Chait¨¦n, un lugar t¨¦tricamente hermoso
Hace seis a?os, este pueblo del sur de Chile fue devastado por la erupci¨®n de un volc¨¢n El cineasta argentino Fernando Molina elabor¨® un documental sobre el amor a la tierra
Era de madrugada cuando los vecinos de Chait¨¦n (sur de Chile) escucharon los primeros rugidos del volc¨¢n que custodia los pueblos de la comarca. La ceniza comenz¨® a ser expulsada con fuerza y el derrame de lava luminosa no tard¨® en llegar a tierras bajas. Aquel dos de mayo de 2008 la erupci¨®n provoc¨® da?os severos en los ecosistemas aleda?os, el cierre de carreteras, la cancelaci¨®n de varios vuelos comerciales y el desplazamiento de unas cinco mil personas. Pero, lejos de apaciguarse, la desgracia se acentu¨®. Semanas despu¨¦s, las abundantes lluvias arrastraron las cenizas acumuladas en las laderas del volc¨¢n, los causes de los r¨ªos se obstruyeron y las inundaciones arrasaron con cientos de casas.
En febrero de 2009 ocurri¨® una nueva erupci¨®n y la mayor¨ªa de los habitantes de Chait¨¦n perdieron las esperanzas de volver a la tierra donde nacieron y crecieron. Una veintena de ellos, sin embargo, decidi¨® aferrarse a sus da?ados hogares (ya sin sus animales, sin agua, sin luz). ¡°Eso me atraves¨®. El tema de refugiarse, de que no toquen tu mundo, de que no te arrebaten algo que es tuyo, me motiv¨® a hacer un documental. Adem¨¢s, pocas veces ocurre algo que tiene que ver con lo social y que, al mismo tiempo, es tan atractivo visualmente. Era un tema y un lugar t¨¦tricamente hermoso, ?no es cierto?¡±, dice Fernando Molina (Buenos Aires, 1980), quien lleg¨® con una c¨¢mara y dos micr¨®fonos viejos a Chait¨¦n dispuesto a realizar un documental sobre el amor a la tierra. ¡°Desde el principio supe que acabar¨ªamos el rodaje cuando el gobierno chileno dijera si le permitir¨ªa a la gente quedarse en su pueblo o si consideraba que el peligro era latente y era mejor reubicarlos en otro lugar. Pero para ver todo ese proceso fueron necesarios nueve viajes a lo largo de cuatro a?os.¡±
Molina era un ni?o de dos a?os cuando se fue con sus padres de Buenos Aires a los bosques de Bariloche. Viv¨ªa en una casa cerca de un arroyo y pasaba las tardes jugando entre los ¨¢rboles y viendo las pel¨ªculas que alquilaba su padre. Cuando creci¨® volvi¨® a la capital de Argentina para estudiar periodismo, se especializ¨® en fotograf¨ªa y producci¨®n audiovisual y lleg¨® a ser jefe del departamento multimedia del diario La Naci¨®n. ¡°Pero hubo un momento en que ya estaba medio saturado del tema y quer¨ªa arrancar en el cine. Y busqu¨¦ centrarme en un algo atractivo.¡±
Hace unas semanas, abri¨® su correo electr¨®nico y se encontr¨® con uno de los mensajes m¨¢s alentadores que ha recibido en toda su vida. Desde Gibara, a unos 800 kil¨®metros de La Habana (Cuba), le avisaban de que hab¨ªa obtenido el Premio al Mejor Documental del Festival Internacional de Cine Pobre por Refugiados en su tierra, su ¨®pera prima. Dedicado a distinguir la calidad de pel¨ªculas realizadas con menos de 300.000 d¨®lares, el jurado del certamen quiso honrar ¡°el retrato po¨¦tico¡± de un grupo de personas aferradas al pueblo donde nacieron, sin importarles que la furia de un volc¨¢n lo haya devastado, hecho durante cuatro a?os con un una c¨¢mara digital, dos micr¨®fonos viejos y una Notebook.
¡°Me parece que si uno invierte tiempo en armar una buena historia, el resultado es mucho m¨¢s rico, ?viste?¡±, dice con satisfacci¨®n este director de cabello alborotado y hablar pausado en Madrid, donde hace unos d¨ªas present¨® su documental en la Casa de Am¨¦rica. ¡°Pod¨ªamos haber rentado una combi, dos c¨¢maras y un sonidista, ir al lugar, hacer entrevistas y luego editarlas. Pero quer¨ªamos hacer algo distinto. Y solo pod¨ªamos conseguirlo si invert¨ªamos mucho tiempo en la filmaci¨®n¡±, agrega.
El director que creci¨® en los bosques de Bariloche lleva seis meses presentando su primer largometraje en festivales iberoamericanos de cine y, ante el ¨¦xito obtenido, ya ha puesto en marcha su segundo proyecto con pocos recursos. Ha pasado varios d¨ªas entrevistando a psic¨®logos argentinos exiliados en Barcelona. ¡°Mir¨¢: no s¨¦ todav¨ªa en qu¨¦ voy a acabar. Por ah¨ª descubr¨ª a una psicoanalista que, por la Guerra Civil, se fue de Espa?a a Argentina y luego, por la dictadura, se fue a M¨¦xico. Y eso tambi¨¦n es interesante, ?no?¡±.
Chait¨¦n recuper¨® a m¨¢s de tres mil de sus habitantes, los pescadores volvieron a lanzar los anzuelos a sus r¨ªos y ahora es un lugar de mayor inter¨¦s para los turistas, quienes no solo realizan excursiones y rafting, pues suelen preguntar por c¨®mo fueron superados los da?os de aquellas apocal¨ªpticas erupciones. Dicen las autoridades chilenas que las supervisiones de la actividad s¨ªsmica y volc¨¢nica indican que, por ahora, no hay peligro. Pero el volc¨¢n sigue ah¨ª y puede volver a desatar su furia.
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