Cienci¨®logos en tierra infiel
La religi¨®n de las estrellas de Hollywood pugna por encontrar un sitio en Espa?a
La pareja se resiste a entrar, a pesar de la amable perseverancia del tipo que les invita, una y otra vez, ¡°a ver un v¨ªdeo, muy breve¡±. Al final pasan de largo. La escena se desarrolla un domingo de primavera ante la sede madrile?a de la Iglesia de la Cienciolog¨ªa de Espa?a, un antiguo convento que cost¨® 12 millones de euros. Han pasado 34 a?os desde que la religi¨®n creada en 1954 por el escritor estadounidense L. R. Hubbard se instalara en Espa?a y casi una d¨¦cada desde que abri¨® su espl¨¦ndida sede, a dos pasos del Congreso de los Diputados, pero la Cienciolog¨ªa sigue pugnando por encontrar su sitio en Espa?a. ¡°Han hecho una gran inversi¨®n econ¨®mica, pero con escasos resultados¡±, opina un estudioso de las religiones que pide anonimato.
¡°Las cosas van muy bien¡±, dice, en cambio, Iv¨¢n Arjona, tarraconense de 34 a?os (cienci¨®logo desde los 17), que preside la iglesia espa?ola. A los 13 centros de culto con que cuentan en Espa?a se a?adir¨¢ pronto otro en Bilbao, aunque sigue siendo un sue?o encontrar una sede en Barcelona a la altura de la madrile?a. ¡°El mercado inmobiliario estaba all¨ª por las nubes ya en 2005¡±, argumenta Arjona. El dinero no sobra, y figurar en el Registro de Entidades Religiosas, un logro conseguido en 2007 tras muchos esfuerzos, no se ha traducido en ventajas econ¨®micas.
¡°Es muy f¨¢cil inscribir una confesi¨®n religiosa, pero, hoy por hoy, esto no da derecho a casi nada; solo sirve para conseguir personalidad jur¨ªdica civil y un aura de respetabilidad¡±, dice Javier Mart¨ªnez-Torr¨®n, catedr¨¢tico y responsable del Departamento de Derecho Eclesi¨¢stico del Estado de la Universidad Complutense de Madrid. Tampoco representa beneficios fiscales, porque, a?ade, ¡°solo disfrutan de ellos las religiones con arraigo demostrado que han firmado acuerdos con el Estado¡±, es decir, la Iglesia cat¨®lica, y las federaciones protestante, jud¨ªa e isl¨¢mica. Fuera de ese marco, ni siquiera las donaciones desgravan.
Arjona defiende que una religi¨®n debe autofinanciarse. Pero en Espa?a, seg¨²n su estimaci¨®n, apenas hay 11.000 cienci¨®logos. Feligreses que pagan por su adoctrinamiento religioso. Transitar el puente de la libertad hasta la liberaci¨®n del esp¨ªritu que propone la Cienciolog¨ªa exige una inversi¨®n econ¨®mica. Cuesta dinero la auditaci¨®n, que consiste en contar la propia vida ¡ªconectado a un galvan¨®metro o E-Meter (similar al detector de mentiras)¡ª a un experimentado cienci¨®logo que escucha para descubrir los puntos de conflicto. Y tambi¨¦n los cursos de estudio de las escrituras, m¨¢s caros a medida que se avanza. ¡°Los hay tambi¨¦n de 20, de 40, de 100 y de 500 euros. Y la formaci¨®n de auditor, que dura seis meses y cuesta 6.000 euros, es similar, por precio, a la de un m¨¢ster cualquiera¡±, dice Arjona.
La financiaci¨®n depende de los 11.000 feligreses espa?oles, que pagan por su adoctrinamiento
El presidente ocupa un peque?o despacho en la quinta planta del edificio. Viste traje negro, uniforme de la organizaci¨®n del mar ¡ªalgo as¨ª como la orden sacerdotal interna¡ª, a la que pertenece. Pese a su juventud, Arjona se ha curtido en la defensa de su religi¨®n, que vivi¨® episodios muy duros al poco de instalarse en Espa?a. En 1988, decenas de sus miembros y hasta su presidente internacional fueron detenidos por la polic¨ªa en Madrid, y 15 de ellos, llevados a juicio, que se resolvi¨® con sentencia absolutoria en 2001. Quiz¨¢ por eso, Arjona est¨¢ muy pendiente de lo que se publica en Espa?a sobre la Cienciolog¨ªa, y suele escribir cartas de protesta cada vez que ve algo que considera inadecuado. Le indigna, por ejemplo, que se califique a Hubbard de escritor de ciencia-ficci¨®n. ?Acaso no lo era? ¡°S¨ª, pero escribi¨® sobre muchas cosas m¨¢s¡±.
Y es que Lafayette Ronald Hubbard es profeta y dios de la religi¨®n que cre¨® a partir de sus investigaciones en el campo de la psicolog¨ªa, y que dej¨® plasmadas en su superventas Dian¨¦tica. La ciencia moderna de la salud mental, publicado en 1950. La Iglesia de la Cienciolog¨ªa (presente en m¨¢s de un centenar de pa¨ªses) ech¨® la casa por la ventana en 2011 para festejar el centenario de su nacimiento, con una biograf¨ªa oficial de 16 tomos que cuesta 300 euros y est¨¢ a la venta en sus iglesias.
