El Tribunal Supremo de EE UU blinda la privacidad de los tel¨¦fonos m¨®viles
La Corte establece que la polic¨ªa necesita una orden judicial para acceder a los datos
En una decisi¨®n un¨¢nime, los jueces del Tribunal Supremo de Estados Unidos concluyeron este mi¨¦rcoles que la polic¨ªa no puede acceder a la informaci¨®n del tel¨¦fono m¨®vil de un detenido sin una orden judicial. La sentencia supone un importante respaldo a la privacidad en la era digital, justificada adem¨¢s por la cantidad de informaci¨®n personal que alojan los dispositivos m¨®viles m¨¢s avanzados.
¡°No podemos ignorar que esta decisi¨®n tendr¨¢ un impacto en la capacidad de las autoridades para luchar contra el crimen¡±, escribe en la sentencia el juez John Roberts. El presidente de la Corte admite que ¡°la privacidad tiene un precio¡± y que s¨®lo en casos de emergencia -que deber¨¢ determinar un tribunal- se podr¨¢ acceder a un tel¨¦fono sin el permiso de un juez.
¡°Los tel¨¦fonos modernos no son un aparato tecnol¨®gico m¨¢s. Con toda la informaci¨®n que contienen, y toda la informaci¨®n que pueden revelar, contienen tambi¨¦n la vida privada de muchos estadounidenses¡±, asegura Roberts. En su descripci¨®n sobre la ubicuidad de los m¨®viles en la vida cotidiana, el juez a?ade que ¡°un visitante cualquiera de Marte podr¨ªa concluir que son una parte importante de la anatom¨ªa humana¡±.
La m¨¢xima instancia judicial del pa¨ªs estudi¨® esta primavera dos casos que, por primera vez, planteaban d¨®nde est¨¢ el l¨ªmite de las competencias de las fuerzas de seguridad y comienza la privacidad de los ciudadanos, en relaci¨®n con el uso de tel¨¦fonos m¨®viles. En el primero de ellos, un hombre fue condenado por su vinculaci¨®n con un suceso en San Diego a trav¨¦s de una fotograf¨ªa que la polic¨ªa encontr¨® en su tel¨¦fono. En el segundo, la polic¨ªa busc¨® en el tel¨¦fono de un sospechoso de tr¨¢fico de drogas para dar con el n¨²mero de un narcotraficante y vincular as¨ª con los estupefacientes hallados en la vivienda de ¨¦ste.
El Supremo ha dado la raz¨®n a organizaciones y medios de comunicaci¨®n que defendieron que los tel¨¦fonos equivalen a los ordenadores, capaces de alojar importantes cantidades de datos privados
La Administraci¨®n Obama argument¨® en ambas instancias que los tel¨¦fonos m¨®viles no deber¨ªan disfrutar de una protecci¨®n m¨¢s amplia que la que recae sobre otras pertenencias del sospechoso en el momento de ser detenido. El Tribunal Supremo ha dado sin embargo la raz¨®n a organizaciones de derechos civiles y medios de comunicaci¨®n que defendieron que los tel¨¦fonos equivalen ya a los ordenadores, capaces de alojar importantes cantidades de datos privados.
"Este dictamen cierra un vac¨ªo legal al que se enfrentan los periodistas que emplean tel¨¦fonos m¨®viles para recabar informaci¨®n", afirm¨® en un comunicado el coordinador del Centro para la Protecci¨®n de los Periodistas, Geoffrey King. "Hoy el supremo ha reconocido que para que los ciudadanos se pueden beneficiar de la tecnolog¨ªa, debemos limitar la capacidad de los gobiernos para explotarla para sus propios fines".
La sentencia recoge el desaf¨ªo que supone en este momento limitar a efectos legales, por ejemplo, la consideraci¨®n de un m¨®vil como si solo fuera un tel¨¦fono. ¡°Tambi¨¦n los podr¨ªamos llamar c¨¢maras, reproductores de v¨ªdeo, agendas, calendarios, grabadoras, bibliotecas, diarios, televisiones, mapas o peri¨®dicos¡±, dice Roberts.
A pesar de la decisi¨®n un¨¢nime, el juez Samuel Alito, del ala conservadora del Tribunal, redact¨® su propia opini¨®n adjunta a la sentencia. En ella alega que un asunto tan sensible como la protecci¨®n de la privacidad deber¨ªa ser resuelto por el poder legislativo y no por los jueces. Los legisladores, asegura ¡°est¨¢n en un mejor lugar para estudiar y responder a los cambios que ya han ocurrido y aquellos que llegar¨¢n en un futuro¡±.
Seg¨²n datos del Centro Pew de Investigaci¨®n, el 91 por ciento de los estadounidenses tienen un tel¨¦fono m¨®vil y m¨¢s de la mitad de estos son smartphones con conexi¨®n a Internet. La sentencia del Supremo llega adem¨¢s un a?o despu¨¦s de las primeras revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje masivo de la Agencia de Seguridad Nacional. Sus informaciones sobre el sistema de almacenamiento de datos de llamadas telef¨®nicas personales dispar¨® entonces la preocupaci¨®n por la capacidad del Gobierno para vigilar a sus ciudadanos.
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