Breve repaso a la antigua coeducaci¨®n
?C¨®mo se sostiene la separaci¨®n en el aula, acaso existe en la vida?
¡°Dec¨ªa Mar¨ªa Salvo que lo decisivo de aquel 14 de abril de 1931 no fue ese mar de banderas, voces, cantos y entusiasmo que inund¨® el mundo de los adultos. El principio de la Segunda Rep¨²blica espa?ola fue ese d¨ªa que maestros y maestras retiraron el tabique de madera que separaba a los ni?os de las ni?as en las aulas y salieron todos juntos a la terraza de juegos por primera vez¡±. Estas palabras de la historiadora Carmen Agull¨® definen claramente los ideales de un modelo educativo cuyo objetivo era favorecer el respeto entre los sexos, contribuyendo al desarrollo integral de alumnos y alumnas. Introduce, por tanto, una nueva visi¨®n sobre la educaci¨®n de las mujeres con nuevos derechos y conceptos que acompa?an los grandes avances en materia de igualdad en los campos jur¨ªdicos, pol¨ªticos y sociales. El origen de este proyecto se encuentra en la Instituci¨®n Libre de Ense?anza que, ya en 1882, en el Congreso Pedag¨®gico se escuchan voces como la de Joaqu¨ªn Sama que defiende la escuela mixta como una preparaci¨®n para la vida: ¡°Reflexionemos y pensemos que la escuela debe ser copia, en peque?o, de cuanto pasa en la sociedad¡±, dec¨ªa, y preguntaba: ¡°?C¨®mo se sostiene que en la escuela deben los sexos estar separados? ?Por qu¨¦, acaso lo est¨¢n en la vida?¡±.
El modelo coeducativo propone, por tanto, educar en el respeto y la armon¨ªa entre los sexos y contribuir as¨ª a la formaci¨®n ¨¦tica y c¨ªvica de la personalidad, estimulando el desarrollo arm¨®nico de las facultades naturales de los ni?os y de las ni?as.
El encuentro de las alumnas y alumnos en la misma aula fue un cambio esencial para las ni?as y las j¨®venes que se formaron en el periodo republicano, porque pudieron acceder a la instrucci¨®n p¨²blica en las mismas condiciones que sus compa?eros varones, mostr¨¢ndolas expectativas hasta entonces desconocidas de acceso a la instrucci¨®n, a la vida p¨²blica y al mundo profesional.
La victoria de Franco en la Guerra Civil implic¨® la restauraci¨®n del sentido tradicional de la familia. Se derogaron las leyes civiles de la etapa republicana, Se prohibi¨® la coeducaci¨®n y, puesto que seg¨²n el Fuero de los Espa?oles se pretend¨ªa ¡°liberar a la mujer del taller y de la f¨¢brica¡±, tal y como explica Mar¨ªa Cruz del Amo, en la educaci¨®n femenina volvieron a tener un gran peso lo dom¨¦stico y la religi¨®n volviendo a la separaci¨®n de sexos en las aulas y a una educaci¨®n diferenciada reflejo de las distintas funciones sociales de hombres y mujeres. Los curr¨ªculos de chicas y chicos fueron diferentes. En todos los niveles las alumnas deb¨ªan cursar las materias de Hogar y asignaturas comunes, como la Formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional o la Educaci¨®n F¨ªsica, ten¨ªan diferente contenido seg¨²n el sexo de quien las cursara. Para los chicos, la Formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional inclu¨ªa contenidos relacionados con la teor¨ªa pol¨ªtica, siendo el servicio y la atenci¨®n a la familia el contenido de la misma asignatura para las alumnas. Por su parte, los chicos recib¨ªan una especie de formaci¨®n premilitar en las clases de Educaci¨®n F¨ªsica, mientras las j¨®venes se ejercitaban para estar sanas y para afrontar con eficacia futuras maternidades.
Y si bien parece imposible volver al pasado franquista, favorecer la segregaci¨®n por sexos en los centros educativos no deja de evocar un ideario que coloca a la mujer en el modelo tradicional, contribuyendo a aumentar la brecha de la desigualdad y la discriminaci¨®n por g¨¦nero.
Luz Mart¨ªnez Ten es secretaria de Pol¨ªticas Sociales de FETE UGT.
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