Nacido el 13 de marzo de 1911 en un pueblecito del Estado de Montana (Estados Unidos), fallecido en su rancho californiano en 1986, Hubbard es objeto de apasionados amores y odios. Hollywood le dedic¨® incluso una pel¨ªcula, The Master. ¡°No la he querido ver¡±, dice Arjona con un gesto inequ¨ªvoco de la mano. Prol¨ªfico escritor, aventurero y explorador, seg¨²n sus admiradores fue h¨¦roe de la II Guerra Mundial y un talento capaz de desentra?ar el alma humana. Sus adversarios lo presentan, en cambio, como un h¨¢bil manipulador que embelleci¨® su curr¨ªculo con inexistentes heridas de guerra y proezas de explorador exageradas. Quiz¨¢ lo m¨¢s pintoresco sea que entre los cr¨ªticos m¨¢s ¨¢cidos figuran su propio hijo y uno de sus nietos.
Algo deb¨ªa de tener Hubbard para arrastrar a su reci¨¦n horneada fe, en los a?os sesenta, a gente tan notable como el escritor William S. Burroughs. Y es que las celebridades siempre fueron su debilidad. ¡°Ten¨ªa muy clara la importancia de los artistas para forjar sue?os¡±, dice Arjona. Para ellos se abrieron centros especiales en Hollywood, donde se reclutaron a estrellas como Tom Cruise, John Travolta, Kirstie Alley, Anne Archer o Juliette Lewis. En Espa?a, sin embargo, la Cienciolog¨ªa prefiere al ciudadano de a pie. De hecho, no cuenta con feligreses famosos. M¨®nica Cruz y Mar¨ªa Luisa Merlo, que asistieron a la inauguraci¨®n de la sede madrile?a, ¡°son solo simpatizantes¡±, aclara el presidente.
¡°Sus pr¨¢cticas muestran tanto un funcionamiento de grupo sectarizado¡±, opina un experto
Uno de los caballos de batalla contra la Cienciolog¨ªa es el secreto que rodea a parte de sus escrituras. En 1985, a ra¨ªz del juicio interpuesto por uno de los muchos cienci¨®logos ap¨®statas en Los ?ngeles, qued¨® al descubierto la g¨¦nesis del mundo, seg¨²n est¨¢ confesi¨®n. Hace 75 millones de a?os, el tirano Xen¨², que reinaba sobre las galaxias, decidi¨® eliminar el exceso de poblaci¨®n confinando a los habitantes sobrantes en volcanes en la tierra, sobre los que arroj¨® potentes bombas. Las almas atormentadas de estas v¨ªctimas se arracimaron as¨ª en los seres vivos, y desde entonces nos atormentan en nuestras sucesivas vidas.
¡°Todo eso es falso¡±, protesta Arjona, aunque no ha llegado todav¨ªa al nivel que le habilita para conocer ese material. ¡°No lo he le¨ªdo ni quiero verlo, sea verdad o mentira. Conf¨ªo en mi estructura. En nuestra religi¨®n se considera da?ino ese conocimiento para alguien que no est¨¢ en el nivel adecuado¡±.
Alejandro Frigerio, doctor en Filosof¨ªa e investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas de Buenos Aires, atribuye ese secretismo a que la Cienciolog¨ªa ¡°es una religi¨®n inici¨¢tica, por eso es normal que el conocimiento se vaya revelando en la medida en que se transitan etapas que preparan al individuo para entender los conocimientos que recibir¨¢ en otras posteriores¡±, explica por correo electr¨®nico. Pero otros lo consideran un s¨ªntoma m¨¢s de su naturaleza de secta. ¡°Tanto sus pr¨¢cticas de atracci¨®n y seducci¨®n de nuevos miembros (que buscan finalmente engullir a las personas) como sus pr¨¢cticas de mantenimiento y retenci¨®n de los mismos (basadas en estrategias que buscan doblegar emocional y espiritualmente a las personas), as¨ª como las diversas medidas encaminadas a evitar su defecci¨®n (presiones emocionales coercitivas), muestran con claridad tanto una estructura como un funcionamiento de grupo sectarizado¡±, opina Miguel Perlado, psic¨®logo y especialista en sectas, afincado en Barcelona. Perlado considera que tambi¨¦n hay sectas dentro de la Iglesia cat¨®lica y ONG que funcionan como tales.
Aun as¨ª, el periodista Gabriel Carri¨®n, autor de Cienciolog¨ªa. La batalla m¨¢s larga, un relato de las dificultades iniciales de esta confesi¨®n en Espa?a, cree que ¡°ha terminado la etapa de desprestigio y comienza la etapa de intento de normalizar las relaciones con una sociedad que sigue anclada en historias falsas relacionadas con ella¡±. Carri¨®n est¨¢ seguro de que la Cienciolog¨ªa acabar¨¢ por encontrar su hueco. Aunque nadie se atreve a pronosticar cu¨¢ndo.
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