Una lujosa comida en el Vaticano enfada al Papa
150 personas disfrutaron de un buf¨¦ de 18.000 euros durante la ceremonia de canonizaci¨®n de Juan XXIII y Juan Pablo II
El pasado 27 de abril, mientras cientos de miles de personas ocupaban las calles de Roma para asistir a la canonizaci¨®n de los papas Juan XXIII y Juan Pablo II, una fiesta muy exclusiva, mitad religiosa mitad mundana, se celebraba en la azotea de la prefectura vaticana de Asuntos Econ¨®micos situada sobre la plaza de San Pedro. Unas 150 personas entre las que destacaban conocidos empresarios, religiosos y periodistas italianos disfrutaron de un generoso buf¨¦ que cost¨® 18.000 euros y que, aunque fue sufragado por dos patrocinadores privados, ha sentado mal al papa Francisco. El encargado de reconocer que Jorge Mario Bergoglio est¨¢ contrariado por una fiesta que no cuadra con su idea de sencillez ha sido el cardenal Giuseppe Versaldi, presidente de la prefectura vaticana de Asuntos Econ¨®micos: ¡°No puedo revelar lo que ha dicho [el Papa]. Le he informado y solo puedo decir que no ha quedado muy contento, por usar un eufemismo. Pero puedo asegurar que estos episodios no volver¨¢n a producirse¡±.
El cardenal Versaldi, quien asegur¨® que no hab¨ªa tenido conocimiento previo de la fiesta que se celebr¨® en la azotea de la prefectura que preside, ha iniciado una investigaci¨®n para saber qui¨¦n organiz¨® realmente el evento. El semanario L¡¯Espresso ¨Cque destapa el asunto en su edici¨®n del viernes¡ª apunta a Francesca Immacolata Chaouqui, una joven relaciones p¨²blicas contratada por el Vaticano para formar parte de la comisi¨®n encargada de reformar las finanzas de la Santa Sede. Chaouqui ha intentado escurrir el bulto acusando al cardenal Versaldi: ¡°Esta historia es una idiotez y se debe a que mis enemigos me quieren desacreditar delante del Santo Padre. Yo estaba all¨ª solo como miembro de la comisi¨®n. No ha llamado a ninguna empresa. Todo lo ha organizado la prefectura. ?Versaldi dice que no sabe nada? Puede decir lo que quiera. Yo no tengo necesidad de hacer lobby en el Vaticano: aquel d¨ªa solo rec¨¦, me tom¨¦ una copa y me fui. Yo estoy concentrada en ayudar a los m¨¢s necesitados, basta ver las fotos de mi Facebook¡±.
Se ha iniciado una investigaci¨®n para saber qui¨¦n lo organiz¨®
El problema ¨Cadem¨¢s de la tirantez entre miembros del Vaticano que recuerdan a las ¨¦pocas anteriores a la llegada de Francisco¡ª es que las fotograf¨ªas que est¨¢n circulando son las de la fiesta y, algunas en particular, han contribuido a aumentar al enfado de Bergoglio. En especial unas en las que se ve al sacerdote espa?ol Lucio ?ngel Vallejo Balda, secretario de la prefectura de Asuntos Econ¨®micos, repartiendo la comuni¨®n con las hostias metidas en un vaso del catering. Vallejo, contactado por el semanario italiano, ha intentado quitarle hierro al asunto: ¡°No hablo de la azotea. Gracias a Dios tenemos otros problemas¡±. Pero su jefe, el cardenal Versaldi, no piensa lo mismo: ¡°Estoy sorprendido e indignado por esta mezcla [entre lo mundano y lo religioso]. He informado a todas las autoridades superiores para intentar encontrar al responsable de todo esto, que choca con el estilo que el papa Francisco quiso dar a esta celebraci¨®n, un estilo de sobriedad y de participaci¨®n popular¡±.
De ah¨ª el contraste entre las fotos de lo que ocurr¨ªa en la calle y la fiesta de la azotea con vistas a la bas¨ªlica. Las im¨¢genes de cientos de miles de personas ¨Cmuchas de ellas venidas de lejos¡ª que hab¨ªan pasado la noche al raso para asistir a la canonizaci¨®n chochan con las de la carpa, c¨®modas sillas y el generoso buf¨¦ que pudieron degustar periodistas famosos como Bruno Vespa ¨Cviejo amigo de Silvio Berlusconi¡ª y hombres de negocios como Marco Carrai, ¨ªntimo de Matteo Renzi. Tambi¨¦n estaba all¨ª el presidente del banco del Vaticano, Erns von Freyberg. Todos ellos fueron invitados mediante una tarjeta con el membrete de la prefectura de Asuntos Econ¨®micos en la que se inclu¨ªa el nombre de los patrocinadores: Assidai, el seguro m¨¦dico de los altos dirigentes, que puso 13.000 euros para las sillas y las estructuras de madera, y la petrolera italiana Medoilgas, que se hizo cargo de los 5.000 euros del buf¨¦. Al pol¨¦mico asunto que vuelve a enfrentar a distintas sensibilidades del Vaticano ya se le conoce como ¡°la guerra santa de la terraza¡±.
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