechazando cualquier prohibici¨®n o imposici¨®n por cuestiones dogm¨¢ticas. ¡°Las estructuras c¨ªvicas, jur¨ªdicas, pol¨ªticas, culturales y sociales deben organizarse respetando todas las libertades individuales y colectivas asociadas al inter¨¦s general y al disfrute de los bienes p¨²blicos, sin que intereses particulares de car¨¢cter dogm¨¢tico, ya sean religiosos o no, puedan extenderse al conjunto de la ciudadan¨ªa.¡±, se dice en primer t¨¦rmino.

Tambi¨¦n se exige a los Estados que no cedan a presiones de ning¨²n tipo en la puesta en pr¨¢ctica de los adelantos logrados por las investigaciones cient¨ªficas y tecnol¨®gicas ¡°ateni¨¦ndose ¨²nicamente al marco de las leyes civiles votadas por las instancias democr¨¢ticamente elegidas y legalmente responsables, siempre que no sean producto de interferencias religiosas o particularismos ideol¨®gicos¡±.

Se exige a los Estados que no cedan a presiones en la puesta pr¨¢ctica de los adelantos cient¨ªficos

¡°Las opiniones (o prohibiciones) de tipo religioso no ser¨¢n tenidas en cuenta por la legislaci¨®n europea en tanto supongan elementos de discriminaci¨®n o privilegio alguno en contra de los principios del laicismo. Los Estados tambi¨¦n garantizar¨¢n la libertad de conciencia para que nadie sea sometido a tratamientos m¨¦dicos contra su voluntad ni a pr¨¢cticas innecesarias o degradantes, respetando siempre la voluntad de las persona en su derecho a morir dignamente, legalizando jur¨ªdicamente el derecho a la eutanasia y al suicidio asistido¡±, se a?ade.

Numerosos pol¨ªticos acudieron a la presentaci¨®n de esta carta por la laicidad, con la ausencia destacada del PSOE y el PP, se?alados, sin embargo, durante la lectura del articulado referido a los privilegios de algunas confesiones en muchos Estados europeos. Lo hizo muy severamente Mart¨ªn Pall¨ªn con alusiones concretas a la ¡°evidente confesionalidad cat¨®lica que se vive en Espa?a¡±. Dice al respecto la carta por la laicidad: ¡°Las instituciones europeas asegurar¨¢n su independencia absoluta en relaci¨®n a las confesiones religiosas, a los cleros y a sus influencias confesionales. Los Estados eliminar¨¢n o evitar¨¢n todo tipo de Acuerdos o Concordatos con las confesiones religiosas para evitar limitaciones a la libertad de conciencia o interferencias en las leyes c¨ªvicas comunes al conjunto de la ciudadan¨ªa. Las confesiones no ser¨¢n financiadas por los Estados. Asimismo, deber¨¢ armonizarse el tratamiento fiscal a las entidades religiosas, eliminando todas las exenciones y bonificaciones fiscales de las que se beneficien¡±.

Entre la decena de art¨ªculos de la carta, el cuarto alude a los derechos de las mujeres, muy pertinente y actual, tambi¨¦n, al caso de Espa?a. Dice: ¡°Se garantizar¨¢n, sin ambig¨¹edad, los derechos de las mujeres y la igualdad para participar en la vida pol¨ªtica y social. Ninguna limitaci¨®n debida a especificaciones confesionales, ¨¦tnicas o de pertenencia a una comunidad o corporaci¨®n concreta ser¨¢ tenida en cuenta por las leyes europeas o de sus Estados. La libertad de conciencia de las mujeres para ejercer la maternidad o la interrupci¨®n del embarazo, en el marco de sus derechos sexuales y reproductivos, se ha de poder ejercer en todos los pa¨ªses europeos de forma libre y dentro del ¨¢mbito p¨²blico. Quedar¨¢ prohibida cualquier tipo de violencia contra las mujeres y ser¨¢ motivo de desarrollar una campa?a en contra a nivel mundial por parte de los pa¨ªses europeos¡±.